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1. TEMA La casa de los espíritus recreala vida de la familia Trueba –del Valle a lo largo de cuatro generaciones, al mismo tiempo que reconstruye la historia (política y social) de un país latinoamericano -que apunta a Chile desde principios del s. XX hasta el tercer cuarto del siglo, su paso de la democracia con un presidente marxista Salvador Allende a la dictadura de Pinochet-, cualquier dictadura en cualquier país hispanoamericano. Es, por tanto, una novela de testimonio y denuncia al terror que siembra una dictadura y, también, una confesión sentimental e histórica basada en la experiencia personal de la autora, que pretende el desahogo de fantasmas personales y colectivos (recuerdos familiares, episodios históricos de Chile vividos por ella). Esta combinación personal e histórica es posible porque Isabel Allende escribe desde la memoria tanto individual como colectiva. La memoria individual parte de la carta que I. Allende le escribe a su abuelo, se sustenta en vivencias y recuerdos trasladados al lector desde varios puntos de vista de algunos personajes de su novela (los cuadernos de la abuela Clara, o los escritos de la nieta, Alba; entre otros protagonistas y testigos de la historia). Y la memoria histórica, los hechos reales ocurridos en Chile.
La trama o hilo argumental de la novela se articula desde dos grandes ejes temáticos con una estrecha implicación entre ambos: el testimonial (histórico, político y social) y el amor (todo tipo de afectos presentes en las relaciones humanas)
El mundo de la novela se presenta desde dos ámbitos al mismo tiempo complementarios y opuestos: el masculino, representado por Esteban Trueba quien reproduce los esquemas sociales patriarcales, por imposición y violencia y el femenino que representa la afectividad de Clara y de todas las otras mujeres de la familia. Se trata, pues, de un relato feminocéntrico que plasma el devenir de cuatro generaciones en las que las mujeres de la familia, junto al patriarca Esteban Trueba, constituye el eje del drama familiar y político del país andino.
Aspectos sociales y políticos que subyacen en la novela El punto de partida de la novela fue una larga carta que escribió Isabel Allende a su abuelo materno, con 99 años, ya moribundo. En ella pretendía repasar y comprender este último siglo. Este es el motivo de que las etapas de la vida de la familia Trueba-Del Valle sean un fiel reflejo de la realidad chilena del siglo XX, con la evolución de una estructura social arcaica a otra más moderna, con sus desigualdades sociales, su inestabilidad política, la corrupción en las votaciones, la reforma agraria, el golpe de estado y la dictadura militar.
Algunos personajes están inspirados en personalidades históricas o en familiares de Isabel Allende: Clara del Valle y Esteban Trueba representan los abuelos de la autora; la mención del Poeta en la novela alude al poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973); Pedro Tercero García encarna al famoso cantautor chileno, Víctor Jara (1932-1973), martirizado y asesinado días después del golpe militar. Con este personaje Isabel Allende rinde homenaje a la fuerza popular de la canción tradicional y de protesta en el movimiento revolucionario chileno. El Candidato y Presidente que se menciona en la novela alude al candidato y presidente socialista Salvador Allende (1908-1973), muerto en las primeras horas del golpe de estado comandado por el general Augusto Pinochet en la sede del gobierno (Palacio de la Moneda). También se cita la intervención de la CIA estadounidense. El presidente norteamericano, Richard Nixon, no quería un gobierno marxista en el continente americano y ordenó a su secretario de Estado, Henry Kissinger, que actuara contra el gobierno de Salvador Allende democráticamente elegido en las urnas.
En la novela se reflejan los conflictos que provocan las diferencias sociales. Hasta la recuperación democrática de 1988 en Chile, no empieza a fraguarse una clase media con solvencia económica. Así que desde principios del siglo XX hasta esa fecha sólo se puede hablar de clase alta y clase baja.
La clase alta (la oligarquía) es grupo poco numeroso que dirige el rumbo político y económico del país. Está integrado por capitalistas y terratenientes, como Esteban Trueba, que puede acreditar que corre por sus venas la sangre de los antiguos conquistadores españoles. Son mantenedores de un régimen feudal. La política satisface sus intereses económicos. De ahí su ideología conservadora, que simpatiza con el capitalismo, y su rechazo a cualquier doctrina de izquierdas. Ejerce una posición de dominio entre el uso de la violencia y el paternalismo hacia las clases inferiores.
