Ratas
«Y si al caminar por las habitaciones ahora, verías las sábanas grises sucias subiendo y bajando como las olas del mar.
»
«Subiendo y bajando con qué?»
`¿Por qué, con las ratas arrastrándose debajo de ellos.»
UT fue ratas? Se lo pregunto porque en otra historia que no era. No puedo poner una fecha para la historia, pero yo era joven cuando lo oí, y el cajero era viejo.
Sucedíó en Suffolk, en un lugar donde la carretera de la costa sube una pequeña colina a medida que viaja hacia el norte. En la cima de la colina, a la izquierda, se encuentra una casa alta y estrecha construido alrededor de 1770. Detrás de ella están los jardines y otros edificios, y delante de salud se encuentra abierto con vistas al mar lejano. La casa fue una vez una posada conocida, aunque creo que pocas personas estancia allí.
Para esta posada carne Sr. Thomson, un joven de la Universidad de Cambridge, en la búsqueda de la paz y un entorno agradable en el que estudiar. Se encontró tanto, el posadero y su esposa kepi una casa confortable, y el Sr. Thomson era el único invitado.
Se clima primaveral y los días de multa al Sr. Thomson pasado
muy feliz. Su plan era quedarse un mes: el estudio de toda la mañana, caminar en el páramo de la tarde, y hablando con la gente local en el bar por la noche.
En uno de sus paseos horno el páramo que carne en una piedra blanca grande con un agujero cuadrado en la parte superior. No cabe duda de que una vez había ocupado un cargo de algún tipo. Miró a su alrededor en el desierto muy grande, abierta y más allá, el mar brilla en la luz del sol brillante y decidíó que la piedra que probablemente una vez que sosténía un cartel para guiar a los marineros locales a sus honres.
En la barra de esa noche se habló de la piedra y su idea de que lo hubiera hecho, tal vez, una vez que sosténía un cartel, para guiar a los navegantes.
«Sí», dijo el Sr. Betts, el ventero, He oído que podía ver desde el mar, pero lo que estaba allí se cayó mucho antes de que fuera el tiempo. »
«Una buena cosa que lo hizo, también,» dijo uno de los aldeanos. «No fue un signo de suerte – eso es lo que los ancianos decían. No es una suerte para la pesca, quiero decir.
»¿Y por qué no?» , dijo Thomson.
«Bueno, yo nunca lo vi, ‘aríswered la otra. «Pero los pescadores de edad tenía algunas ideas extrañas, y 1 no se sorprendería si se detuvieron por ellas mismas.»
Era imposible para conseguir algo más claro que esto, y pronto la gente empezó a hablar de otra cosa.
Un día, el Sr. Thomson ha decidido no tener una caminata en la tarde, pero para seguir estudiando. Regresó a su habitación después de un almuerzo temprano y leer hasta las tres. Luego dejó el libro, se levantó y salíó finto el paso, pensando que habría un descanso de cinco minutos.
La casa estaba en completo silencio. Récordó que era día de mercado y todos se habían ido finto la tocan locales.
Mientras estaba allí, la idea de carne a él para ver las cuatro salas de otros a lo largo del pasaje. Estaba seguro de que la Bettses no le importaría. La sala de enfrente de su era grande, pero no tenía vistas al mar. Los dos siguientes fueron más pequeños que la suya con sólo una ventana cada uno – su tenía dos. Caminó por el pasillo a la puerta del fondo y encontró que estaba cerrada con llave.
Thomson decidíó que tenía que ver que inciden habitación, tal vez la clave de su habitación se abriera la puerta. No lo hizo, por lo que a buscar las llaves de las otras tres habitaciones y probado. Uno de ellos encajaba en la cerradura y abríó la puerta.
La habitación tenía dos ventanas que miran al sur y el oeste, y el sol brillante y caliente llenó la habitación. Aquí no había Carpes. Sólo tarima de madera, sin fotos, sin muebles, a excepción de una cama en el rincón más alejado – una cama de metal cubierto con una manta de color gris azulado ¬. No se puede imaginar una habitación más común. Pero había algo que hizo Thomson Glose la puerta muy rápidamente y muy silenciosamente detrás de él, y luego apoyarse en la pared en el pasillo, temblando.
Bajo la manta que alguien estaba, y no sólo estaba, pero se movíó. Sin duda fue alguien y no algo, porque el chape de la cabeza y el cuerpo estaba claro bajo la manta. Sin embargo, todo estaba cubierto, y nadie se encuentra con la cabeza cubierta, excepto una persona muerta y no estaba muerto, no truli muertos, porque se movía y temblaba.
