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Es una técnica participativa que ayuda a desarrollar ideas creativas para identificar el problema y organizar la información recolectada, generando un modelo de relaciones causales que lo explican.
Esta técnica facilita la identificación y organización de las causas y consecuencias de un problema. Por tanto es complementaria, y no sustituye, a la información de base.
El tronco del árbol es el problema central, las raíces son las causas y la copa los efectos.
La lógica es que cada problema es consecuencia de los que aparecen debajo de él y, a su vez, es causante de los que están encima, reflejando la interrelación entre causas y efectos.
:
Se debe configurar un esquema de causa–
Efecto siguiendo los siguientes pasos:
1 Identificación del Problema Central. Dentro de los problemas considerados importantes en una comunidad:
• Seleccionar un PROBLEMA CENTRAL teniendo en cuenta lo siguiente:
⇒ Se define como una carencia o déficit
⇒ Se presenta como un estado negativo
⇒ Es un situación real no teórica
⇒ Se localiza en una población objetivo bien definida
⇒ No se debe confundir con la falta de un servicio específico
2 Exploración y verificación de los efectos/consecuencias del Problema Central (la copa del árbol).
Los efectos son una secuencia que va de lo más inmediato o directamente relacionado con el Problema Central, hasta niveles más generales.
La secuencia se detiene en el instante que se han identificado efectos suficientemente importantes como para justificar la intervención que el programa o proyecto imponen.
Si los efectos detectados son importantes, el Problema Central requiere una SOLUCION, lo que exige la identificación de sus CAUSAS.
La secuencia de causas debe iniciarse con las más directamente relacionadas con el Problema Central, que se ubican inmediatamente debajo del mismo. De preferencia se deben identificar unas pocas grandes causas, que luego se van desagregando e interrelacionando.
Una buena técnica es preguntarse ¿por qué sucede lo que está señalado en cada bloque?. La respuesta debiera encontrarse en el nivel inmediatamente inferior.
Se deben identificar todas las causas, aun cuando algunas de ellas no sean modificables, deteniéndose en el nivel en que es posible modificarlas. Hay que recordar que lo que se persigue es elaborar un modelo causal para la formulación de un proyecto y no un marco teórico exhaustivo.
Cada bloque debe contener sólo una causa.
Diagramar el Árbol de Problemas, verificando la estructura causal.
Resumiendo, el Árbol de Problemas debe elaborarse siguiendo los pasos que, a continuación, se enumeran:
1 Formular el Problema Central
2 Identificar los EFECTOS (verificar la importancia del problema),
3 Analizar las interrelaciones de los efectos
4 Identificar las CAUSAS del problema y sus interrelaciones
5 Diagramar el Árbol de Problemas y verificar la estructura causal.
⇒ Es importante recordar que los componentes del Árbol de Problemas deben presentarse de la siguiente manera:
_ Sólo un problema por bloque
_ Problemas existentes (reales)
_ Como una situación negativa
_ Deben ser claros y comprensibles
⇒ El proyecto se debe concentrar en las raíces (causas). La idea es que si se encuentra solución para éstas, se resuelven los efectos negativos que producen.
A continuación se presenta un ejemplo esquematizado del árbol de problemas.
La definición estructural puede ser considerada como intencional o funcional, y ve al capital social como un recuso para conseguir algo.
La definición cultural, basada en atributos, considera que el capital social consiste en una serie de propiedades; por una parte, atributos estructurales: redes (sociabilidad informal) y asociacionismo; y, por otra, componentes culturales: confianza, normas (de reciprocidad
La definición intencional, instrumental o estructural se deriva fundamentalmente de los trabajos de Pierre Bourdieu y James Coleman, que definen el capital social como una serie de recursos que están disponibles para los individuos y que se derivan de la participación de estos en redes sociales.
Entonces para Bourdieu, Capital Social es “el agregado de los recursos reales o potenciales que se vinculan con la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento o reconocimiento mutuo” (Bourdieu en Durston, 2000: 8). Para este autor, por lo tanto, el capital social también estaría contenido en la estructura de las relaciones sociales.
