EL TEATRO ESPAÑOL DESPUÉS DE LA Guerra Civil:

La Guerra Civil agravó la situación de crisis en España y algunos de los más importantes dramaturgos desaparecieron como Federico García Lorca, cuyo asesinato acabó con su prometedora carrera teatral. Otros autores como Max Aub o Alejandro Casanova tuvieron que exiliarse y desarrollar su teatro fuera de España. A la desaparición de autores hay que añadirle la fuerte crisis económica que sufríó el país en los años posteriores a la guerra y la instauración de la censura que limitaba enormemente la libertad expresiva. La burguésía constituía la mayor parte del público del teatro, buscando evasión y entretenimiento. Por ello los promotores teatrales dejan atrás las innovaciones de principios del Siglo XX y desarrollan el teatro comercial, siguiendo la línea de la comedia burguesa de Jacinto Benavente.  La aparición de un público joven en los años 50 más abierto a innovaciones favorece el desarrollo de los teatros de cámara y ensayo y los grupos de teatro universitario (TEU). Rompiendo con el Realismo de la comedia burguesa y el teatro cómico, aparece el teatro de humor que ha sido relacionado con el teatro del absurdo europeo. Entre sus autores más importantes destacan Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, cuya obra más importante es Tres sombreros de copa. Por otro lado se encuentra el teatro realista, tendencia más representada en la posguerra, que propone llevar a los escenarios conflictos sufridos por los españoles de la época para que el espectador tome conciencia de ellos y adopte una actitud crítica. Entre los autores de esta tendencia destaca Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera
), Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte) y el grupo Teatro de Agitación Social. El teatro de Buero Vallejo pasa por todas las tendencias carácterísticas de la posguerra y sus obras se clasifican en tres grupos:

-Drama social y existencial. Esta etapa abarca desde 1946 hasta 1957. En ella combina la temática existencial y social de la época contemporánea con técnicas dramáticas tradicionales (progresión lineal de la acción dramática, escenario único, verosimilitud en la presentación de personajes y ambientes y empleo de un lenguaje sencillo y directo). La obra más representativa es Historia de una escalera, que nos muestra las penurias y frustraciones de cuatro familias de clase baja. La obra, ambientada en un espacio propio del sainete, muestra la incapacidad de los personajes para mejorar sus condiciones de vida y abandonar la escalera, símbolo del estancamiento de la sociedad española de la época. -Drama histórico. Esta etapa se inicia en 1958 con Un soñador para el pueblo, que recrea el motín de Esquilache que muestra el fracaso en la modernización española. Las obras de esta época muestran innovaciones temáticas y formales (recreación de episodios históricos, escenarios simultáneos, aparición del personaje narrador y fragmentación de la trama en distintos cuadros). -Teatro experimental. Esta etapa se inicia en 1971 con el estreno de La llegada de los dioses. Se emplean los temas y técnicas de la etapa anterior aunque se intensifica la experimentación formal. La acción llega al espectador por medio de la visión subjetiva de uno de los personajes: es el llamado efecto de inmersión, ya presente en la segunda etapa, que se consigue mediante el empleo de recursos lumínicos y de tramoya. Otra obra destacada de esta etapa es La fundación. En la evolución del teatro de Buero Vallejo y Alfonso Sastre influyó el conocimiento de las corrientes innovadoras del teatro europeo que retomaron la experimentación de la época de las vanguardias. Durante los años 20 dramaturgos como Meyerhold, Piscator o Bretch crearon un teatro caracterizado por el antirrealismo de la escenografía, la importancia concedida a la expresión corporal y por la creación de un distanciamiento que permitía al espectador mantener en todo momento la perspectiva crítica. En los años 30 Artaud puso las bases del teatro de la crueldad que primaba la generación de emociones en el espectador que sirviesen para romper sus prejuicios ideológicos y morales. Ya en los años 50 con el estreno de La cantante calva de Ionesco, se inicia la corriente del teatro del absurdo que pretende mediante situaciones insólitas y un lenguaje que rompe con la lógica poner en evidencia el sinsentido de la vida. Otro autor destacado del teatro de posguerra es Fernando Arrabal, que produce la mayor parte de su obra en Francia bajo el influjo de las vanguardias y las corrientes de renovación del teatro europeo. Sus obras se caracterizan por el afán de originalidad y su empeño en cuestionar los valores morales del espectador. Se distinguen tres etapas: -El primer teatro. Se encuentra próximo a la estética del absurdo con obras como Pic-nic, tragicomedia que intenta demostrar el sinsentido de la guerra y El cementerio de automóviles, retrato de una sociedad violenta y degradada.  -El teatro pánico. Se produce a partir de 1959 cuando abandona la estética del absurdo e inicia un teatro más original y representativo cargado de Surrealismo y del teatro de la crueldad de Artaud con obras como El arquitecto. Este teatro pretende sacudir la conciencia del espectador.  -En los años 70, pretende conciliar el teatro de la palabra, las técnicas experimentales y ciertas experimentaciones del teatro musical y el vodevil con obras como Ove, Patria, mi afición, que fue prohibida.