Portada » Arte » Elementos formales de la arquitectura romanica
El término románico fue inventado en 1818 por un arqueólogo francés. La arquitectura románica procedía de la arquitectura romana. El románico es un estilo autónomo que nace y se desarrolla durante el siglo XI y primera mitad del XII, coincidiendo con el renacimiento de la orden monástica benedictina, con el flujo de las peregrinaciones y con la épica de las Cruzadas. El restablecimiento de la paz física y espiritual llego con los monjes benedictinos. En sus dominios incorporaron progresos agropecuarios que aumentaron la producción cerealista y la cabaña ganadera. El control de la producción artística se había escapado de las manos exclusivas del rey y tendió a compartirse. Los benedictinos se compartían en los mediadores entre el hombre y lo sagrado. Dos abadías de Borgoña (Clundy y Cîteaux) encargadas de forjar el arte románico y la mentalidad que lo sustenta. En el siglo XI los monjes negros de Clundy, los cluniacenses, favorecen el culto a las reliquias y crean la iglesia de peregrinación. El orgullo y la riqueza decorativa en sus edificios motivan que en el siglo XII se produzca una reforma de la orden encabezada por San Bernardo y los monjes blancos de Cîteaux, los cistercienses. Su espíritu fomenta las cruzadas y dota al monasterio de la tipología canónica. La fe en las reliquias iba a promover un gran fenómeno social: la peregrinación penitencial, que constituye la mayor manifestación de masas de la Edad Media. Tres centros capitalizaban el interés: los Santos Lugares de Jerusalén, las catacumbas de Roma y el sepulcro del Apóstol Santiago. La religiosidad medieval abre un nuevo capítulo en el siglo XII: las Cruzadas, un episodio histórico de locura que culminó con la sangrienta toma de Jerusalén al grito de “Dios lo quiere”, y donde Europa testimonia su fuerza expansiva en Oriente, recibiendo las influencias bizantinas. Este espíritu austero y desornamentado, pero tremendamente eficaz, es cantado por los juglares de la Cruzada española cuando narran que un obispo se acerca al Cid Campeador.
Durante el período románico a la Iglesia y al monasterio se subordinaran la escultura de las portadas y los capiteles historiados del claustro, la pintura mural y las vidrieras de las ventanas.
La bóveda de cañón estaba construida en piedra. Este material protegía al edificio del fuego y permitía fabricar estructuras más perfectas y acústicas para la salmodia y el canto. El hallazgo era sólido y hermoso pero entrañaba nuevos problemas. Había que compartir los empujes que el peso del cañón continuo transmitía a los muros, para ello se fragmentó la cubierta abovedada en tramos mediante fajones que se apeaban en pilares canalizando las fuerzas de descarga. El esqueleto formado por los fajones permitió elevar la altura y aumentar la longitud de la construcción. Las dificultades se complican cuando el edificio tiene tres naves; entonces el cañón central se contrarresta con bóvedas de cuarto de círculo o de arista en las naves laterales y se sitúa un contrafuerte exterior en el eje de los fajones. La estabilidad de los contrafuertes hizo seccionar las naves laterales en dos pisos abriendo una tribuna cuya instalación reforzaba la capacidad del edificio y permitía la iluminación perforando ventanas en la pared. Estos elementos surgieron en función del edificio predilecto de la arquitectura románica, la iglesia. Un templo que está siempre orientado hacia la aurora y evoca en su planta el cuerpo crucificado de Cristo: el ábside alberga la cabeza; el transepto los brazos; el crucero el corazón; y las naves los pies del Salvador. Su espacio interior se usa para el ceremonial. La cabecera con absidiolos, el deambulatorio circunvalando el presbiterio, la tribuna cabalgando sobre el transepto y el pórtico a los pies. Los cluniacenses habían añadido al ora et labora de la regla de San Benito, la celebración de la misa diaria. Para satisfacer esta necesidad, agregaron absidiolos con altares a la cabecera del templo, separándolos del coro-presbiterio mediante un pasillo anular que enlazaba con las naves. La plegaria colectiva de las procesiones corales se habían diseñado con instrumentos de aritmética y geometría, introduciendo una innovación bella y digna, el círculo de capillas y el deambulatorio en la cabecera. La fórmula se extendió a los santuarios de peregrinación, promovidos por Cluny para rendir culto a las reliquias, donde la masiva afluencia de visitantes les obligo a construir absidiolos y tribunas en los brazos del transepto y un pórtico interior en la fachada principal, que resguardaba a los peregrinos de las inclemencias del tiempo y desde donde se iniciaba el circuito procesional.