Se trata de una definición instrumental, centrada en los beneficios individuales derivados de la participación en grupos (Portes, 1998).
Coleman define a su vez el capital social por su función para el individuo, como “el valor de estos
aspectos de la estructura social [obligaciones y expectativas, información y normas
acompañadas de sanciones] para los actores como recursos que pueden utilizar para promover
sus intereses” (Coleman, [1988] 2001:5)
Herreros ha sugerido que el capital social consiste en recursos —obligaciones de reciprocidad e información— que se derivan de la participación en redes sociales, pero ha insistido en que el capital social ha de ser entendido “no como la confianza o las redes, sino como la obligación dereciprocidad que se puede derivar de la participación en redes sociales” (Herreros, 2004: 7; véase también Herreros, 2002)
El capital social estaría dependiendo del grado de integración de un individuo y su red de contactos sociales, “implica relaciones, expectativas de reciprocidad y comportamientos confiables; mejora la efectividad privada, pero también es un bien colectivo”.
Desde el enfoque estructural, el énfasis para el capital social estaría puesto en las redes y relaciones sociales que están presentes en los miembros de un grupo, una comunidad o una determinada sociedad. En estas redes los individuos encontrarían importantes recursos como información, relaciones de reciprocidad, relaciones de confianza, entre otros aspectos que determinarían su capital social
Enfoque Cultural
Las definiciones y formas de compender el capital social, se centran en los valores y actitudes presentes en un grupo social. “Estas definiciones, abundantes especialmente en la ciencia política, consideran que el capital social se refiere a ciertos rasgos de los individuos, relacionados generalmente con sus preferencias” (Herreros, 2002: 138).
Uno de los autores que relaciona al capital social con este enfoque, es Dietlind Stolle. Para él, “el capital social es concebido como un fenómeno subjetivo compuesto por valores y actitudes de los ciudadanos que determinan cómo se relacionan unos con otros” (Herreros, 2002:
Robert Putman, quien además es considerado como uno de los precursores del capital social, señala que éste está conformado fundamentalmente “del grado de confianza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de comportamiento cívico practicadas y el nivel de asociatividad que caracteriza a esa sociedad. Estos elementos evidencian la riqueza y la fortaleza del tejido social de una sociedad” (Kliksberg, 2000: 28
Kenneth Newton es otro de los autores que propone una definición de capital social desde una perspectiva cultural. Para él, capital social “puede ser visto como un fenómeno subjetivo, compuesto de valores y actitudes que influyen en cómo las personas se relacionan entre sí. Incluye confianza, normas de reciprocidad, actitudes y valores que ayudan a las personas a trascender relaciones conflictivas y competitivas para conformar relaciones de cooperación y ayuda mutua”
Stephan Baas, también desde el enfoque cultural, afirma que el capital social “tiene que ver con cohesión social, con identificación con las formas de gobierno, con expresiones culturales y comportamientos sociales que hacen a la sociedad más cohesiva y algo más que una suma de individuos
Los valores: sobre todo desde el enfoque cultural, el capital social se constituye como recurso dependiendo de los valores que estén presentes en un grupo social o a los que den prioridad los individuos de una sociedad.
Valores como la solidaridad, el respeto, la confianza mutua, entre otros, acentúan procesos en los que el capital social se ve potenciado y junto con eso, procesos que favorecen el diario vivir de las personas.
En definitiva, lo que se quiere señalar es que los valores pueden constituirse como un recurso importante de capital social
Las redes sociales: este componente se cubre de mayor importancia desde el enfoque estructural.
Las redes sociales permiten a los individuos y a los grupos obtener e intercambiar información, generar ciertos grados de confianza, generar relaciones de reciprocidad, obtener mayores grados de reciprocidad, etc.
Las relaciones sociales: el tipo de relaciones sociales presentes entre los miembros de una comunidad, también se podrían considerar como recursos de capital social. Esto, en la medida que es a través de las relaciones sociales como las personas generan lazos, generan redes, y por lo tanto, es donde el capital social finalmente se manifiesta o por decirlo de manera, se hace evidente
Construyendo una definición de CAPITAL SOCIAL
Flotts propone la siguiente definición, considerando, tanto el enfoque estructural, como el cultural.