La clase social baja es un grupo heterogéneo integrado por campesinos, mineros y trabajadores de la ciudad. Están condicionados por la falta de recursos propios y por su analfabetismo. Tal deficiencia formativa provocará las manipulaciones en las elecciones (compra de votos) de los caciques y poderosos. En general es una clase sumisa y resignada, que padece atropellos e injusticias, como las vejaciones a Pedro Segundo García, el capataz de la hacienda y, en general, a los indígenas que trabajan en ella.
Pero también surgen voces discrepantes entre las clases bajas que propagan ideas revolucionarias marxistas: este sector está representado por Pedro Tercero García (hijo de Pedro Segundo y amante de Blanca) y por Miguel (amante de Alba). Pedro Tercero va de poblado en poblado denunciando las injusticias y alcanza fama nacional como cantante protesta (ya se ha dicho que es el trasunto del cantautor Víctor Jara). Miguel llega a ser universitario a pesar de su bajísima extracción social; representa la vía violenta del marxismo en el poder (postulada por el MIR: Movimiento de la Izquierda Revolucionaria). En la realidad histórica, esa actitud fue una de las causas que debilitó el gobierno de Salvador Allende, que no pudo controlar la izquierda extremista, y propició el alzamiento militar con el apoyo de la derecha chilena y de fuerzas extranjeras estadounidenses.
El papel de la Iglesia aparece en la novela defendiendo posturas opuestas: la reaccionaria, representada por el padre Restrepo que encarna la figura del típico sacerdote que aterroriza a sus fieles con las penas del infierno y desconfía de todo lo que implique cambio, y la progresista, un sector marginal de la Iglesia que protege a los perseguidos y que muy bien podría representar la Teología de la Liberación, a favor de la libertad, el progreso y la justicia social.
El amor y los afectos
Es la fuerza motora de la historia y la que permite la superación de lo negativo y la proyección hacia el futuro. En la búsqueda de la felicidad, los personajes aspiran a la plenitud amorosa, pero sus deseos más íntimos chocan con las barreras sociales. El tema amoroso se ramifica en un amplio abanico de conductas y acciones. Por ejemplo el afecto familiar es diferente según se trate de hombres o de mujeres. Las mujeres de la familia Trueba-Del Valle están unidas por lazos afectivos intensos. En cambio, la relación entre los hombres es fría y distanciada: Jaime y Nicolás tienen una relación conflictiva con su padre Esteban Trueba. Éste ni siquiera celebra el natalicio de su hija Blanca por el hecho de ser mujer cuando lo que él desea son hijos varones. Esta situación contrasta con la atmósfera que se respira entre los descendientes del viejo Pedro García, campesino de Las tres Marías, quienes respetan la jerarquía familiar y, a pesar de las diferencias ideológicas entre su hijo Pedro Segundo y su nieto, Pedro Tercero, se mantiene vivo el cariño entre ellos. Podría incluirse también aquí el cariño sincero y mutuo entre el abuelo Esteban Trueba y la nieta Alba. Este sentimiento profundo y esperanzador se sobrepone a las diferencias ideológicas que existen entre ambos y contribuye a la paz y el perdón que puede concederse el anciano ante la mirada amorosa y comprensiva de su nieta.
Las tres historias de amor apasionado que se narran en la novela muestran dos modos de comportamiento:
Los que respetan las normas sociales: Clara y Esteban Trueba se casan siendo de similar clase social y tienen sus hijos dentro del matrimonio.Los que transgreden las normas sociales: Blanca y Pedro Tercero, por un lado, y Alba y Miguel, por otro. Estas dos parejas, de clases sociales distanciadas, transgreden las normas sociales y la moral tradicional con dos embarazos fuera del matrimonio.
