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Kant es el gran sintetizador de las corrientes racionalista y empirista.
– Del racionalismo Kant saca la siguiente convicción: Toda ciencia se apoya en unos contenidos anteriores a la experiencia (a priori
), a los que llama trascendentales.
– Del empirismo, Kant saca lo siguiente: Toda ciencia ha de basarse en datos que parten de la experiencia (a posteriori
), que son condiciones empíricas y particulares de cada sujeto.
También Newton y todo el movimiento científico del siglo XVIII influye en Kant. Kant pretende plasmar las condiciones necesarias para que la filosofía y la metafísica tengan el rigor de una ciencia.
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Las repercusiones de la obra de Kant son muy amplias. De Kant deriva el idealismo de Fichte, Schelling y Hegel. En su obra aparecen las raíces premarxistas del socialismo del siglo XIX, cuando denuncia la explotación del hombre por el hombre y cuando expone como norma ética que nuca se debe tratar al otro como un medio sino como un fin en sí mismo. A partir de Kant, Dios y el alma serán analizados y estudiados por la teología y la psicología y no por la filosofía. En su obra se encuentra también una conquista definitiva para la ciencia: espacio y tiempo son la condición de posibilidad de nuestro conocimiento, y esto influirá en el positivismo de Comte, en el neopositivismo del Círculo de Viena y en Popper. La teoría de que el sujeto construye la realidad influirá en la tesis de Heisenberg (principio de incertidumbre).
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La Ilustración alemana influye en el filósofo prusiano. En la Ilustración la razón se manifiesta como autónoma, e.d., suficiente en sí misma, y como crítica contra los prejuicios, contra la tradición, contra la autoridad externa y contra las supersticiones. La razón se manifiesta libre.
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Las tres obras fundamentales de Kant son: Crítica de la razón pura, su obra principal, donde desarrolla toda su teoría del conocimiento, Crítica de la razón práctica y Fundamentación de la Metafísica de las costumbres.
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En la Razón humana pueden diferenciarse dos usos o dimensiones: el uso teórico, referido al conocimiento, y el uso práctico, referido a la moral.
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Se cuestiona si la metafísica es o no una ciencia y somete a crítica las facultades de la razón a fin de conocer cuáles son sus posibilidades de conocer y sus límites.
Los objetivos de Kant, formulados en forma de interrogantes, son cuatro: ¿Qué puedo conocer?, ¿Qué debo hacer?, ¿Qué me cabe esperar? y ¿Qué es el hombre?. Se trata de los problemas del conocimiento, de la moralidad, de la historia y la religión, y de relacionar todo esto con el hombre.
Kant define la metafísica como el conocimiento especulativo de la razón que se ocupa de lo suprasensible: del alma, de Dios y del mundo.
Lo que Kant va a cuestionarse es si es posible la metafísica como ciencia. Este problema lo plantea por varios motivos: La metafísica no ha progresado como ciencia, no hay acuerdo entre sus partidarios y su método es un simple tanteo.
Según Kant todo nuestro conocimiento se funda en la experiencia pero no todo se deriva de ella. El conocimiento se compone de dos elementos:
– Un elemento a priori derivado de nuestra facultad de conocer. Es la forma de conocimiento, una especie de esquemas en los que acomodamos lo que percibimos igual para todos los hombres. Son el espacio y el tiempo, las categorías y las ideas trascendentales.
– Un elemento a posteriori, o materia del conocimiento que proviene de las impresiones sensoriales.
Kant trata de averiguar qué características ha de tener una ciencia para ser considerada como tal.
– Condiciones de posibilidad de la ciencia: Todo saber, para ser considerado ciencia, debe ser universal, necesario, y progresivo (debe avanzar en el conocimiento).
– Los juicios de la ciencia: Distingue entre juicios analíticos, que no son ampliativos, y juicios sintéticos que, a su vez, pueden ser: a posteriori, que no son universales ni necesarios, y a priori, que sí lo son.
Así pues, sólo los juicios sintéticos y a priori pueden ser científicos.