“Capital Social es un fenómeno social, compuesto por los valores, las normas, las redes y las relaciones sociales presentes en una sociedad y que facilitan el establecimiento de vínculos de confianza, de reciprocidad y de solidaridad entre los miembros de un grupo, comunidad o sociedad determinada
Participación y ciudadania Desde el punto de vista del Trabajo Social, es la participación un principio inherente al mismo. El concepto de organización de la comunidad recoge la participación como un elemento esencial para la consecución del bienestar social de la comunidad.
La participación en la ISC significa que las personas de la comunidad, aunque no hayan sido elegidas o designadas responsables de la administración, puedan influir en las decisiones de los políticos, y en los programas que conllevan estas políticas que afectan sus propias vidas, asumiendo con ello, su propia responsabilidad desde el principio.
El trabajador social juega un papel importante apoyando al ciudadano para que sea real y eficaz esa participación, prestándole la orientación, formación e información necesaria, acompañándole en su intervención educativa. Todo un rol que debe sustentarse en varios pilares: actitud de respeto, autenticidad y transparencia, preparación técnica y actitudinal.
La participación también es importante para generar autonomía en los ciudadanos, ya que mediante la participación se fomenta el sentido de pertenencia a la comunidad y la autorresposabilidad en la resolución de sus necesidades.
Por otro lado, a la hora de incrementar los niveles de participación resulta de gran importancia integrar equilibradamente los derechos individuales y sociales, de modo que se potencie a la persona a la vez que ésta se siente parte de una comunidad de propiedad común. Es justamente la participación lo que distingue al Trabajo Social con comunidades. Si no se da en nuestras intervenciones la participación, se pierde la dimensión de la ISC.
La participación social es presentada por las políticas sociales como una oportunidad para la superación de la pobreza, dándole una legitimidad, política, histórica o cultural y también económica o gerencial.
El paradigma dialéctico, procedente de la filosofía marxista, supone una importante proposición metodológica para las intervenciones de carácter comunitario, y la correspondiente transformación de la realidad sobre la que se actúa: la unidad sujeto/ objeto, según Marx ha liberado al hombre de una posición contemplativa. Es en la praxis cuando se produce una toma de conciencia en la que el sujeto es idéntico al objeto, y ello implica una transformación de la realidad; un proceso recíproco, en la medida que el sujeto, al conocer “lo otro”, se conoce a sí mismo, obteniendo un conocimiento de ambos que les modifica.
Lewin (1946) desarrolló la investigación participativa como alternativa a la investigación tradicional que separaba la ciencia y la práctica. Lewin defiende la necesidad de una integración de ambas en proyectos conjuntos, en donde los profesionales aplicados investiguen con rigurosidad los efectos de sus intervenciones prácticas y los teóricos sean capaces de encontrar aplicaciones sociales relevantes para sus formulaciones.
Se pretende conseguir dos objetivos clave:
El conocimiento acompañado de la acción es, por lo tanto, lo esencial de este modelo de intervención, a través del cual, se conocen los problemas que sufren las comunidades para actuar frente a ellos, urgente y eficazmente. Conocer la realidad para poderla interpretar, y posteriormente actuar, por que se interesa en forma especial por el potencial de cambio de esa realidad concebida holísticamente.
Los movimientos de intervención comunitaria han realizado aportaciones significativas a la investigación – acción participativa. Este tipo de intervención tiene como principal misión hacer que el pueblo tome conciencia de la situación en la que vive con el fin de ir mejorando sus condiciones de vida tanto en el ámbito individual y familiar como social.
Este planteamiento implica irle preparando progresivamente para que vaya mejorando las condiciones de trabajo, la comprensión de su entorno, pero también para participar en a elaboración de un nuevo saber.