Otro tipo de amor sería el amor imposible representado por Jaime, que ama en silencio a Amanda, la novia de su hermano Nicolás, pero no materializa sus deseos por respeto a éste. O el acuerdo matrimonial sin amor que une a Blanca con el conde de Satigny por intereses económicos. Es un contrato que no llega a cumplirse porque Blanca abandona al conde.
La afectividad adopta diversas manifestaciones siempre asociadas al mundo de las mujeres. Así encontramos el afecto social: Clara representa el mundo afectivo y convierte la casa de la esquina en el espacio para los desheredados y marginados o Blanca también los acoge en su taller. El afecto de Nana que es desinteresado. El afecto de Férula que es obsesivo. Incluso el afecto de Pancha por su nieto Esteban al que le inculca el odio y la venganza.
La muerte
Es tratada por la autora de diferentes maneras:
Como denuncia política contra el régimen militar chileno (el asesinato de Jaime Trueba a manos de los golpistas, o del mismo Presidente del país, o la muerte del Poeta nacional (en la realidad histórica, el poeta Pablo Neruda).
Como apariencia grotesca y cómica. Es el caso de la muerte de Nívea cuya cabeza queda separada del cuerpo en el accidente automovilístico que sufre, y no será localizada la cabeza hasta que las dotes adivinatorias de su hija Clara indiquen su paradero. O la descripción macabra e inaudita de la autopsia que le practican a Rosa (hermana de Clara) después de haber muerto por envenenamiento.
Como contacto entre el “Más Allá” y el “Más Acá”. Clara sugiere esta comunicación entre las almas de ambas dimensiones, dando entrada a uno de los rasgos característicos de la narrativa el “realismo mágico”. Así los muertos pasarán a formar parte de la realidad. Clara se pondrá en contacto con los espíritus de los difuntos a través de sus ejercicios esotéricos. Pero a veces los muertos aparecen sin ser requerida su presencia, como cuando Férula (hermana fallecida de Esteban Trueba) acude a la casa de la esquina sorprendiendo a sus moradores.
Los muertos permanecen en la memoria de los vivos, quienes, a través de sus recuerdos los recuperan subjetivamente y los integran en el mundo real. Sin embargo, también los muertos apoyan a los vivos y les ayudan a afrontar situaciones difíciles Es lo que hará Clara, una vez muerta. Acompañará a su nieta Alba cuando apenas pueda resistir las torturas que le infringen los militares, o cuando su esposo Esteban esté a punto de abandonar su existencia terrenal. La presencia de lo sobrenatural en La casa de los espíritus, la gran casa de la esquina, le ha servido a la autora para justificar el título.
EL REALISMO MÁGICO
El realismo mágico es una corriente literaria cuyos rasgos principales son la desgarradura de la realidad por una acción fantástica descrita de un modo realista.
El realismo mágico ha sido definido como un modo de ver y contar la realidad, consistente en dotar de dimensiones maravillosas, irreales y exageradas a la realidad cotidiana, quebrantando las fronteras entre lo real e irreal ubicando cada uno en el lugar del otro, de forma que los personajes y el lector pasan de lo real a lo mágico sin apenas darse cuenta puesto que presenta como un suceso común escenas y hechos fabulosos y le da un carácter fantástico e irreal a actos de la vida común.
Rasgos generales del realismo mágicoMezcla de lo natural, incluyendo catástrofes propias de Latinoamérica (huracanes, lluvias, terremotos…) con lo sobrenatural. En consecuencia, la realidad ofrece una apariencia mágica del Universo. La literatura es marcadamente experimental. Aparecen en las novelas estructuras narrativas complicadas, polifonías y rupturas del tiempo narrativo.
Aparecen escenarios que se ubican en los niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social; espacios generalmente rurales donde la lo mágico y mítico forma parte de la vida cotidiana de las gentes ej. además de las Tres Marías, al final de la novela Alba es abandonada en la zona marginal de la ciudad y recogida por una familia .
La muerte está muy presente en la vida de los personajes y no les provoca temor. No sabemos si algunos están vivos o muertos -Representaciones de mitos y leyendas generalmente hispanoamericanas, -Rechazo del humor por la dificultad que supone entender la vida. -Subjetividad: predominio del narrador en primera persona; monólogo interior. -El tiempo se distorsiona, se percibe como cíclico. -Presencia de elementos fantásticos. Lo oculto se hace visible: premoniciones, supersticiones, elementos imaginarios… -Hipérboles (exageraciones) contribuyen a recrear el mundo primitivo y bárbaro.