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Kant distingue tres facultades del conocimiento en el hombre: la sensibilidad (los objetos nos son dados), el entendimiento (los objetos son pensados) y la Razón (busca juicios cada vez más generales). A esta clasificación le corresponde cada una de las partes de la Crítica de la razón pura:
En este apartado estudia la sensibilidad: la capacidad de recibir pasivamente representaciones sensibles procedentes de los objetos.
El acto de conocer a través de los sentidos lo denomina intuición.
El conjunto de los datos recibidos a través de los sentidos constituye la materia del conocimiento.
Para que pueda darse el conocimiento sensible se necesitan dos condiciones:
espacio y tiempo.
Por tanto, espacio y tiempo son condiciones universales y necesarias (trascendentales). Kant las llama formas a priori de la sensibilidad o intuiciones puras.
El espacio y el tiempo no están en el objeto, no son impresiones que recibimos, sino la forma, el modo con que percibimos todas las impresiones. Son a priori porque son anteriores a toda experiencia, están en el sujeto antes de que perciba cualquier experiencia sensible. No son conceptos elaborados por el entendimiento; son intuiciones, anteriores a la experiencia y necesarias para que ella sea posible.
Kant distingue entre:
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lo que aparece a los sentidos, el dato empírico, más las formas a priori del espacio y el tiempo, e.d., los objetos que captamos en un espacio y un tiempo.
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la cosa en sí, lo no cognoscible del fenómeno.
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La Geometría se ocupa del espacio y la Aritmética del tiempo. Espacio y tiempo son formas a priori, universales y necesarias.
Gracias a la sensibilidad tenemos una colección de datos empíricos, pero no los hemos entendido. Para eso está el entendimiento.
La función propia del entendimiento es pensar los objetos. El entendimiento trata de unificar todos los fenómenos o impresiones que recibimos en la sensibilidad, por medio del pensar.
Por tanto, nuestro conocimiento deriva de dos fuentes:
sensibilidad y entendimiento.
El conocimiento incluye conceptos y juicios:
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Las representaciones de los objetos son unificadas en conceptos. Tengo que referir los fenómenos a un concepto para que haya conocimiento (veo una casa)
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Los conceptos se relacionan formando juicios. Expreso el conocimiento mediante un juicio (esto es una casa)
Los conceptos pueden ser:
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Empíricos, que proceden de la experiencia y son a posteriori (casa, perro,).
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Puros o categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori. (concepto de causa, necesidad, )
El entendimiento aplica espontáneamente estos conceptos puros o categorías a los fenómenos provenientes de la facultad de la sensibilidad. La función del entendimiento es formular juicios, unificar y coordinar los datos provenientes de la experiencia sensible.
Los fenómenos recibidos a través de la sensibilidad no pueden ser pensados si no es de acuerdo con las categorías. Si el entendimiento no pudiera desarrollar esta función unificadora de las impresiones a través de las categorías, no tendríamos conocimiento, sino simplemente impresiones sensibles sueltas.
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La validez de los principios enunciados por la Física no dependen de la experiencia, por tanto, son a priori. Además son necesarios y progresivos.
En esta parte, Kant se plantea si la metafísica puede ser o no ciencia.
La Metafísica como ciencia es imposible porque las categorías sólo pueden usarse en su aplicación a los fenómenos y las realidades metafísicas (Dios, Alma, Mundo) escapan a la experiencia fenoménica.
Es decir, los juicios sintéticos a priori, que son los únicos juicios propios de la ciencia, son imposibles en la Metafísica (no me puedo apoyar en ninguna experiencia para hablar de Dios).
Las ideas metafísicas son puros entes pensados.
Kant también habla de la tercera facultad del conocimiento:
La Razón sirve para universalizar y unificar el saber humano. La Razón lleva a cabo la síntesis de las ideas trascendentales:
Mundo, que hace posible toda experiencia externa; Alma, que hace posible toda experiencia interna; y Dios, punto de convergencia de ambas, principio y fin.