La investigación – acción pretende explicar y asegurar el rigor científico del proceso, parte de hipótesis que surgen de la observación de los hechos y evalúa los resultados apoyándose en las estrategias de cambio que se hayan establecido. Las características y fases de este modelo de intervención son (Le Boterf y Park):
Se desprende de todo lo anterior que la IAP parte de una nueva filosofía y concepción del mundo y de la vida; valorar aquello que es nuestra forma y modo más ordinario de vivir, estudiar y analizar los grupos y las necesidades en las que se desarrolla la intervención colectiva. La investigación – acción desde esta óptica encierra un compromiso político e ideológico.
La IAP puede considerarse como un proceso sistemático que lleva a cabo una determinada comunidad para llegar a un conocimiento más profundo de sus problemas y tratar de solucionarlos, intentando implicar a toda la comunidad en el proceso.
Se puede afirmar que la IAP es una combinación de investigación, educación – aprendizaje y acción. Tiene como objetivo prioritario conocer y analizar una realidad, así como sus elementos constitutivos: los procesos y los problemas; la percepción que las personas tienen de ellos; las experiencias vivenciales dentro de una situación social concreta con el fin de emprender acciones tendentes a modificar esa realidad.
Cuatro conceptos fundamentales de la IAP y su significado en el trabajo con las bases serán presentados a continuación: la acción, el «saber popular», la organización y la participación.
Cabe aclarar que en América Latina existe una relación estrecha entre los conceptos de la
IAP y los de la Educación Popular.
(…) Sobre las características de la Investigación Acción Participativa como método de intervención, en esta propuesta la acción es entendida como praxis, que debe estar dirigida a la transformación de la sociedad. Francisco VIO GROSSI (1983), le ofrece a la IAP un modelo alternativo de trabajo en relación con las acciones que funciona a varios niveles: el primer nivel de la acción como modelo, es la definición de las metas inmediatas de los participantes de la investigación y la intervención.
Un segundo nivel lo constituye el análisis de esas metas, en relación con los posibles obstáculos y los límites que pueden aparecer a nivel local para la solución de los problemas.
El tercer paso consiste en el análisis de los obstáculos extralocales. El análisis de las causas que limitan la satisfacción de las necesidades de los grupos en una realidad local.
Se inicia un proceso de confrontación en el área extralocal. El cuarto paso se refiere a la movilización de las acciones en dirección al cambio de la estructura (situación) social a un nivel local. La pregunta sobre ¿qué puedo yo cambiar en mi círculo de vida privado y más cercano? Moviliza la acción de las (os) participantes hacia actividades en el área de la familia, la escuela y el lugar de trabajo.
El quinto paso encierra la determinación de las metas a nivel social y las posibilidades de su logro. El último paso consiste en la acción, como un acto consciente sobre la base de los procedimientos de la investigación antes presentados y de los conocimientos adquiridos en el análisis.
De esta manera se avanza hacia un ciclo amplio, que se dirige hacia un nuevo nivel de conocimiento, el cual se anexa a nuevas experiencias de acción y reflexión. La investigación-acción se convierte a través de este método en una praxis creadora (VIO GROSSI 1983;COLECTIVO IOE 2003;OBANDO 2002,2005,2006a).[72 ]
Con su aspiración de ganar la «mirada desde abajo»(MIES 198), la IAP reconoce como indispensable la existencia de un «saber popular».El saber popular es definido en contra posición con el paradigma científico dominante, hegemónico. Se parte del hecho de que para la IAP no existe una sola forma de conocimiento, el así llamado «científico», sino diferentes formas de saberes y conocimientos. Esos conocimientos y esos saberes contienen por ejemplo: conocimientos críticos, referidos a la capacidad para la critica ideológica y para la desmistificación; conocimientos teóricos, sustentados en la capacidades para relacionar los hallazgos empíricos y teóricos de diferentes propuestas; conocimientos sociales relacionados con la capacidad para entablar relaciones con los otros, para reconocer, a los individuos en determinadas relaciones entre ellos y con su medio ambiente material, social e histórico; conocimientos cotidianos; conocimientos políticos, conocimientos propios. En ese método de investigación que aborda esas diversas formas de conocimiento, adquieren los participantes como sujetos, quizás no siempre formados académicamente, también un lugar para realizar su aporte.