Influencias del realismo mágico en La casa de los espíritus
En La casa de los espíritus se presenta con total naturalidad la realidad cotidiana con elementos fantásticos, por ejemplo la insólita belleza de Rosa, de tez blanca y largo pelo verde, o la sonámbula Clara, inmersa en un mundo interior, familiarizada con los espíritus y con habilidades telequinésicas (desplazamiento de objetos sin causa física).
Vargas Llosa distingue cuatro tipos de hechos en el realismo mágico, que también encontramos en La casa de los espíritus, aunque de manera moderada:
Lo mágico: Premoniciones que se verifican (futuros matrimonios, muertes) y maldiciones que se cumplen (el mal de ojo al tío Marcos, la maldición de Férula a su hermano Esteban Trueba, que provoca su progresivo encogimiento físico, advertencias del más allá, etc).
Lo fantástico: Se borran los recuerdos y hasta el nombre de las cosas (Trueba olvida a Pancha y a su hijo Esteban García). Enfermedades extrañas (como el mutismo de Clara que duró nueve años). Aparición de muertos y espíritus que transitan por la casa. ej, Clara con Esteban, Férula aparece en la Casa de la Esquina cuando muere
Lo milagroso: Levitaciones, telequinesia (tocar el piano cerrado), sanaciones milagrosas (como la de los huesos rotos de Trueba por el curandero Pedro García).
Lo mítico legendario: Apropiaciones de otros mitos y citas legendarias (el viejo Pedro García acaba con la plaga de hormigas, como un héroe bíblico, el terremoto en las Tres Marías. Representaciones de mitos y leyendas generalmente hispanoamericanas, ej. la colcha de Rosa, las figuras de barro de Blanca; en la pared como murales, Alba
De manera siempre atenuada, Allende retoma las innovaciones propias propuestas por los autores del realismo mágico como son el tratamiento de los narradores (polifonía) y el tratamiento del tiempo y espacio:
Multiplicidad de narradores, combinando la primera y tercera persona narrativa, con el fin de darle distintos puntos de vista a una misma idea y mayor complejidad y subjetividad al texto.
La casa de los espíritus es un texto polifónico: tiene varios narradores, en primera y tercera persona.
Dos narradores en primera persona: Alba y Esteban Trueba (abuelo de Alba). Un narrador en tercera persona, omnisciente, aunque el relato comienza con la voz de Alba “…sus cuadernos me servirán para rescatar la memoria del pasado y sobrevivir a mi propio espanto”, inmediatamente se pasa a una tercera persona omnisciente, que no abandonará hasta el final, hasta el epílogo donde recupera de nuevo la primera persona del inicio.
La narradora esencial es Alba, la nieta, que reconstruye la historia de épocas que ella no ha conocido. Así nos lo dice en el epílogo, última parte del libro donde quedan desveladas las voces que se hacen cargo de lo narrado. Alba asume la misión de rescatar del olvido la historia de su familia y de su país. Ella considera que resulta imprescindible escribir para que los hechos pasados y las personas que los realizaron perduren en la memoria. Según Alba, una justa reflexión de la memoria, ayuda a entender el presente y a construir un futuro mejor. Alba explica también cómo su labor de narradora fue una experiencia compartida con su abuelo: “Empecé a escribir con la ayuda de mi abuelo” quien “de su puño y letra escribió varias páginas”. Tales declaraciones muestran, por tanto, la existencia de dos narradores caracterizados por un grado distinto de conocimiento: -Esteban Trueba es narrador protagonista, en tanto que puede hablar de sus propias experiencias; -Alba es narrador testigo, al relatar unos sucesos a los que solo puede acceder a través de documentos escritos fundamentalmente por Clara, otras fuentes orales y otras veces por otras fuentes escritas.