La bóveda de cañón estaba construida en piedra. Este material protegía al edificio del fuego y permitía fabricar estructuras más perfectas y acústicas para la salmodia y el canto. El hallazgo era sólido y hermoso pero entrañaba nuevos problemas. Había que compartir los empujes que el peso del cañón continuo transmitía a los muros, para ello se fragmentó la cubierta abovedada en tramos mediante fajones que se apeaban en pilares canalizando las fuerzas de descarga. El esqueleto formado por los fajones permitió elevar la altura y aumentar la longitud de la construcción. Las dificultades se complican cuando el edificio tiene tres naves; entonces el cañón central se contrarresta con bóvedas de cuarto de círculo o de arista en las naves laterales y se sitúa un contrafuerte exterior en el eje de los fajones. La estabilidad de los contrafuertes hizo seccionar las naves laterales en dos pisos abriendo una tribuna cuya instalación reforzaba la capacidad del edificio y permitía la iluminación perforando ventanas en la pared. Estos elementos surgieron en función del edificio predilecto de la arquitectura románica, la iglesia. Un templo que está siempre orientado hacia la aurora y evoca en su planta el cuerpo crucificado de Cristo: el ábside alberga la cabeza; el transepto los brazos; el crucero el corazón; y las naves los pies del Salvador. Su espacio interior se usa para el ceremonial. La cabecera con absidiolos, el deambulatorio circunvalando el presbiterio, la tribuna cabalgando sobre el transepto y el pórtico a los pies. Los cluniacenses habían añadido al ora et labora de la regla de San Benito, la celebración de la misa diaria. Para satisfacer esta necesidad, agregaron absidiolos con altares a la cabecera del templo, separándolos del coro-presbiterio mediante un pasillo anular que enlazaba con las naves. La plegaria colectiva de las procesiones corales se habían diseñado con instrumentos de aritmética y geometría, introduciendo una innovación bella y digna, el círculo de capillas y el deambulatorio en la cabecera. La fórmula se extendió a los santuarios de peregrinación, promovidos por Cluny para rendir culto a las reliquias, donde la masiva afluencia de visitantes les obligo a construir absidiolos y tribunas en los brazos del transepto y un pórtico interior en la fachada principal, que resguardaba a los peregrinos de las inclemencias del tiempo y desde donde se iniciaba el circuito procesional.
Santiago el Mayor vino a predicar el Evangelio a España, luego regresó a Palestina donde fue martirizado. Sus discípulos trasladaron su cuerpo por el mar a Galicia para sepultarlo en finisterre. La leyenda que a comienzos del siglo IX un prodigio invitó a localizar los restos del Santo: comenzaron a verse por la noche luces ardientes sobre el sepulcro. Un ermitaño los descubre y el obispo Teodomiro y el rey Alfonso II reaccionan favorablemente ante el hallazgo, fundado en el campo de estrellas como se denominó la ciudad de Compostela en honor del Apóstol. Francia inauguró la peregrinación internacional abriendo en su territorio el Camino de Santiago. Las localidades cabeceras de la ruta eran: Tours, que recogía a los peregrinos procedentes de los Países Bajos; Vézelay, a los alemanes; Le Puy, al resto de los centroeuropeos; y Arlés, a los italianos. Aprovechando antiguas calzadas romanas, confluyendo todos los senderos en la localidad de Puente la Reina. A partir de aquí el camino se unificaba atravesando Logroño, Burgos, León, Astorga y Ponferrada. El peregrino se apoyaba para andar en un bordón del que colgaba la calabaza de agua que usaba como cantimplora y la concha en el pecho. El trayecto de cada etapa era de unos 30 kilómetros diarios y la duración del itinerario oscilaba entre uno y dos meses. La dirección aparecía en la Vía Láctea. En torno al año 1130 se redactó una guía turística donde se describía la infraestructura y los servicios de la red viaria: cita las localidades urbanas y los albergues rurales donde se podía hacer noche y advierte sobre los alimentos que produce cada región, la buena o mala calidad de las aguas y los fraudes de todo tipo que abundaban en la ruta de los santos. La guía es también un catálogo precoz del arte románico, al incluir y comentar los hospitales, los monasterios y las grandes iglesias que salpicaban el recorrido para que los viajeros entraran a rendir culto a las reliquias que atesoraban. Sus características arquitectónicas han sido resumidas en: grandeza de dimensiones y perfecta circulación de entrada y salida en el templo por las naves laterales tras recorrer el ancho transepto y el deambulatorio que contorneaba la espaciosa capilla mayor. Los restos del santo estaban custodiados en una cripta bajo el presbiterio. Los edificios