Thomson trató de decirse a sí mismo que estaba imaginando cosas. Pero en este día de sol brillante que era imposible. ¿Qué debe
lo que hace? En primer lugar, cierre la puerta. Con una mano temblorosa, giró la llave en la cerradura, pero mientras lo hacía, se hizo un poco de ruido, y al mismo tiempo sofí pasos se escucharon hacia la puerta. Thomson corríó a su habitación y se encerró en, aunque sabía que era inútil. ¿Cómo podría dejar de puertas y cerraduras de lo que sospechaba? Se quedó escuchando durante varios minutos, pero no carne de sonido del pasaje.
Con una mano temblorosa, giró la llave en la cerradura.
Ahora ya no podía pensar en qué hacer. Quería hacer las maletas y salir de la posada de una vez, pero sólo por la mañana le había dicho el señor y la señora Betts, que se quedaría para otra semana. Si dejó de pronto, seguro que adivinar la razón.
Entonces se le ocurríó, ya sea el Bettses sabía de la criatura en esa habitación, pero aún quedaba en la casa, o que no sabían nada al respecto. Tal vez sabían lo suficiente como para hacer que mantener la habitación cerrada con llave, pero no lo suficiente para hacerlos salir de la casa. En cualquier caso, no parecen tener miedo de lo que había en esa habitación, así que ¿por qué debería tener miedo de él? Decidíó quedarse una semana más como lo había arreglado.
Como pasaban los días, Thomson escuchó atentamente los sonidos de la habitación al final del pasaje, pero no oyó nada. Por supuesto que no podía pedir al señor o la señora Betts sobre él, y que no creía que podía pedir cualquier otra persona. Sin embargo, él tenía muchas ganas de encontrar algún tipo de explicación, por lo que decidíó que iba a tratar de ver el interior de la habitación cerrada con llave una vez más antes de salir de la posada.
Él hizo un plan sencillo. El orador dispondrá de dejar por un tren de la tarde y habría puesto su equipaje en el carro de la estación. Luego, justo antes de salir, se iba al piso de arriba para asegurarse de que no había dejado nada atrás. Pero, en lugar de ir a su habitación, se iría a la otra. Se puso de petróleo en la clave para hacer más fácil para abrir la puerta sin hacer ruido.
Su último día llegó. Tras el almuerzo de su equipaje fue llevado abajo y poner en el carro de la estación. El Sr. Y la Sra. Betts carne a la puerta para decir adiós. Thomson les dio las gracias por hacerle tan cómodo y que le dio las gracias por quedarse con ellos. Entonces, como había planeado, Thomson dijo:
Voy a comprobar que no he dejado un libro o algo en mi
habitación. No, por favor no te preocupes, yo mismo lo puedo hacer. »
Se apresuró a subir las escaleras hasta la habitación cerrada, girar la llave en silencio y abríó la puerta. Él casi se echó a reír. De Pisa, o tal vez sentado, en el borde de la cama era – nada más que un espantajo común! Un espantapájaros del jardín, por supuesto, acaba de poner distancia, en la sala vacía …
Sí, pero de pronto dejó de diversión. No espantapájaros tienen pies ósea? Hacer rodar la cabeza de lado a lado sobre sus hombros? ¿Tienen las cadenas de metal alrededor del cuello? ¿Pueden levantarse y moverse por el suelo, con la cabeza y el tapiz rodante Glose a su lado … Y agitar con el frío?
Thomson cierra la puerta con un golpe, bajó las escaleras y se cayó en un desmayo en la puerta de la posada. Cuando se tomó conciencia de nuevo, el Sr. Betts estaba de pie sobre él con un vaso de whisky y un rostro serio.
Tou no debe hacerlo, señor «, dijo Betts. «No deben ir a buscar en los secretos de la gente, sobre todo cuando han hecho todo lo posible para que usted se sienta cómodo.
Thomson dijo que lo sentía mucho, pero el ventero y su esposa lo encontró difícil de aceptar sus disculpas.
«Quién sabe qué daño le hacen a la narre bien de la posada? Dijo el Sr. Betts, y su esposa estuvo de acuerdo.
En Thomson última logró hacer que el señor y la señora Betts creer que él no diría nada acerca de lo que había visto. En ese momento había perdido el tren, pero decidíó entrar en tocan y pasar la noche en el hotel a la estación.
Antes de irse, el Sr. Betts le contó lo poco que sabía.
«Dicen que solía ser el ventero allí hace muchos años, y trabajó con los ladrones que robaron y asesinaron a los viajeros en el páramo. Es por eso que fue ahorcado – en las cadenas, dicen, hasta en la horca en la que la piedra blanca que viste. Sí, los pescadores, sacó la horca payaso,
«Es por eso que fue ahorcado – en las cadenas, dicen.»