Portada » Arte » Plaza y columnata de san pedro
El solar era pequeño e irregular, estaba situado en la confluencia de varias calles, donde el papa Sixto V había dispuesto cuatro fuentes, que dieron nombre al convento, dedicado a San Carlos Borromeo. Por su pequeño tamaño se le llamará popularmente San Carlino. El reducido tamaño e irregularidad del solar, que tenía forma trapezoidal, condicionó el trabajo del arquitecto, pero Borromini supo organizar ese pequeño e irregular espacio con maestría, cubriendo todas las necesidades residenciales y litúrgicas que los trinitarios descalzos tenían. La iglesia, de muy reducidas dimensiones, da la sensación de ser más grande gracias a los atrevidos efectos de perspectiva que confirió Borromini a su interior. La planta tiene forma de rombo que se transforma casi en óvalo con su perímetro articulado por segmentos cóncavos y convexos. El altar mayor se sitúa en el extremo del eje mayor, frente a la puerta de entrada. En el interior, los muros se “ondulan”, dando lugar a la llamada pared alabeada, y una serie de columnas de orden compuesto, que sostienen un entablamento continuo, los articulan y fragmentan, transmitiendo una apariencia de movimiento, característica plenamente barroca. En la decoración del interior de la iglesia, llena de originalidad, Borromini utilizó estuco blanco. El espacio se cierra con una cúpula elíptica sobre pechinas. La superficie de esa cúpula está decorada con casetones octogonales y cruciformes que se van haciendo progresivamente más pequeños hacia la linterna. Consta de dos pisos, cada uno dividido en tres cuerpos verticales y combina un orden gigantesco con otro más pequeño. En el piso inferior los dos vanos del extremo son cóncavos y el central convexo, unidos por un entablamento ininterrumpido y ondulante. En el superior los tres vanos son cóncavos y el entablamento queda interrumpido por un medallón ovalado sostenido por ángeles, lo que anula el efecto de horizontalidad, de forma que se crea una sensación de movimiento permanente.
Bernini crea un primer espacio mediante dos brazos rectos, ligeramente convergentes, que se abren configurando una gran plaza elíptica, formada por dos arcos de círculo cuyos centros están separados por una distancia de 50 m. En medio se levanta el antiguo obelisco egipcio del circo de Nerón. En cada uno de los lados dos fuentes completan el conjunto. La columnata está formada por cuatro hileras de columnas toscanas, coronadas por un entablamento liso. Una balaustrada, decorada con esculturas que representan a santos y mártires, remata la columnata. Se nos transmite de esta forma la sensación de un espacio inabarcable y dirigido hacia el infinito, frente al concepto de un espacio cerrado, propio del Renacimiento. La plaza debía acoger, y sigue acogiendo, a un gran número de peregrinos que se congregan frente a la basílica para recibir del Papa la bendición Urbi et Orbi. Su significado simbólico es claro: la plaza de San Pedro simboliza los brazos de la Iglesia acogiendo a todos los fieles. Roma se convierte así en el centro de la Cristiandad y en la sede de una Iglesia que se hace fuerte frente al avance del protestantismo. La plaza da acceso, mediante una amplia escalinata, a la basílica de San Pedro del Vaticano cuya fachada, obra de Maderno. Una balaustrada en la que se sitúan las efigies de los doce apóstoles remata la fachada. La cúpula de Miguel Ángel.
La Santa Capilla, situada en el interior del templo del Pilar, fue proyectada por el arquitecto real y académico Ventura Rodríguez, que tuvo muy en cuenta los referentes de Bernini cuya influencia es evidente, incorporando ciertas ideas dieciochescas. El arquitecto madrileño tuvo que resolver, en primer lugar, un gran inconveniente, ya que no se podía mover el sagrado Pilar de la Virgen del lugar en el que, según la tradición, había sido colocado por los ángeles en la madrugada del 1 al 2 de enero del año 40 d.C. cuando se produjo la Venida de la Virgen a Zaragoza para confortar a Santiago y los primeros convertidos. La Santa Capilla se concibe como un gran baldaquino, para cuya construcción se utilizaron ricos y variados materiales pétreos. A ellos se unía el bronce dorado con el que se realizaron las basas y los capiteles de orden corintio. El cierre de la cúpula se hizo demadera, pintada al exterior y dorada en el interior, con decoración de estucos. Se consigue así una plena integración de arquitectura y escultura, con una teatralidad típicamente barroca. La Santa Capilla se levanta en el segundo tramo de la nave central de la basílica, entre los cuatro grandes pilares que sostienen la cúpula. Tiene una planta cruciforme, de extremos redondeados. En el altar de la izquierda hay un grupo escultórico que representa a los Siete Convertidos junto al apóstol Santiago y en el altar de la derecha se encuentra la imagen de la Virgen del Pilar colocada sobre la Santa Columna. En el centro, entre estos dos altares hay un espléndido grupo escultórico, en mármol de Carrara sobre rayos de bronce dorado, que representa la Venida de la Virgen. Parece que la Virgen acaba de irrumpir flotando milagrosamente entre las dos columnas. El espacio se cubre con una cúpula oval y cuatro cuartos de esfera. En la cúpula se abren huecos curvilíneos a través de los cuales se contempla la decoración al fresco que pintó Antonio González Velázquez en la gran cúpula que se levanta sobre la Santa Capilla.
Versalles es un proyecto global, que integra el palacio propiamente dicho, el espacio urbano y los jardines.
El palacio es el elemento que ordena todo el conjunto urbanístico de la ciudad cuyas tres avenidas principales confluyen en el Patio de Honor, frente a la habitación del rey, desde cuyo balcón aparecía ante sus súbditos. El palacio se encuentra inmerso en la Naturaleza, cuidadosamente ordenada en forma de jardín que parece extenderse indefinidamente. Louis le Vau construyó dos inmensas alas que unió perpendicularmente con las alas laterales del patio, aunque las retranqueó poniéndolas en línea con el acceso al patio y no con la fachada del parque. El corazón del palacio es el Cour de Marbre (el Patio de Mármol), en torno al cual se agrupan los aposentos realesEn los extremos de la Galería están el Salón de la Guerra y el Salón de la Pazen los que se enaltecen los triunfos militares del monarca y la paz instaurada en su reinado. La fachada se articula en tres pisos: el inferior de sobrio almohadillado, la planta principal con ventanas-puerta de medio punto separadas por pilastras y el superior como un ático con ventanas casi cuadradas. Una balaustrada remata el edificio. El conjunto se completa con los jardines, diseñados por Le Nôtre, que estableció claramente el modelo de jardín francés. Estos jardines debían ser escenario de los lujos y placeres de la Corte y en ellos se reflejaba también el poder absoluto del rey. En la zona más cercana al palacio y en un primer escalón se encuentran los parterres en los que la Naturaleza se muestra totalmente dominada por el hombre y al pie de la Galería de los Espejos se sitúan dos estanques donde se refleja el palacio. Desde aquí parte una gran avenida que conduce hasta el Gran Canal, avenida delimitada por dos grandes fuentes, la de Latona y Apolo, con una clara intención simbólica. A ambos lados de la avenida se desarrolla el segundo escalón formado por pequeños bosquecillos donde los árboles crecen con mayor libertad. Entre ellos se disponen pequeños estanques, estatuas aisladas y sencillas arquitecturas. En el tercer escalón el agua desempeña un papel fundamental, gracias a un gran estanque en forma de cruz por el que navegaba el rey en las góndolas que le había regalado el Dux de Venecia. A los lados se extienden bosques.