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Luces de bohemia, publicada en 1920 en la revista España, es la primera obra que el propio autor califica como esperpento, un género creado por Valle–
Inclán que consiste en distorsionar sistemáticamente nuestro entorno para poder expresar lo trágico, lo grotesco y lo absurdo de la vida española.
Para conseguir el objetivo de deformar el mundo circundante, Valle-Inclán emplea múltiples procedimientos, entre los que destacamos la ridiculización de la realidad. Si la naturaleza del esperpento es crear una antitragedia, Luces de bohemia es un ejemplo paradigmático. Los personajes se enfrentan, ciertamente, a un destino trágico, pero el distanciamiento del autor nos lo muestra como algo grotesco. En este esperpento asistimos a un enorme drama a nivel colectivo y a nivel individual (Max y el suicidio de su mujer y su hija), pero estos hechos aparecen como ridículos debido a los personajes que les dan vida. Es más: la muerte de Max es grotesca. No hay nada solemne en su fallecimiento, y mucho menos en su velatorio. Max agoniza en la calle, sus últimos momentos son una parodia y su velatorio, una burla risible y cruel. Además, no es su muerte la que cierra la obra, como en la tragedia clásica, sino que, para mayor escarnio, esta concluye con las palabras de un borracho.
La estética del esperpento también se alcanza por medio de la degradación de los personajes, que son presentados como seres caricaturescos o como «enanos que juegan una tragedia», reproduciendo las palabras del propio autor. Esta degradación se manifiesta, fundamentalmente, a través de tres recursos estilísticos: la animalización («La Pisa Bien se apresura a echarle la zarpa»), la cosificación («se mueve el bulto de un hombre») y la muñequización (sirva como ejemplo la escena segunda, en la que don
Latino y Zaratustra engañan a Max con la venta de los libros, transformando de este modo al propio protagonista en un fantoche).
Referencias al Quijote, a Homero, al Lazarillo de Tormes o Dante de la Divina Comedia
Otro de los recursos más significativos del esperpento es la variedad de registros empleados en los diálogos; sirve para caracterizar a los personajes y para parodiarlos o criticarlos. Subrayamos, por un lado, el uso de un lenguaje pedante, Incluso se aprecia en Luces de bohemia la combinación de cultismos y gitanismos en una misma intervención, lo que evidencia ese empleo de contrastes tan peculiar de la estética valleinclanesca. El esperpento, asimismo, se caracteriza por fusionar novela y teatro. Esta indefinición de géneros se hace patente en la función de las acotaciones, que son muy extensas, tienen un excepcional valor literario y están escritas imitando las intervenciones de un narrador omnisciente. Con ellas se describen, con rapidez e intensidad (mediante un estilo verdaderamente poético), personajes y ambientes diversos.
Finalmente, en Luces de bohemia se acumulan de manera intencionada hechos y referencias históricas en un confuso anacronismo, lo cual nos impide situar la acción de esta pieza teatral en un tiempo histórico concreto. De esta forma, la alusión a las últimas colonias españolas (1898), la mención a la Semana Trágica de Barcelona (1909), los comentarios sobre la Revolución rusa (1917), la coexistencia de modernistas y ultraístas o el hecho de que Rubén Darío —que muere en 1916— sobreviva a Benito Pérez Galdós —que fallece en 1920— serían sucesos temporalmente anacrónicos que servirían a Valle-Inclán para producir el efecto deformador que pretende. Esta confusión cronológica no es casual, sino que constituye un caso más de distanciamiento y permite explicar todo un periodo, desvelar la esencia de una sociedad.
En conclusión, mediante la técnica del esperpento, Valle-Inclán muestra con vista deformante la realidad para censurar y parodiar la decadente situación nacional. Nos hallamos, pues, ante la vertiente más crítica de la Generación del 98.
Luces de bohemia, primer esperpento valleinclanesco, es una obra por la que transitan más de cincuenta personajes Procedentes de diversas clases sociales —poderosos, marginados, bohemios…—, de todos ellos sobresalen los dos principales: Max Estrella y don Latino de Híspalis.
Nuestro protagonista, descrito en ocasiones como un héroe clásico, es un poeta frustrado cuya obra no ha obtenido éxito, por lo que no gana lo necesario para poder subsistir. Vive en una sociedad insensible a la obra literaria y se siente superior, tanto intelectual como moralmente, al mundo burgués. Max Estrella se puede entender como un alter ego de Vallé-Inclán, dado que sus discursos reflejan muchas de las opiniones, valoraciones y críticas que el autor sostenía sobre la sociedad española.
Max es un personaje extremadamente complejo y lleno de contradicciones. Su ceguera, que nos recuerda a la de Homero, no le impide ver el sufrimiento del pueblo y las injusticias proferidas por los gobernantes, por lo que se siente profundamente impotente ante la miseria intelectual y moral de España. Sin embargo, su carácter no está exento de incongruencias. Como hemos afirmado, es crítico y denuncia la tiranía, pero también sucumbe al poder aceptando una paga del ministro que gastará en champán, mientras su familia sufre penalidades. Es decir, censura la corrupción política, pero acepta una pensión vitalicia y peleles.
Max Estrella podría haber llegado a ser un personaje trágico, pero la sociedad que lo rodea es tan cruel y grotesca que convierte su vida heroica en una existencia patética y absurda. Su degradación se refleja en la muñequización a la que lo somete el propio autor. En este sentido, Max, como si fuese un fantoche o un pelele, es estafado por Zaratustra, engañado por don Latino y encarcelado como un vil delincuente. Incluso su muerte es ridícula, pues será confundida primero con una borrachera y finalmente con una catalepsia.
Este personaje fundamental debe entenderse como un desdoblamiento del protagonista. Si Max simboliza la bohemia heroica, modernista y rebelde, don Latino es reflejo de la degradación de esta bohemia que ha perdido la pureza de sus ideales y se ha corrompido.
Se le puede definir como una persona inmoral, un parásito, un ser ruin y mezquino. No olvidemos que don Latino estafa a Max, en connivencia con Zaratustra, el dinero de los libros, lo abandona moribundo en el portal de su casa y le roba la cartera y el décimo de lotería premiado, causando sin el menor escrúpulo el suicidio de la mujer y la hija del poeta ciego.
Según la crítica, don Latino reúne varias personalidades simbólico-míticas: la de Virgilio guiando a Dante-Max por los infiernos madrileños, la de un Sancho Panza que acompaña a su dueño o la de un Lazarillo engañando a su ciego amo. Incluso es equiparable, en algunos momentos, a la figura del criado «gracioso» típica de la comedia española de los Siglos de Oro.
Resumiendo: en Luces de bohemia encontramos gran cantidad de personajes de procedencia diversa (inspirados en la vida real, como Max Estrella; de origen literario, como el Marqués de Bradomín; de existencia real, como Rubén Darío; o de ficción, como Pica Lagartos o Enriqueta la Pisa Bien). La estética del esperpento provoca que dichos personajes sean deformados de diversos modos, hasta convertirlos en muchos casos en auténticos fantoches y peleles.