son de piedra y se cubren con bóvedas de medio cañón. La meta de la peregrinación se inició en 1075 por el obispo Diego Peláez y los maestros franceses Bernardo el Viejo y Roberto que gobernaban un equipo de cincuenta canteros especializados. Cuando estaba construida parte de la cabecera las obras se interrumpieron ante el encarcelamiento del obispo y hubo que esperar al año de la designación de otro obispo para que el Maestro Esteban reemprendiera los trabajos. En 1112 se abrieron las puertas de Platerías y Azabachería en los costados sur y norte del transepto. El siguiente paso fue levantar las naves, Gelmírez decide entonces colocar un coro para los canónigos implantando una moda de gran porvenir. El Maestro Mateo ampliaba con nuevos tramos la longitud de los pies y dotaba a la fachada principal el Pórtico de la Gloria en cuyo parteluz la imagen del Apóstol saludaba a los peregrinos. Este era de piedra policromada, constaba de tres arcos que se corresponden con las naves de acceso al templo. En el tímpano central se representa la Gloria de Jesús y en los laterales el Limbo y el Infierno. En las jambas aparecen imágenes de Profetas y Apóstoles. Santiago ocupa el parteluz central.
Un monje cluniacense funda una abadía que dará nombre a los benedictinos reformados: el Cister. La pobreza en el vestido, la austeridad en la comida y la severidad en la vivienda aparecen recogidas en la Carta de la Caridad que fijó la normativa de las casas de la orden: se construirán nuestros monasterios en lugares remotos al paso del hombre. Se instalaran en lo posible donde hay agua para el molino y los huertos, de manera que no sea necesario que los monjes salgan afuera. En los monasterios habrá solo cruces de madera. Las puertas de las iglesias estarán pintadas de blanco y no se levantaran torres de piedra para las campanas demasiado altas. Su distribución es siempre idéntica con el propósito de que cualquier monje forastero se sienta como en su propia casa. El núcleo germinal es la iglesia cuya planta muestra las diferencias entre Clundy y Cîteaux. Los cluniacenses proyectaron cabeceras semicirculares con absidiolos y deambulatorios anulares que se comunicaban con las naves. Los cistercienses prohibieron la entrada a los seglares y potaron por el testero plano. Utilizaron rejas para separar el templo en dos mitades: la parte oriental para los monjes profesos y el área de los pies para los hermanos legos o religiosos que no cantaban misa, de estratos sociales inferiores y que se ocupaban del servicio y de otras tareas mecánicas como atender la huerta y la granja. La concepción caballeresca de los cistercienses les obligo a mantener esta barrera de separación entre los hermanos que rezan y los que trabajan. Los legos se distinguían por vestir un sayal más corto sin capucha y estaban obligados a dejarse barba. Contiguo al templo está el claustro que simboliza el paraíso terrenal donde el aire, el sol, los árboles, los pájaros y los cuatro canalillos que lo cruzan en ángulo recto simulan ser el Jardín del Edén. San Bernardo aboga por el ahorro reduciendo los capiteles a fórmulas lisas como hará en Fontenay para no distraerse. El claustro es el órgano distribuidor de las dependencias monásticas. Las áreas de servicio se abrían en cuatro galerías porticadas representadas por la sala capitular, el refectorio, la cilla y el mandatum. En la sala capitular se congregaba la comunidad presidida por el abad para discutir asuntos del monasterio y acusarse públicamente los monjes de sus faltas. Al lado se construía la biblioteca para conversar en privado con el superior, la gran sala de trabajos manuales, las letrinas y dos accesos: el pasillo abovedado que salía al huerto y la caja de escaleras que ascendía al dormitorio común, en la planta alta y amueblado con jergones tendidos en el suelo. El refectorio o comedor fueron la cocina con el horno de pan y el calefactorio, provisto de una chimenea central para combatir los rigores del invierno. Aquí los monjes se afeitan y sacan lustre a sus sandalias. Encima se eleva la alcoba del abad. El corredor o cilla contenía las oficinas de la administración monástica y las dependencias para comer y descansar de los hermanos legos. En el mandatum había un banco corrido donde los monjes se sentaban para recibir las órdenes del abad y se les distribuía un libro cada año para que lo leyeran. Dentro del recinto amurallado que acotaba el monasterio se habilitaron otros establecimientos: la enfermería, el cementerio, las bodegas y lagares, los establos y cuadras, el molino, la fragua y los talleres artesanales. A la entrada junto a la portería se elevaba una hospedería y una capilla para el pueblo donde consagraban a la Virgen y el color blanco de hábito.
