Portada » Lengua y literatura » Analisis de la metamorfosis de franz kafka
Franz Kafka es uno de los grandes renovadores de la narrativa de comienzos del siglo XX, caracterizada por la superación del realismo y la incorporación de nuevas técnicas para presentar el relato. Con su estilo claro, conciso, equilibrado, preciso, con escasez de metáforas y algún matiz irónico, los principales elementos formales de la renovación narrativa que Kafka introduce en La metamorfosis son los siguientes:
El expresionismo es un movimiento vanguardista surgido en Alemania a principios del siglo XX y que dará sus frutos en diversos campos: las artes plásticas, el cine, la literatura, la música, etc. El expresionismo consiste en la deformación de la realidad para expresar de manera subjetiva la visión que el artista tiene del ser humano y de la naturaleza, de modo que la expresión de los sentimientos se impone a la descripción objetiva. De esta forma, los autores expresionistas buscan una nueva forma de captar la realidad, distinta a la del realismo decimonónico.
En La metamorfosis (1915), El proceso (1925) y El castillo (1926) Kafka muestra el absurdo de la existencia, la soledad y la alienación del hombre moderno, su desorientación, inseguridad y desesperación en esta sociedad urbana e industrial, y su impotencia frente a poderes desconocidos que rigen su destino. Este planteamiento subjetivo, a menudo presentado en forma de parábolas, es un rasgo expresionista.
Los personajes se definen por conductas o vivencias hiperbólicas (expresionistas), como ocurre con la transformación de Gregor en insecto. También es expresionista la situación en la que Gregor vive con una manzana incrustada en su caparazón, que se va pudriendo y va infectando su cuerpo; igualmente es expresionista y degradante el abandono en que se encuentra el personaje por parte de su familia, cuando se va cubriendo de suciedad, hasta su muerte final. A pesar de ciertos detalles repugnantes (la baba que sale de su boca, la acumulación de polvo y pelos que arrastra su cuerpo de insecto, etc.), el protagonista inspira al lector lástima y compasión, del mismo modo que la transformación de la hermana hacia actitudes despóticas, intransigentes y faltas de afecto provocan su rechazo. Estos elementos de crudeza expresiva y de exageración impactante pretenden provocar la reflexión del lector, y son una prueba del genio creador de un escritor atormentado.
La metamorfosis presenta una situación propia de una pesadilla: un viajante de comercio se despierta una mañana convertido en un insecto monstruoso. Como en los sueños, parece que el relato escapa a las ataduras de la lógica; como en las posteriores imágenes del surrealismo —del que se puede considerar a Kafka un precursor— encontramos emociones que no se someten a la razón.
Así, no solo resulta absurdo que el insecto continúe pensando y que pretenda actuar como el hombre que era Gregor, sino que también resulta irracional la normalidad con la que la familia acepta la increíble transformación. Con su fusión de realidad y fantasía, el argumento no respeta la verosimilitud: la familia Samsa reacciona con horror y disgusto al ver a Gregor transformado en un insecto gigantesco, pero ni los padres ni la hermana muestran estar sorprendidos. Es llamativo el contraste entre la normalidad de los personajes y el hecho fantástico de la situación absurda en la que se encuentran. Esto se explica como una prueba de su angustia, de la obsesión y dependencia por unas relaciones familiares y laborales alienantes.
El narrador de La metamorfosis adopta distintas perspectivas o puntos de vista en su relato. En primer lugar, se presenta como un narrador externo, en tercera persona y omnisciente:
“Cuando despertó una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregor Samsa se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto.” (ed. Ecir, pág. 49)
En algunas ocasiones incluso interviene para comentar e interpretar algún suceso, como cuando censura la actitud obstinada de Grete:
“La hermana descubrió inmediatamente el nuevo pasatiempo de Gregor —al trepar, dejaba aquí y allá restos de sustancia pegajosa—, y decidió facilitarle en lo posible los movimientos (…) Naturalmente, no fueron únicamente su cabezonería infantil y aquella confianza en sí misma (…) Probablemente también, con aquel entusiasmo propio de las chicas de su edad, que busca manifestarse en todo momento, vio la situación de Gregor más horrible de lo que era” (pág. 70-72).