En la IAP se reconoce y contempla la existencia del saber popular, al mismo tiempo se ocupa de la sistematización de ese saber popular como un instrumento para la comprensión la transformación social, para superar el estado de enajenación y marginalidad (ARANGO 1995). Francisco VIO GROSSI, le plantea a la IAP un proceso organizado de producción de conocimiento, en el cual el «saber popular» es transformado en «saber popular orgánico»,e identifica tres posibilidades de transformación de ese saber:»el desenmascaramiento de los mitos, la creación de un conocimiento popular y el realizar un aporte para la organización» (VIO GROSSI 1983,p.28).
Con referencia a la primera posibilidad, la del desenmascaramiento de los mitos: el autor ha dedicado gran parte de su trabajo en la teoría de la IA como agente incitador del proceso de «desendoctrinamiento». Este proceso les permite a las personas liberarse de los mitos que les han sido impuestos por las estructuras de poder. Esos mitos que los incapacitan para identificar su propio estado de opresión y que los limitan y les obstaculizan en la búsqueda de posibilidades de emancipación. Un mito que en la IAP debe ser desenmascarado, es la aceptación, de que el saber de las masas populares posee menos valor que el saber académico (VIO GROSSI 1983,pp.27-30).
Referente al desendoctrinamiento Orlando FALS BORDA (1978), era de la opinión, que los primeros que debían efectuar el desenmascaramiento de este mito eran los intelectuales, los cuales como representantes del saber dominante, del saber académico, poseían frente al saber popular un sentimiento de superioridad. Su relación con el saber popular tiene un carácter colonial. Según el autor, como intelectuales hemos aprendido durante nuestra formación académica que ese saber popular es conocimiento de segunda clase, porque él no ha sido construido en base a la rigurosidad de la ciencia académica. En consecuencia nuestro comportamiento frente a ese saber es despectivo (FALS BORDA 1978,pp.79-97).
Según Pablo RODRIGUEZ BRANDAO, el desenmascaramiento de los mitos ofrece uno de los obstáculos más grandes en el trabajo de las bases, en tanto el conocimiento y el saber representa pertenencia de clase «uno puede hablar de un conocimiento de los opresores y un conocimiento de los oprimidos»(FALS BORDA &RODRIGUEZ BRANDAO 1986,p.37).
La segunda posibilidad apunta hacia la creación de un saber popular: En relación con la discusión sobre qué es el conocimiento, existen diferentes opiniones entre los representantes de la IAP. Orlando FALS BORDA, en su trabajo sobre «La ciencia y el pueblo»(1980), ha hecho un aporte a la discusión sobre el saber popular, él escribe: la creación de conocimiento que vienen de la gente conlleva a la realización de una ciencia de la gente o una ciencia del pueblo. Esta ciencia será utilizada y entendida por la gente común, y al mismo tiempo no se perpetuará más el estatus quo (FALS BORDA 1980,1991).Bud L.HALL (1983) defiende la opinión que el «conocimiento de la masa» es un instrumento que ofrece la posibilidad de romper el monopolio de los grupos dirigentes. Ese monopolio consiste en el poder para determinar las necesidades de los otros. Así sería trasladado el poder a los grupos, esos grupos que asumen un compromiso frente a la producción de «conocimiento de la masa» (HALL 1983,p.29,OTALVARO 2006).