El principal papel de la escultura y de la pintura románica fue instructivo, pedagógico y aleccionador. El clero utilizo las artes visuales para que la población que no sabía leer aprendiese las verdades de la Salvación, esculpiendo en las portadas de los templos y en los muros de las iglesias. También se conciben en el Románico como revestimiento arquitectónico y están asociadas a la decoración monumental. La escultura se desarrolla en los tímpanos abocinados y la pintura en el cascaron del ábside. En el centro aureolado se destaca a mayor tamaño la imagen de Jesús, el resto se fragmenta en frisos horizontales y superpuestos donde aparecen los personajes que secundan a Cristo. El alargamiento desmesurado, las anatomías defectuosas y las perspectivas extrañas son fruto del expresivismo que los artistas imponen a los temas apocalípticos. El asunto predilecto es la representación de la Maiestas Domini: el hijo de dios sentado en un trono con el Evangelio de la mano izquierda y bendiciendo con la derecha. Lo constelan el ángel de San Mateo, el león de san marcos , el toro de san Lucas y el águila de san juan. A su alrededor una legión de serafines y la presencia de los veinticuatro ancianos que tocan instrumentos musicales y cantan las alabanzas del Todopoderoso. Así aparece esculpido en el tímpano de San Pedro de Moissac y pintado al fresco en el ábside de san clemente de Tahüll, y en la bóveda del panteón Real de san Isidoro de león. Es un cristo violento, despótico, vengador, irritado, a punto de estallar de cólera que paraliza el temor al espectador cuando lo contempla en la escena del juicio final. La virgen ocupa un segundo lugar y cuando se la representa adopta la forma de Maiestas Mariae o Trono de Dios con el niño sentado sobre sus rodillas como en la pintura mural de Santa María de Tahüll. El románico catalán simultaneo la técnica mural al fresco consciente en extender los colores sobre una capa fresca de cal aplicada a la pared con la pintura al temple sobre tabla que emplea en los frontales de altar. La superficie de los frontales aparece fragmentada en registros reservando el núcleo central para Maiestas Domini o Mariae y rellenando los espacios laterales con milagros, historias y martirios de los santos patronales. Los talleres alternaban con la producción de crucifijos en madera de ciprés asotanados con los ojos abiertos triunfantes sobre la muerte y ajenos al sufrimiento de la pasión como el hiératico y solemne Crucifijo Batlló
La expresión estilo gótico fue acuñada en el siglo XVI. El gótico nació en la segunda mitad del siglo XII cuando los arquitectos medievales decidieron sustituir el arco de medio punto por el ojival y la bóveda de cañón por la de crucería. El desarrollo de esta cubierta permitió una mayor altura y longitud del edificio y abrir en las paredes grandes ventanales de iluminación. La cronología del gótico abarca cuatro siglos desde 1150 a 1550 y a través de este estilo Europa demostró su genio artístico. En su gestación intervinieron dos factores: la cualificación de los maestros de obra y el poder del dinero. El gótico es un arte que permite construir un esqueleto flexible de piedra y revestirlo de cristal. El arquitecto distribuye las fuerzas de empuje a fin de hacerlas correr hacia el suelo como se conducirían las aguas pluviales en los canalones por la pendiente de un tejado. El maestro principal es el que dirige y casi nunca trabaja con las manos. Los maestros de los albañiles no trabajan pero reciben los salarios más altos. Cuando fallecen se entierran en las catedrales y sus epitafios ensalzan el prestigio profesional que gozaron en vida. La tecnología de vanguardia que requiere la construcción gótica disparo el presupuesto financiero. La expropiación de solares, la extracción y el acarreo de materiales, la confección de grúas mecánicas, la fabricación de vidrieras y el pago semanas de la nómina a los talleres especializados exigió fuertes sumas de dinero en efectivo.
