Portada » Geografía » Areas del cerebro humano
Nuestra capacidad para generar habilidades lingüísticas está localizada, como no podía ser de otro modo, en el cerebro.
El estudio de personas que han sufrido lesiones cerebrales que han afectado a sus capacidades lingüísticas nos proporcionan los datos necesarios para localizar las zonas del cerebro que se dedican a procesar la información lingüística.
Las áreas del córtex que controlan la actividad lingüística están situadas, en el 95% de los seres humanos, en el hemisferio izquierdo. Estas áreas rodean a la corteza auditiva y se extienden por la mayor parte de los lóbulos temporales llegando a tocar el lóbulo parietal y el lóbulo frontal. Los dos grandes centros de procesamiento del lenguaje son el área de Broca encargada de la codificación del habla y la producción del lenguaje; también se piensa que puede regular aspectos relativos a la sintaxis, y el área de Wernicke dedicada a la comprensión del habla. Estas áreas no son exclusivas de nuestra especie, los neuroanatomistas Al Galaburda y Terréense Deacon han descubierto áreas del cerebro de algunas especies de monos que se corresponderían con las áreas del lenguaje en el cerebro humano. Estas regiones no intervienen en la producción de sonidos vocales ni tampoco en la producción de gestos. En los monos, estas áreas son usadas para reconocer secuencias de sonidos y para discriminar los sonidos de su propia especie de las llamadas de otras especies. El hecho de que en los monos aparezcan estas similitudes en cuanto a localización y al “cableado” de entrada y salida de información vendría a suponer que esta organización cerebral estuviera ya presente en el antepasado común a primates y a humanos. La aparición del lenguaje específicamente humano se debería a una reorganización de los circuitos cerebrales de los primates que no desempeñarían papel alguno en la comunicación, y a los enlaces que se producirían con otras zonas del cerebro.
Según Steven Pinker, es posible que en un principio la aparición del lenguaje estuviera relacionada con el hecho de que ciertas zonas del córtex que se ocupan de efectuar cómputos abstractos pudiesen acabar enlazadas con las zonas que controlan el flujo de información. Los monos tota son capaces de emitir llamadas de alerta ante la presencia de depredadores discriminando si se trata de un águila o de una serpiente. Es posible que llamadas de este tipo que Pinker llama «cuasi-referenciales» quedaran bajo el control voluntario del córtex llegando a combinarse para poder expresar sucesos más complejos. “Al mismo tiempo, se habría desarrollado una capacidad para analizar combinaciones de llamadas en segmentos discretos.”
No se sabe en qué momento de la evolución surge el proto-lenguaje, ni tampoco la velocidad a la que fue evolucionando, hasta llegar a convertirse en el sistema de comunicación tan complejo de que disponemos en la actualidad. Es posible que exista una vinculación entre la fabricación de útiles complejos y el desarrollo del lenguaje. La fabricación de artefactos con cierta complejidad sólo es indicio de una mente compleja, y cabe la posibilidad de que esa mente compleja estuviese equipada para utilizar el lenguaje.