En contraposición con Orlando FALS BORDA, Pablo RODRIGUEZ BRANDAO, defiende la opinión, de que la tarea de los intelectuales en el trabajo de base no consiste en la denigración (reducción)del saber académico sino, en la democratización de ese saber, «no es necesario transmitir para el pueblo una ‘ciencia pequeña’, de mala calidad, para que ellos puedan alcanzar la experiencia intelectual, sino lo más importante es capacitar al pueblo en los altos conocimientos, aquellos que son transmitidos en la universidad» (RODRIGUEZ BRANDAO 1986,p.38)
La IAP fortalece el potencial organizativo de los grupos de base a través del acento que coloca en sus investigaciones e intervenciones sobre el análisis colectivo, el trabajo en grupo y la búsqueda conjunta de alternativas de solución. Es importante, entender la participación como un proceso en el cual, cada sujeto es un agente activo y dirige su acción. Ese proceso se realiza a partir de diferentes actividades organizativas que los grupos de base desarrollan en la búsqueda de soluciones a sus problemas. La metodología de la participación, es la observación del problema a través de una reflexión colectiva grupal, que repercute sobre los otros órganos de la comunidad. Cuando un grupo identifica su problema en una forma colectiva, aparece la necesidad de buscar una solución organizada y adecuada a esa problemática. La organización se constituye en ese momento para los grupos, en un problema concreto, que exige de una solución inmediata para un posterior trabajo. El grupo debe desarrollar su modelo de organización acorde a su propia realidad. Una fuerte organización en el trabajo de base es solamente posible, cuando la toma de conciencia organizativa es el resultado de una lucha para la solución de sus propios problemas.
El principio de organización en la IAP persigue los siguientes propósitos: primero, el lograr estructuras de base, (…) segundo, el fortalecimiento de las estructuras de base, lo que entraña el reconocimiento y el apoyo de los espacios para el funcionamiento de estos grupos,(físico y operativo)al interior de las instituciones a las cuales están vinculados los sujetos participantes; tercero la integración y coordinación con las organizaciones de base existentes en la comunidad, para el cumplimiento de sus funciones. Lo que puede significar entre otras, el orientar y apoyar profesionalmente a los círculos de trabajo existentes, aquellos que expresan un interés en un trabajo conjunto en red para el manejo de las problemáticas intervenidas en los proyectos
Ese principio de organización se transforma en un «medio de comunicación» sobre las expectativas y las necesidades de los agentes de la comunidad, espacio en el que es posible su participación. Según BORIS LIMA (1983,p.3)las formas de organización suceden a diferentes niveles como un proceso permanente. Parten de la lucha diaria en la forma de acciones estructuradas y paso a paso éstas se transforman en acciones más sistemáticas, políticas y reflexivas, hasta llegar a constituirse en una participación política metódica, se erige como una acción conciente, orgánica y planeada. Los cambios políticos, que se perfilan en los tres proyectos como meta, son pensados más a nivel de la toma de posiciones personales y políticas y de las estructuras de pensamiento de las (os) participantes, que a nivel de grandes cambios en estructuras institucionales oficiales.
(…)En la IAP se entiende por participación el esfuerzo organizado para ejercer y fortalecer el control y seguimiento sobre los recursos propios y de las instituciones. Esto debe tener lugar en determinados espacios sociales, y por diferentes grupos y movimientos, los cuales hasta ese momento habían sido aislados en el ejercicio de esa actividad. La participación consiste en la posibilidad que posee la población de intervenir en forma activa en la producción de conocimientos relevantes para la generación de cambios dentro de la sociedad y del orden social existente. Es una emergencia de nuevas subjetividades políticas potencialmente emancipadoras, ligadas al reclamo de los derechos (RESTREPO 2002).
En su lógica externa la participación reivindica la exigencia de la «Autogestión»(el desarrollo de actividades a partir de la propia fuerza motivacional) y de la autodeterminación como principios rectores de la organización social (OBANDO 1992).La participación debe estar reflejada en la unión colectiva de los integrantes del grupo. Una vez los integrantes de estos grupos hayan alcanzado una toma de conciencia organizativa, sus acciones serán realizadas con un unidad y disciplina. La persona participativa estimula el desarrollo de sí mismo y de la comunidad. Esa comunidad es para el sujeto participativo, un núcleo organizativo que posee una conciencia sobre la participación de sus habitantes.
El COLECTIVO IOE (2003) ubica esta forma de participar dentro de una tradición crítica
implicativa a diferencia de la forma tecnocrática de participar en la cual no se asume un análisis de las relaciones de los participantes con el conjunto del sistema social y, por tanto, no genera alternativas globales, forma impulsada por la tradición pragmática operativa de la IA. Las (os)participantes que han sido invitadas a participar voluntariamente en ese proceso, asumen su vinculación, su presencia, su permanencia, como una decisión política en la cual se construye la posibilidad de participar en la vida política, social y cultural de su sociedad.