La estructura socio-económica del Románico fue rural y feudal y la del gótico fue urbana y burguesa. El trabajo agrícola impulso el crecimiento demográfico y libero una importante mano de obra que se dirigió a las ciudades. Para atender a estas masas nacieron las órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos que se refugiaban en conventos a la hora de comer y dormir tras pasar la jornada predicando en calles y plazas; sus miembros aportaron a la escolástica profesores prestigiosos. La urbanización prospero en toda Europa y alumbro una nueva clase social: la burguesía, que se enriquecía con el comercio, la artesanía y la banca, suministrando a la monarquía una fuente de ingresos para servicios administrativos y militares. Los obispos recobran la supremacía eclesiástica sobre los abades, y el centro de autoridad religiosa iba desde el monasterio de monjes hasta la catedral de canónigos en la ciudad. La nueva civilización urbana va a ser la catedral y el círculo de edificios públicos y privados que la rodean: la universidad, la lonja, el ayuntamiento y el palacio.
-LA CATEDRAL es la iglesia mayor diocesana. En ella se asienta la catedra del obispo de donde preside el culto e imparte su enseñanza a los fieles. En la Baja Edad Media este edificio exalta la alianza entre el clero y la monarquía y revela el orgullo de la burguesía. La catedral no solo fue una casa de oración, sino que se convirtió también en el marco para celebrar los fastos reales y las reuniones civiles de las corporaciones gremiales. El pueblo llano rezaba y se divertía en su interior con el teatro litúrgico que en Navidad y Semana Santa se representaba en sus naves. Toda Europa se llena de catedrales. Las catedrales de la fase inicial del gótico se caracterizan por tener cuatro alturas en su alzado interior: 1. la arcada de separación de las naves; 2. la tribuna para ampliar el aforo del templo durante las grandes solemnidades; 3. el triforios formado por una estrecha galería perforada en el espesor del muro que contrarrestaba el alabeo de los pilares y era utilizada para labores de limpieza y mantenimiento; 4. las ventanas. La catedral gótica presenta elementos de la iglesia de peregrinación románica. La planta es cruciforme y muestra un amplio desarrollo de la cabecera que se conserva la girola y las capillas radiales. En el interior se alzan cuatro pisos: arcadas separando las naves, tribunas, pasaje del triforio en el espesor del muro y ventanas superiores hasta el arranque de las bóvedas. El triunfo de la catedral gótica llega con el descubrimiento del arbotante que es un brazo de piedra exterior que recoge el peso de las bóvedas de crucería centrales descargándolo sobre los contrafuertes laterales. El resultado fue la posibilidad de construir edificios luminosos de cinco y hasta siete naves con solo tres pisos en altura: la arcada de separación, un reducido triforio y un elevadísimo ventanal. La catedral de Reims representa el ideal arquitectónico de la armonía gótica y el símbolo de la realeza francesa. La construcción del edificio puede rastrearse con facilidad gracias a que los maestros de las obrar grabaron su nombre en el laberinto que adorna el pavimento de la nave central y tuvieron la precaución de constatar su labor en tan formidable fábrica. En los planos se proyectaba una gran cabecera que ocupaba la mitad del templo para ubicar el coro de canónigos. Los ventanales de las capillas absidiales bordean la girola. Después se edificó el atrofiado transepto y se iniciaron las naves inaugurándose el monumento en 1241. Posteriormente se prolongaron las crujías y se decoraron las tres puertas de los pies. Por último se timbro la fachada con un rosetón calado de trazado nervioso que parece una rueda de fuego y cuyo diseño radial dará origen al término radiante con el que se designa el gótico. El ascendente espacio interior de Reims, bañado de claridad, resulto un alarde técnico y un prodigio místico en la época. Las grandes catedrales de España estaban en Toledo, Burgos y León.