Con este juego temporal, se busca una explicación del presente en el pasado. Alba, la narradora principal, escribe su relato después del golpe militar de 1973 (entre 1974-76) y desde ese momento se retrotrae hasta principios de siglo (1909) para contar la historia de su bisabuela Nívea y de los demás miembros de su familia. Este es el motivo por el que, al relatar los episodios del pasado, la narradora puede anticipar el futuro de estos personajes, antepasados suyos, que ella, a esas alturas, conoce perfectamente.
El espacio, Allende reconoce que “mis libros nacen de la nostalgia de Chile, mi patria. Con esta novela quise reconstruir, desde el exilio el país perdido, resucitar a los muertos y reunir a los dispersos” (febrero 2006) (el relato desde la memoria).
La obra se desarrolla en un país hispanoamericano cuyo nombre no se menciona. La voluntad de que no aparezca Chile se debe a la intención de la autora para que su denuncia sea extrapolable a otros países latinoamericanos. Sin embargo, se detecta fácilmente por las descripciones y las referencias a personajes reales, que es Chile.
Dentro de ese macroespacio que es Chile, se distinguen dos microespacios donde se enmarca el devenir de la familia Trueba durante décadas. Se trata de dos espacios: el campo y la ciudad.
El campo: Las tres Marías es la hacienda en la que el terrateniente Esteban Trueba ejerce su poder como patrón. Simboliza lo masculino. Aunque la hace prosperar gracias a las reformas que realiza siguiendo con exactitud el plano original y con los mismos materiales, subrayando así la necesidad de que el sistema que representa permanezca, Trueba tiene su contrapartida más oscura. Su relación con los campesinos es despótica, feudal e incluso violenta, reservándose el derecho a satisfacer sus apetitos sexuales con sus subordinadas. Este espacio rural, donde se perpetúan las diferencias sociales, tendrá una función diferente para varios miembros de la familia Trueba: los hermanos Jaime y Nicolás disfrutarán de la ausencia de normas que les aplican en el internado; Blanca puede gozar, a escondidas, de su idilio sentimental con Pedro Tercero; y Clara asumirá la iniciativa de alfabetizar a los campesinos.
La ciudad: La casa de la esquina, situada en la zona de la clasedominante, es construida en principio por Trueba como símbolo de dominio y opulencia con diseño y materiales extranjeros(“se notará desde la calle”) y como una mansión símbolo de la hegemonía patriarcal y de la clase alta, sin embargo con el tiempo se convierte en la casa de los espíritus que da nombre a la novela gracias a las continuas remodelaciones y ampliaciones que va haciendo Clara de manera que acaba pareciéndose a un laberinto de estancias, torreones y escaleras torcidas. La construye Esteban Trueba al formalizar su compromiso con Clara. Ella es el centro y el alma de este caserón opulento y suntuoso. Especial significado tiene la distribución de las estancias. Por ejemplo, Trueba ocupa la parte delantera, zona noble de la casa, símbolo de poder y riqueza (jardín, biblioteca…), en cambio, las mujeres de la familia ocupan la parte trasera, dando rienda suelta a sus instintos espirituales y afectivos y, también, a su creatividad, es la parte de la sensibilidad, de la afectividad y también de la justicia social y de la revolución. Clara pasa horas en la habitación donde efectúa sus ejercicios de espiritismo; Blanca instala un taller de artesanía y da clases a niños con problemas; y Alba juega en el sótano durante su infancia y conoce los placeres del amor junto a Miguel.
Otros espacios secundarios son el edificio residencial donde tiene lugar la caída del régimen democrático, la universidad, como centro de huelgas y protestas estudiantiles, los prostíbulos, donde Trueba descarga su tensión y su ira.
Estos documentos y fuentes contribuyen a forjar un punto de vista narrativo muy rico y variado, que cambia frecuentemente sin previo aviso, que rompe la linealidad del relato para anticipar acontecimientos que sucederán más tarde, creando así expectación en el lector. Por ejemplo, cuando se alude al extraño mutismo que le sobrevino a Clara: “no volvió a hablar hasta nueve años después, cuando sacó la voz para anunciar que se iba a casar”. O el profético comentario que se realiza sobre Esteban García, quien “estaba destinado a cumplir un terrible papel en la historia de la familia”.