Su participación es activa y decisoria (…)desarrollan y prueban desde su propia fortaleza instrumentos y alternativas para la defensa de su situación de afectación.
Olga Lucia Oband –Salazar Volumen 7,No.,Art.3 – Septiembre 2006. www.qualitative-research.net/fqs-texte/4-06/06-4-3-s.pdf –
La secuencia de causas debe iniciarse con las más directamente relacionadas con el Problema Central, que se ubican inmediatamente debajo del mismo. De preferencia se deben identificar unas pocas grandes causas, que luego se van desagregando e interrelacionando.
Una buena técnica es preguntarse ¿por qué sucede lo que está señalado en cada bloque?. La respuesta debiera encontrarse en el nivel inmediatamente inferior.
Se deben identificar todas las causas, aun cuando algunas de ellas no sean modificables, deteniéndose en el nivel en que es posible modificarlas. Hay que recordar que lo que se persigue es elaborar un modelo causal para la formulación de un proyecto y no un marco teórico exhaustivo.
Cada bloque debe contener sólo una causa.
Diagramar el Árbol de Problemas, verificando la estructura causal.
Resumiendo, el Árbol de Problemas debe elaborarse siguiendo los pasos que, a continuación, se enumeran:
1 Formular el Problema Central
2 Identificar los EFECTOS (verificar la importancia del problema),
3 Analizar las interrelaciones de los efectos
4 Identificar las CAUSAS del problema y sus interrelaciones
5 Diagramar el Árbol de Problemas y verificar la estructura causal.
⇒ Es importante recordar que los componentes del Árbol de Problemas deben presentarse de la siguiente manera:
_ Sólo un problema por bloque
_ Problemas existentes (reales)
_ Como una situación negativa
_ Deben ser claros y comprensibles
⇒ El proyecto se debe concentrar en las raíces (causas). La idea es que si se encuentra solución para éstas, se resuelven los efectos negativos que producen.
A continuación se presenta un ejemplo esquematizado del árbol de problemas
capital social con este enfoque, es Dietlind Stolle. Para él, “el capital social es concebido como un fenómeno subjetivo compuesto por valores y actitudes de los ciudadanos que determinan cómo se relacionan unos con otros” (Herreros, 2002:
Robert Putman, quien además es considerado como uno de los precursores del capital social, señala que éste está conformado fundamentalmente “del grado de confianza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de comportamiento cívico practicadas y el nivel de asociatividad que caracteriza a esa sociedad. Estos elementos evidencian la riqueza y la fortaleza del tejido social de una sociedad” (Kliksberg, 2000: 28
Kenneth Newton es otro de los autores que propone una definición de capital social desde una perspectiva cultural. Para él, capital social “puede ser visto como un fenómeno subjetivo, compuesto de valores y actitudes que influyen en cómo las personas se relacionan entre sí. Incluye confianza, normas de reciprocidad, actitudes y valores que ayudan a las personas a trascender relaciones conflictivas y competitivas para conformar relaciones de cooperación y ayuda mutua”
Stephan Baas, también desde el enfoque cultural, afirma que el capital social “tiene que ver con cohesión social, con identificación con las formas de gobierno, con expresiones culturales y comportamientos sociales que hacen a la sociedad más cohesiva y algo más que una suma de individuos
Los valores: sobre todo desde el enfoque cultural, el capital social se constituye como recurso dependiendo de los valores que estén presentes en un grupo social o a los que den prioridad los individuos de una sociedad.
Valores como la solidaridad, el respeto, la confianza mutua, entre otros, acentúan procesos en los que el capital social se ve potenciado y junto con eso, procesos que favorecen el diario vivir de las personas.
Flotts propone la siguiente definición, considerando, tanto el enfoque estructural, como el cultural.