-LOS EDIFICIOS CIVILES eran la universidad, la lonja, el ayuntamiento y el palacio. Las grandes ciudades europeas establecen en el siglo XIII estudios generales para enseñar Teología, Medicina y Derecho. Paris, Oxford, Bolonia y Salamanca llevaron a los centros urbanos el liderazgo del conocimiento. Las estructura de estos edificios académicos se inspira en la tradición arquitectónica monástica: patios para pasear y leer, y a su alrededor las aulas, biblioteca y capilla. El incremento del comercio se manifiesta en las lonjas destinadas a las contrataciones mercantiles. En los puertos mediterráneos de la corona de Aragón se conservan tres ejemplares sobresalientes: la lonja de Barcelona, la de la Palma de Mallorca y la de Valencia. La burguesía medieval se organizó también en corporaciones municipales para participar en la política comunal. Las reuniones se celebraban en el ayuntamiento que era el palacio público de la ciudad, convirtiéndose sus edificios en una réplica laica de la catedral. La riqueza, el lujo y el boato de las clases acaudaladas del siglo XV se desborda en sus suntuosas mansiones urbanas adaptadas a los negocios y a la vida doméstica. Son viviendas con almacenes, oficinas, salas de recepción, dependencias para la servidumbre y habitaciones confortables donde residen los miembros de la familia.
La portada gótica sigue cumpliendo la misma función catequética y docente. Las diferencias con respecto a la alta Edad Media están en la supremacía de la escultura sobre los elementos arquitectónicos que configuran el portal en la masiva presencia de imágenes, en la novedad iconográfica de los temas y en su composición naturalista. Aparece en el Pórtico Real estatuas-columnas que ocultan las jambas. Otra innovación que enmascara la estructura arquitectónica son las arquivoltas esculpidas que contornean el tímpano con la representación de las Artes Liberales, los signos del Zodíaco y un calendario con los trabajos que se realizan en los doce meses del año. A la misma vez despliega un exuberante ornato floral. Las imágenes representan personajes y escenas, y concuerda el número de portadas con las naves transversales y longitudinales del templo lo cual obliga a decorar habitualmente seis accesos en los brazos del transepto y tres en la fachada de los pies multiplicándose hasta cinco. La piedad popular rinde culto en las portadas a los santos protectores contra la enfermedad y la peste, a los milagreros y a los patronos de las ciudades; la principal fuente de inspiración iconográfica es el nuevo testamento. Aparecían los doce Apóstoles, los cuatro evangelistas y un cristo humanizado que se le llamaba el Beau Dieu. La mayoría de las catedrales francesas, alemanas y españolas están consagradas a Santa María. La composición de estas imágenes marianas levemente arqueadas y animadas de viveza inauguraba el naturalismo gótico quebrando para siempre el hieratismo de la ley de frontalidad románica. Dentro del templo se encuentra el retablo que decora la capilla principal. Se concibe como una portada interior confeccionada en madera policromada. La principal causa de este desarrollo es embellecer el altar mayor. La iconografía que reciben los retablos puede ser pictórica o escultórica y la disposición que adoptan las tablas y los relieves es la de casillero. Cataluña optó por los retablos pintados y Castilla prefirió los retablos escultóricos flamencos.
-LA ESCUELA SIENESA Y SIMONE MARTINI. Los teóricos medievales entendían por manera griega la imitación de los mosaicos bizantinos, o sea, la representación de iconos recortados sobre fondos dorados. Sus primeras obras fueron encargados municipales para decorar al fresco el salón de plenos del Ayuntamiento de Siena. El primer retrato ecuestre fue la imagen del condotiero Guidoriccio da Fogliano. La obra más importante de Martini era La Anunciación donde funde el convencional fondo de oro bizantino con la línea ondulante del gótico francés visible en las refinadas y elegantes siluetas del ángel y de María.
-LA ESCUELA FLORENTINA Y GIOTTO. Giotto rompe definitivamente con la manera griega y abre las puertas de la manera latina: un lenguaje pictórico moderno en el que triunfa el volumen plástico, la realidad del paisaje y la gravedad humana. Estas novedades comienzan a materializarse en las Historias franciscanas de la Basílica de Asís, una serie de 28 frescos que pinta sobre la vida de Poverello. En cada panel del ciclo las figuras se destacan con colores y formas macizas. En los fondos el paisaje se dilata. En algunas escenas incorpora animales y en otras aparece la arquitectura con edificios cortados a propósito para comprobar la acción que se desarrolla en su interior. El prestigio alcanzado en Asís motivo que la burguesía toscana reclamara sus servicios para decorar las capillas funerarias que poseían. Entonces pinta la de Enrico Scrovegni con episodios evangélicos donde los personajes individualizan ya sus expresiones, intercambiándose miradas y gestos de gran contenido dramático.