Estas fuentes de las que se nutre el relato son: Los “cuadernos de anotar la vida” de la abuela Clara. La correspondencia intercambiada entre Clara y su hija Blanca. Carta de Nicolás a su sobrina Alba. Documentos administrativos de la hacienda Las tres Marías. Fotos y papeles guardados en armarios. El patriarca Trueba (ya nonagenario) con su memoria, con documentos escritos consultados y con las conversaciones con Alba. La propia narradora, Alba, con sus escritos y sus cuadernos en la cárcel, con su propia memoria, con las conversaciones con el abuelo y con las versiones de otras fuentes, añade a su relato toda su visión personal de la caótica realidad que vive su país, asolado por el golpe militar en el que Alba sufre prisión, maltratos, violación y tortura. Pero todo esto lo conoceremos en el epílogo de la novela, nunca antes. Ruptura de la linealidad narrativa con frecuentes saltos temporalespara que el presente se repita o se parezca al pasado (tiempo cíclico) ysimbolismo en el tratamiento del espacio .
La distorsión del tiempo y el simbolismo en el espacio, junto con la multiplicidad de narradores, son los rasgos formales de mayor transcendencia en la interpretación de la obra.
La distorsión del tiempo narrativo es una característica fundamental en La casa de los espíritus. Sólo al final de la novela entendemos que el texto nos cuenta unos hechos ocurridos en un tiempo anterior, por tanto es el resultado de un recuerdo, es por tanto la memoria la que rescata los recuerdos familiares y los acontecimientos históricos, de ahí que sea un relato cíclico en la estructura. A pesar de la lucha de los personajes por alcanzar la felicidad, fuerzas invisibles contribuirán a plantear el mito del eterno retorno: lo que ha sucedido una vez volverá a ocurrir, a veces en el mismo escenario pero con personajes diferentes.
Debemos distinguir en la obra entre tiempo externo y tiempo interno: Tiempo externo: referencias históricas. La casa de los espíritus podría situarse en el período post-colonial, concretamente, entre la primera década del siglo XX hasta 1973, fecha en que tuvo lugar la irrupción y asalto de Pinochet en la vida política de Chile. La novela está narrada en pasado, alternándose el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto. Sólo en ocasiones se usa el presente. Hay una linealidad en narrar: las acciones se suceden y los personajes nacen, viven y mueren. El tiempo es indicado explícitamente unas veces con períodos de tiempo largos y otros más breves, Clara escribe su cuaderno de anotar la vida durante 50 años; tras la muerte de Clara pasan 20 años, y Trueba llega a los 90 años; Clara predice su matrimonio con 19 años y Esteban se casará con ella a los 35 años, muere clara cuando Alba tiene 7 años; tres días después o al día siguiente Tiempo interno: examina los acontecimientos desde un punto de vista subjetivo y confiere una visión mágico realista de la obra.
El tiempo interno es el que nos interesa literariamente hablando; el avance cronológico es casi lineal y sencillo de entender. Sin embargo, se producen rupturas temporales con alusiones al pasado (regresiones) y anticipaciones al futuro (premoniciones).Es decir, en la obra se fusionan los actos mde recordar (retrospecciones o analepsis) ej. cuandoTrueba recuerda la primera vez que vio a Rosa o cuando Clara recuerda cómo conoció al tío Marcos my de predecir (anticipaciones o prolepsis) que se llevan a cabo de diferentes maneras a través de personajes ej. Clara sabe que espera una hija que la llamará Blanca, también que está embarazada de gemelos o el terremoto o en sueños como la cabeza de Nívea; en forma de mal augurio como Férula cuando maldice a su hermano; en forma de presentimientos funestos como Trueba con la muerte de Rosa o de su madre; en forma de profecías como las hermanas Mora que anuncian el encarcelamiento de Alba y a través del narrador, en este caso el propósito es el de adelantar acontecimientos y favorecer la intriga, ej. el encuentro de Esteban y Trueba “no hubiera jugado un papel tannimportante para mí” “…destinado a cumplir un terrible papel en la historia de la familia” (refiriéndose a Esteban García). De este modo se borra la división entre pasado y futuro que sólo al final de la novela se revelará como presente.