Tales ideas no pueden ser objeto de intuición sensible. Pero la razón tiende a hacer de estas ideas objetos reales y a tratarlas como tales aplicándoles categorías, cayendo entonces en la ilusión trascendental.
Por tanto, la Metafísica no es ciencia, ya que no emite juicios sintéticos a priori. La Metafísica es una tendencia natural pues la razón tiende a la búsqueda de lo incondicionado, a hacerse preguntas y a formular respuestas acerca de Dios, el Alma o el Mundo como totalidad.
Kant intenta demostrar los vicios y contradicciones en los que cae la razón en las tres ramas de la metafísica: Psicología racional, cosmología y teología.
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Crítica a la psicología racional (estudio del alma)
La Psicología intenta aplicar al yo pienso la categoría de sustancia, por lo que se dan constantemente paralogismos ya que pretende conocer la naturaleza del alma prescindiendo de toda experiencia.
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Crítica a la cosmología (estudio del mundo)
La Cosmología se basa en la idea de mundo como totalidad. Incurre constantemente en antinomias o contradicciones de cantidad, de cualidad, de relación y de modalidad.
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Crítica a la teología (estudio de Dios)
o El argumento ontológico: En el mero concepto no puede estar la existencia, el concepto no dice nada de la existencia.
o El argumento cosmológico: De la experiencia del ser contingente no se puede concluir la necesidad del ser necesario: se aplica la categoría de causa más allá del mundo fenoménico.
o El argumento teleológico: Aunque exista un ser ordenador del mundo, esto no quiere decir que sea un ser creador.
Por tanto, las ideas sólo tienen un uso regulador de la Razón: no pueden aplicarse al mundo de los fenómenos.
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Uso práctico de la razón:
Una ética es material cuando tiene un contenido, sus contenidos están marcados ya de antemano por un concepto de Bien no elaborado por la propia persona y califican las actuaciones como buenas o malas en función de la consecución de un fin.
Según Kant, la ética debe ser:
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se centra en la forma y no en el contenido.
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no empírica: universal y necesaria para todos los hombres.
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no hipotética: los juicios morales son absolutos, no imponen condiciones.
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no heterónoma: el sujeto se determina él mismo a obrar, no actúa movido por agentes externos y diferentes de la propia razón ya que sin libertad no hay moral.
Según Kant, la única cosa que se puede calificar de buena es la voluntad buena
La voluntad buena es aquella voluntad que obra por deber, que actúa determinada por la razón. No hay que obrar conforme al deber sino por deber, por respeto a la ley moral, sin buscar algún fin. La ley moral es el principio objetivo del obrar, prescribe cómo ha de actuar el hombre que actúa guiado única y exclusivamente por la razón.
La ley moral adopta para los hombres la forma de imperativo. Kant distingue dos tipos de imperativos.
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son aquellos que prescriben una actuación como buena o necesaria para alcanzar un fin
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son los que se imponen a nuestra voluntad de un modo absoluto, sin ningún tipo de condición. Son, por tanto, autónomos (el hombre debe actuar siguiendo los dictados de su conciencia), universales y apodícticos (no sometidos a ningún condicionamiento).
o Obra de tal manera que tus actos puedan ser considerados como normas universales de conducta.
o Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como fin y nunca como medio.
Los postulados son verdades no evidentes pero necesarias. Éstas son: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y la libertad. Aunque incognoscibles para la razón teórica, son admitidos por la razón práctica y es necesario suponerlos verdaderos para que el orden moral no se venga abajo.
La inmortalidad del alma y la existencia de Dios son condiciones necesarias para que exista el Bien Supremo. La razón humana tiende al bien supremo, que es la suma de virtud y felicidad. Sin embargo, aquí se produce un problema, ya que la noción de felicidad no implica la de virtud, y viceversa. Esto se resuelve recurriendo a la doble pertenencia del hombre al mundo inteligible y al mundo fenoménico. En el mundo fenoménico la virtud no siempre lleva a la felicidad, pero sí en el mundo inteligible. Esto implica la posibilidad de la inmortalidad del hombre y la existencia de una causa que garantice esa inmortalidad.