La pintura flamenca procede de los países bajos. Utilizan la técnica del óleo secante y plasmado en tablas ensambladas de roble. El uso de la perspectiva y el sombreado termino por dar a los cuadros un efecto tridimensional. Juan van Eyck siendo ya un pintor consagrado entra al servicio del duque de Borgoña que lo envía como diplomático a varias misiones confidenciales. La más celebre es del año que se desplazó a Portugal para retratar a la princesa Isabel, prometida de su señor. Después de visitar la península Ibérica se establece en Brujas donde firma sus encargos, pinta la prodigiosa Virgen en una iglesia y se convierte en uno de los artistas más grandes de todos los tiempos. La pieza maestra en la historia del arte es el Políptico del cordero Místico costeado por el regidor Jodocus Vijd y su esposa Isabel que figuran arrodillados en las puertas exteriores del retablo. Cuando estas alas se abren en la parte superior se ve a Dios entronizado flanqueado por la Virgen y el Bautista, Adán y Eva, y dos coros de ángeles cantores y músicos, mientras en el cuerpo bajo se despliega un desfile de reyes, caballeros, profetas, obispos y santos que convergen hacia el Cordero, símbolo eucarístico del sacrificio de Cristo que derrama su sangre en un cáliz. Este gran conjunto ofrece dos características: la composición simbólica y la exactitud meticulosa de las telas, las joyas, el vidrio, los metales y las flores del paisaje que revelan la trasposición de la página miniada de un códice a un formato de grandes proporciones. El matrimonio Arnolfini representa el rito nupcial. Es un banquero que promete fidelidad a su esposa en la alcoba de su mansión. En el espejo del fondo se reflejan los dos testigos de la boda, uno de ellos es el mismo pintor. La ceremonia del enlace se manifiesta en la única vela encendida que porta la lámpara de seis brazos que cuelga del techo que simboliza el cirio con el que el padrino alumbra al sacerdote durante el oficio sacramental. En obras sucesivas crea un tipo de retrato religioso en el que el cliente y los seres divinos entablan una conversación dentro de un espacio irreal. E La Virgen del canónigo van der Paele el eclesiástico es presentado a maría por San Jorge y San Donaciano.
El belga Roger van der Weyden fue el maestro más prestigioso de Flandes en los años centrales del siglo XV, se estableció en Bruselas como pintor municipal. Se especializo en la representación de dos temas dolorosos de la Virgen al pie del Calvario: la Quinta Angustia y la Piedad. En la iconografía de la Quinta Angustia expresa el desmayo de María durante el descendimiento de Cristo al no poder controlar sus emociones. En las pinturas de la Piedad plasma la desolación de una madre mientras abraza compasivamente el cadáver maltrecho del hijo que yace sobre sus rodillas. Sus composiciones se ordenan siguiendo un eje de simetría vertical y construye a los personajes en relieve otorgándoles la apariencia de esculturas policromadas. Les viste con ropajes ampulosos que se doblan en pliegues quebrados y les retrata con rostros compungidos bañados en lágrimas. La brillantez del colorido, el minucioso detallismo y la intensa devoción que suscitaban sus obras le granjeo fama internacional e hizo que fuese muy apreciado por la monarquía española coleccionando cuadros suyos la Reina Católica y Felipe II.
Jeroen van Aken, El Bosco utiliza una técnica miniaturista y un lenguaje simbólico inspirado en los refranes y canciones populares que a los ojos actuales parece enigmático pero que en su época era de fácil interpretación. A partir de estas alegorías crea una visión pesimista de la existencia humana donde la salvación solo es posible mediante el control de las pasiones. El Jardín de las delicias resume la filosofía moralizante del Bosco. Ambos conjuntos presentan en el panel izquierdo el Paraíso Terrenal en el último día de la Creación donde el hombre gozara de una existencia feliz hasta la perdida de la gracia por el engaño del dominio. En el centro refleja los pecados capitales. En el Jardín de las delicias denuncia la lujuria y la promiscuidad sexual. En la puerta derecha de los trípticos representa el Infierno y la condenación eterna, destierro reservado a quienes se dejan seducir por la avaricia y los excesos carnales. La producción de El Bosco transcendió la esfera moralizante de los pecados capitales, temas de la pasión en los que Cristo aparece rodeado por sayones caricaturescos y asuntos cotidianos. Asimismo profundizo en la demencia y sus efectos sobre el cerebro humano. Sus fantasías oníricas y su imaginación desbordante fueron reivindicadas por los artistas y científicos del siglo XX. Los surrealistas le consideraron un precursor y los psicoanalistas el descubridor del inconsciente.