Portada » Filosofía » Realidad objetiva de las ideas descartes
Descartes plantea dos ideas opuestas:
duda (actitud crítica de incertidumbre sobre opiniones y creencias) y certeza (estado de certidumbre de dichas opiniones y creencias), a la hora de establecer un punto de partida absolutamente cierto para encontrar verdades, y fundamentos de conocimientos, indudables, lo cual requiere eliminar los conocimientos que carezcan de certeza absoluta. El primer criterio para que algo sea cierto es la evidencia.
La duda es el medio por el cual Descartes trata de alcanzar las certezas y una verdad que sea creída por sí misma, permitiendo así, el desarrollo de los demás saberes. La duda cartesiana es:
hay que dudar de todo.
METÓDICA, constructiva. Es un instrumento para llegar a la verdad; se opone a la duda escéptica.
sólo debe afectar a las teorías o reflexiones filosóficas, no a las creencias religiosas.
pretende ser fundamento de la ciencia y el saber y el fundamento del método.
Mediante este sistema, Descartes:
-Dudó de los sentidos, pues, a veces, fallan. No son infalibles y, en cambio, son fundamento de gran parte del saber tradicional.
-Cuestionó el mundo exterior, o la diferencia entre el sueño y la vigilia.
Aunque mientras soñamos nuestros pensamientos no se corresponden con la realidad, -tanto en el sueño como en la vigilia se concibe el pensamiento como algo real.
-Planteó la hipótesis de un “genio maligno” que pudiera engañarnos cuando creemos estar en la verdad, así como en los teoremas y axiomas matemáticos y geométricos evidentes a nuestra razón, que también comete errores: los paralogismos.
Para el momento de la duda, también estableció una moral provisional dominada por la razón y desengañada de las pasiones.
Para finalizar, si con este sistema no se llega a ninguna certeza tendríamos que rechazar la posibilidad de un saber universal, pero como en nuestro pensamiento hallamos la primera verdad indudable (Pienso, luego soy;
Cógito, ergo sum) se confirma que el método es válido.
Por tanto, la duda cuestiona el fundamento racional de todos los conocimientos y la primera certeza (el Cógito) supone el rechazo del escepticismo y el punto de inflexión donde termina la fase crítica del método y donde comienza la constructiva, una larga cadena de razonamientos que sean fundamento del conocimiento.
1.2
Descartes divide al hombre en alma y cuerpo, dos tipos de sustancias distintas.
Para Descartes, la sustancia (res) es lo concreto existente, y lo propio de la res es la existencia completa:
sólo se necesita a ella para existir.
Sabiendo esto, Descartes deduce de la primera certeza (el Cógito) que el alma es pensamiento (res cogitans, sustancia pensante). Es una sustancia finita cuyo único atributo es el pensar, identificado con la conciencia (para Descartes las personas no tienen inconsciente).
Ahora bien, como una sustancia finita no necesita de otra para existir, considera que cuerpo y alma son dos sustancias radicalmente diferentes (dualismo cartesiano) y que el alma no necesita al cuerpo para existir.
Por tanto, el “yo” no es el cuerpo, algo material que podría no existir. Podemos dudar de las cualidades secundarias (calor, textura…) de nuestro cuerpo, pues son proporcionadas por los sentidos (duda metódica).
Descartes define el cuerpo (cualquier cuerpo) como la res extensa, la extensión es su único atributo, determinado por la física. Cuantifica las cualidades por las que percibimos la res extensa, es decir, sus cualidades primarias: extensión/figura y sus estado de movimiento o reposo (científico moderna).
Las sustancias, según Descartes, las percibimos no por los sentidos sino mentalmente, por lo que las define: “pensamiento y extensión”; además de infinitud, atributo esencial de una tercera sustancia necesaria para la vida, la res infinita,
Dios.
La conclusión de la metafísica de Descartes es la existencia de tres sustancias:
Por último, para explicar la interacción entre alma y cuerpo, Descartes habla de dos tipos de sensaciones: las extensas, por las que captamos los otros cuerpos (y el nuestro al vernos y oírnos), y las internas, por las que captamos “desde dentro” las sensaciones o cambios de nuestro cuerpo. Por esto dice que el alma se extiende por nuestro cuerpo y conecta con él, conectándose especialmente a la glándula pineal y al cerebro.
Descartes admite que los cambios en el cuerpo producen cambios en el alma, y viceversa.
1.3
Para Descartes, el pensamiento es todo acto consciente de la mente (relacionado con la consciencia), así como contenido psíquico, que incluye a los sentidos y los sentimientos, y del cual tenemos una percepción inmediata. Distingue dos tipos de contenidos mentales:
son representaciones de las cosas y objetos de pensamiento; están contenidas en la mente y a ellas accedemos de forma fácil e inmediata. Según Descartes, sobre ellas recae el conocimiento, son intermediarias entre el sujeto y el mundo. Referidas a un objeto, incluso encontramos ideas de “cualidades secundarias” (color, dureza…), y de “cualidades primarias” (extensión) por las que reconocemos el objeto, ya que son las cualidades esenciales y la auténtica materia de estudio y conocimiento.
estos contenidos mentales implican algo más que una simple idea, como puede ser el amor.
Volviendo a las ideas,
Descartes las clasifica en tres tipos:
provienen de la experiencia y dan lugar al conocimiento empírico. Se refieren a cosas distintas del “yo”.
son construidas por la imaginación y la voluntad de uno mismo a partir de otras ideas.
según Descartes están en nosotros antes de tener ninguna experiencia con el mundo y descansar en nuestra razón, pues nacen a la vez que nuestra conciencia. Además, son evidentes (pienso luego soy, existencia de un ser perfecto e infinito), afirmación del racionalismo y crítica del empirismo, ya que sirven para demostrar la existencia de la realidad física. Por tanto, también son objeto de análisis profundo.
Descartes incluso consideró que igual que hay ideas innatas hay verdades eternas, potencialmente cognoscibles gracias a estas ideas, no siempre disponibles en nuestra mente.
La distinción entre diferentes tipos de ideas lo llevó a afirmar que hay ideas más perfectas que otras puesto que existen sustancias más perfectas que otras, aunque mantengan cierta semejanza en lo referido a ser ideas.