Además de haber también un tiempo estático: acontecimientos que no transcurren, se pierde la noción del tiempo transcurrido y sin embargo las acciones de este tiempo son de gran trascendencia para los personajes, ej. en el terremoto o Alba durante su encarcelamiento “Se sucedían los días”…
Con este juego temporal, se busca una explicación del presente en el pasado. Alba, la narradora principal, escribe su relato después del golpe militar de 1973 (entre 1974-76) y desde ese momento se retrotrae hasta principios de siglo (1909) para contar la historia de su bisabuela Nívea y de los demás miembros de su familia. Este es el motivo por el que, al relatar los episodios del pasado, la narradora puede anticipar el futuro de estos personajes, antepasados suyos, que ella, a esas alturas, conoce perfectamente.
El espacio, Allende reconoce que “mis libros nacen de la nostalgia de Chile, mi patria. Con esta novela quise reconstruir, desde el exilio el país perdido, resucitar a los muertos y reunir a los dispersos” (febrero 2006) (el relato desde la memoria).
La obra se desarrolla en un país hispanoamericano cuyo nombre no se menciona. La voluntad de que no aparezca Chile se debe a la intención de la autora para que su denuncia sea extrapolable a otros países latinoamericanos. Sin embargo, se detecta fácilmente por las descripciones y las referencias a personajes reales, que es Chile.
Dentro de ese macroespacio que es Chile, se distinguen dos microespacios donde se enmarca el devenir de la familia Trueba durante décadas. Se trata de dos espacios: el campo y la ciudad.
El campo: Las tres Marías es la hacienda en la que el terrateniente Esteban Trueba ejerce su poder como patrón. Simboliza lo masculino. Aunque la hace prosperar gracias a las reformas que realiza siguiendo con exactitud el plano original y con los mismos materiales, subrayando así la necesidad de que el sistema que representa permanezca, Trueba tiene su contrapartida más oscura. Su relación con los campesinos es despótica, feudal e incluso violenta, reservándose el derecho a satisfacer sus apetitos sexuales con sus subordinadas. Este espacio rural, donde se perpetúan las diferencias sociales, tendrá una función diferente para varios miembros de la familia Trueba: los hermanos Jaime y Nicolás disfrutarán de la ausencia de normas que les aplican en el internado; Blanca puede gozar, a escondidas, de su idilio sentimental con Pedro Tercero; y Clara asumirá la iniciativa de alfabetizar a los campesinos.
Pero también surgen voces discrepantes entre las clases bajas que propagan ideas revolucionarias marxistas: este sector está representado por Pedro Tercero García (hijo de Pedro Segundo y amante de Blanca) y por Miguel (amante de Alba). Pedro Tercero va de poblado en poblado denunciando las injusticias y alcanza fama nacional como cantante protesta (ya se ha dicho que es el trasunto del cantautor Víctor Jara). Miguel llega a ser universitario a pesar de su bajísima extracción social; representa la vía violenta del marxismo en el poder (postulada por el MIR: Movimiento de la Izquierda Revolucionaria). En la realidad histórica, esa actitud fue una de las causas que debilitó el gobierno de Salvador Allende, que no pudo controlar la izquierda extremista, y propició el alzamiento militar con el apoyo de la derecha chilena y de fuerzas extranjeras estadounidenses.
El papel de la Iglesia aparece en la novela defendiendo posturas opuestas: la reaccionaria, representada por el padre Restrepo que encarna la figura del típico sacerdote que aterroriza a sus fieles con las penas del infierno y desconfía de todo lo que implique cambio, y la progresista, un sector marginal de la Iglesia que protege a los perseguidos y que muy bien podría representar la Teología de la Liberación, a favor de la libertad, el progreso y la justicia social.