Otras veces, este narrador externo se aleja de la omnisciencia y presenta un punto de vista cercano al del protagonista:
Aparenta desconocer algunos aspectos de la historia y los muestra tal y como puede percibirlos o comprenderlos Gregor:
“Mientras tanto, reinaba un profundo silencio en la habitación de al lado. Quizás los padres estaban sentados a la mesa con el gerente y cuchicheaban con este. Quizás estaban pegados a la puerta escuchando.” (pág. 57)
Esta perspectiva lleva a que el lector se identifique con el protagonista, a que comparta su sufrimiento y angustia. El lector conoce la realidad a través de la mirada de Gregor. El procedimiento que utiliza Kafka para dar a conocer las emociones, recuerdos, reflexiones y fantasías de Gregor es el estilo indirecto libre, consistente en la reproducción de los pensamientos del personaje pero puestos en la voz del narrador:
“¿No bastaba con mandar un aprendiz a preguntar, suponiendo que fuera necesario este afán por preguntar? ¿Tenía que venir el mismísimo gerente a enterar a toda una inocente familia de que solo él podía intervenir en la investigación de tan tenebroso asunto?” (pág. 54
En algún momento el punto de vista narrativo se desplaza hacia la hermana o el padre:
“Naturalmente, al padre, en su actual estado de ánimo, no se le ocurrió abrir la otra hoja para dejar espacio suficiente. Solo le obsesionaba una idea: debía entrar cuanto antes en su habitación.” (pág. 62)
Y cuando Gregor muere, el punto de vista es el de su familia, que afronta el futuro con nuevas esperanzas:
“Decidieron dedicar aquel día a descansar y a pasear: no solo se habían ganado esta pausa en el trabajo, sino que les era hasta indispensable. (…) Sin cruzar palabra, entendiéndose casi instintivamente con las miradas, se dijeron uno a otro que ya era hora de encontrarle un buen marido.” (pág. 90-91)
En las obras de Kafka es frecuente la combinación de lo cómico y lo dramático. En La metamorfosis son abundantes los elementos grotescos: el despertar de un humano convertido en un insecto, la caricaturización de los personajes, la ingenuidad de Gregor al pensar que su padre ha hecho bien el guardar parte del dinero, etc. Y también los dramáticos o trágicos: la soledad, la deshumanización, la incomunicación, la mezquindad de la familia… Esta mezcla de risa y dolor apunta a la angustia vital, la denuncia de un orden establecido, el deseo de escapar de una situación insostenible.
Los principales temas de la obra giran en torno de la sociedad, la familia y el individuo:
El individuo impotente en manos de una instancia superior, anónima y poderosa.
La narración no se limita al relato de una sucesión de hechos, sino que los acontecimientos y los objetos adquieren un significado simbólico. Como dice Lluís Izquierdo: “Kafka fue un gran escritor no porque hablase de la angustia, del miedo y de la incertidumbre contemporáneos, sino porque descubrió, para cada uno de esos estados, un objeto o un animal o un humor o una frase concretos —físicos, materiales— que dan cuerpo a la vaguedad de lo abstracto”.
Tras su transformación Gregor Samsa queda aislado en su habitación, desde donde sigue la evolución de los sentimientos de su familia hacia su nueva condición de insecto, que va desde la consideración hasta el asco declarado. La metamorfosis de Gregor también supone la imposibilidad de seguir trabajando y por tanto de aportar el dinero necesario para el sustento de la familia; por ello los lamentos se convierten pronto en reproches. Cada vez más aislado y rechazado, observando la vida familiar desde su escondrijo, asistimos a la degradación de Gregor Gregor simboliza al ser humano, en contraposición a lo que era habitual en la novela del siglo XIX, que analizaba minuciosamente la psicología de personajes individuales. Kafka sitúa al hombre contemporáneo en el centro de la narración, con las dudas y tragedias propias de su tiempo. Gregor está condenado a una vida de sacrificio y esfuerzo que le desagrada, por lo que se rebela contra su destino transformándose en un insecto monstruoso, que significa a la vez la revelación de las agresiones que sufre, tanto en el ámbito laboral como en el familiar, y el castigo que él mismo se inflige por su profundo sentimiento de culpa.
La herida de Gregor no es solo física, sino que tiene también un componente psíquico y simbólico: el rechazo de la sociedad, tanto en el campo de la empresa como en el de la familia, el odio de su padre hacia él y su extrema soledad.
Las puertas cerradas de la habitación de Gregor representan el rechazo de la sociedad, que lo menosprecia y le limita su libertad. La habitación, desde que le retiran los muebles hasta que se convierte en un estercolero, como corresponde a un escarabajo pelotero, representa la creciente indiferencia de la familia hacia Gregor y su deshumanización, que culmina cuando la criada barre y tira a la basura el cuerpo muerto.
También es simbólico el número tres, tan frecuente en la literatura y el arte, como ha explicado Vladimir Nabokov al atribuirle una significación estética y lógica: los tres capítulos del relato, los tres miembros de la familia de Gregor (el padre, la madre, la hermana), las tres habitaciones de la casa en las que transcurre la acción (el cuarto de Gregor, la sala de estar y la habitación de Grete), los tres huéspedes, etc Finalmente, también es simbólico el paso del tiempo, el transcurrir de las estaciones y el clima:
Así, la acción comienza con un día gris de lluvia de finales de otoño y termina, en marcado contraste, con un día soleado de finales de marzo, anuncio de la primavera, lo que representa la liberación final de la familia y el renacimiento que supone haberse librado de Gregor. El significado de estos símbolos es evidente: la transformación de Gregor ha marcado una época de oscuridad, de sufrimiento, de negación de la vida, de muerte; en contraste, la muerte del protagonista representa la liberación de la angustia, el nacimiento de la ilusión, de una vida nueva.