“Capital Social es un fenómeno social, compuesto por los valores, las normas, las redes y las relaciones sociales presentes en una sociedad y que facilitan el establecimiento de vínculos de confianza, de reciprocidad y de solidaridad entre los miembros de un grupo, comunidad o sociedad determinada
Participación y ciudadania Desde el punto de vista del Trabajo Social, es la participación un principio inherente al mismo. El concepto de organización de la comunidad recoge la participación como un elemento esencial para la consecución del bienestar social de la comunidad.
La participación en la ISC significa que las personas de la comunidad, aunque no hayan sido elegidas o designadas responsables de la administración, puedan influir en las decisiones de los políticos, y en los programas que conllevan estas políticas que afectan sus propias vidas, asumiendo con ello, su propia responsabilidad desde el principio.
El trabajador social juega un papel importante apoyando al ciudadano para que sea real y eficaz esa participación, prestándole la orientación, formación e información necesaria, acompañándole en su intervención educativa. Todo un rol que debe sustentarse en varios pilares: actitud de respeto, autenticidad y transparencia, preparación técnica y actitudinal.
La participación también es importante para generar autonomía en los ciudadanos, ya que mediante la participación se fomenta el sentido de pertenencia a la comunidad y la autorresposabilidad en la resolución de sus necesidades.
Por otro lado, a la hora de incrementar los niveles de participación resulta de gran importancia integrar equilibradamente los derechos individuales y sociales, de modo que se potencie a la persona a la vez que ésta se siente parte de una comunidad de propiedad común. Es justamente la participación lo que distingue al Trabajo Social con comunidades. Si no se da en nuestras intervenciones la participación, se pierde la dimensión de la ISC.
La participación social es presentada por las políticas sociales como una oportunidad para la superación de la pobreza, dándole una legitimidad, política, histórica o cultural y también económica o gerencial.
El paradigma dialéctico, procedente de la filosofía marxista, supone una importante proposición metodológica para las intervenciones de carácter comunitario, y la correspondiente transformación de la realidad sobre la que se actúa: la unidad sujeto/ objeto, según Marx ha liberado al hombre de una posición contemplativa. Es en la praxis cuando se produce una toma de conciencia en la que el sujeto es idéntico al objeto, y ello implica una transformación de la realidad; un proceso recíproco, en la medida que el sujeto, al conocer “lo otro”, se conoce a sí mismo, obteniendo un conocimiento de ambos que les modifica.
Lewin (1946) desarrolló la investigación participativa como alternativa a la investigación tradicional que separaba la ciencia y la práctica. Lewin defiende la necesidad de una integración de ambas en proyectos conjuntos, en donde los profesionales aplicados investiguen con rigurosidad los efectos de sus intervenciones prácticas y los teóricos sean capaces de encontrar aplicaciones sociales relevantes para sus formulaciones.
Se pretende conseguir dos objetivos clave:
Investigación – acción, a través de cuya práctica, los grupos o comunidades pretenden cambiar sus circunstancias de acuerdo con una idea compartida por todos los miembros del grupo.
(…)En la IAP se entiende por participación el esfuerzo organizado para ejercer y fortalecer el control y seguimiento sobre los recursos propios y de las instituciones. Esto debe tener lugar en determinados espacios sociales, y por diferentes grupos y movimientos, los cuales hasta ese momento habían sido aislados en el ejercicio de esa actividad. La participación consiste en la posibilidad que posee la población de intervenir en forma activa en la producción de conocimientos relevantes para la generación de cambios dentro de la sociedad y del orden social existente. Es una emergencia de nuevas subjetividades políticas potencialmente emancipadoras, ligadas al reclamo de los derechos (RESTREPO 2002).
En su lógica externa la participación reivindica la exigencia de la «Autogestión»(el desarrollo de actividades a partir de la propia fuerza motivacional) y de la autodeterminación como principios rectores de la organización social (OBANDO 1992).La participación debe estar reflejada en la unión colectiva de los integrantes del grupo. Una vez los integrantes de estos grupos hayan alcanzado una toma de conciencia organizativa, sus acciones serán realizadas con un unidad y disciplina. La persona participativa estimula el desarrollo de sí mismo y de la comunidad. Esa comunidad es para el sujeto participativo, un núcleo organizativo que posee una conciencia sobre la participación de sus habitantes.