El amor y los afectos
Es la fuerza motora de la historia y la que permite la superación de lo negativo y la proyección hacia el futuro. En la búsqueda de la felicidad, los personajes aspiran a la plenitud amorosa, pero sus deseos más íntimos chocan con las barreras sociales. El tema amoroso se ramifica en un amplio abanico de conductas y acciones. Por ejemplo el afecto familiar es diferente según se trate de hombres o de mujeres. Las mujeres de la familia Trueba-Del Valle están unidas por lazos afectivos intensos. En cambio, la relación entre los hombres es fría y distanciada: Jaime y Nicolás tienen una relación conflictiva con su padre Esteban Trueba. Éste ni siquiera celebra el natalicio de su hija Blanca por el hecho de ser mujer cuando lo que él desea son hijos varones. Esta situación contrasta con la atmósfera que se respira entre los descendientes del viejo Pedro García, campesino de Las tres Marías, quienes respetan la jerarquía familiar y, a pesar de las diferencias ideológicas entre su hijo Pedro Segundo y su nieto, Pedro Tercero, se mantiene vivo el cariño entre ellos. Podría incluirse también aquí el cariño sincero y mutuo entre el abuelo Esteban Trueba y la nieta Alba. Este sentimiento profundo y esperanzador se sobrepone a las diferencias ideológicas que existen entre ambos y contribuye a la paz y el perdón que puede concederse el anciano ante la mirada amorosa y comprensiva de su nieta.
Nudo (cap. 3-14). Este gran bloque central se puede descomponer en dos subapartados: Se asiste a los distintos acontecimientos que tienen lugar durante el matrimonio de Esteban Trueba y Clara Del Valle y se cierra con la muerte de Clara y el nacimiento de su nieta Alba, personaje que a partir de dicho momento adquirirá protagonismo en el relato (cap. 3-9). Tras la inmediata muerte de Clara y la inmediata desintegración familiar, se acrecienta la tensión del relato. El tema político se impone. Se nos cuenta el periodo de elecciones, los métodos caciquiles de compra de votos, el despertar de una conciencia urbana que dará el triunfo a las izquierdas y el posterior golpe militar con sus dramáticas consecuencias (cap. X-XIV). Conclusión (Epílogo). Alba decide contar la historia de la familia con la ayuda de su abuelo y los cuadernos de anotar la vida de Clara. Se deja abierta la esperanza en un futuro que prolongue la historia de la familia (la hija que espera Alba) y la de un país que necesita un cambio político para superar el horror.
La novela presenta una estructura narrativa circular. Circular porque el relato se cierra uniendo la generación del pasado, representado por Esteban Trueba, con la generación del presente, encarnada en su nieta y partícipes los dos en escribir la historia de la familia para mantenerla viva. Circular porque el abuelo-patriarca, Esteban Trueba, comienza y acaba el relato en una situación desventajosa económicamente y, aunque con el tiempo experimentó una trayectoria ascendente, termina desposeído del poder del que había gozado. La obra se abre y se cierra con la voz de Alba y las palabras escritas por la abuela Clara: “Barrabás llegó a la familia por vía marítima” (cap.1 y epílogo). Con estas palabras del final de la novela volvemos a los orígenes, pero ya nada es igual: ha habido una revolución y una contrarrevolución violenta, y, a pesar del amor de muchos de sus protagonistas, se ha acabado imponiendo la envidia, la ambición y el rencor. Determinadas situaciones consolidan la existencia de un orden reiterativo. Por ejemplo, la muerte de Rosa, al principio de la novela, es consecuencia de un intento de asesinato político; este acto irracional se reproducirá al final de la historia con los crímenes cometidos por los militares. La violencia de naturaleza sexual, se presenta a través de dos violaciones separadas en el tiempo: la de Pancha García por Esteban Trueba y la de Alba por Esteban García, ambas violaciones con una brutalidad que, en opinión de Alba, la narradora; se entiende como un movimiento cíclico: “El día que mi abuelo volteó entre los matorrales del río a su abuela, Pancha García, agregó otro eslabón más a la cadena de sucesos que debían cumplirse. Después el nieto de la mujer violada repite el gesto con la nieta del violador y dentro de cuarenta años, tal vez, mi nieto tumbe entre las matas del río a la suya y así, por los siglos venideros, en una historia inacabable de dolor, de sangre y de amor”.