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Agustín de HiponaEsquema-resumenContexto histórico, cultural y filosóficoVida y obraNació en Tagaste (Argelia) en 354, de padre pagano, madre
cristiana. A los 19 años inicia la búsqueda de la sabiduría tras
leer Hortensius de Cicerón.La primera lectura de la Biblia le decepcionó. Perteneció al
Maniqueísmo. Fue profesor de Retórica en Cartago, Roma y Milán
(384), donde conoce al obispo Ambrosio que le introduce en la
lectura espiritual y figurada de la Biblia. Dedicado a la
retórica, estudia profundamente a los escépticos y a los
platónicos, influencia ésta última que elevó espiritualmente su
exigencia intelectual.Conversión (volverse hacia Dios) total al cristianismo en 386. El
legado de Agustín está en el descubrimiento de Dios en la
interioridad.Murió en Hipona, durante el asedio a la ciudad por los vándalos
en el año 430.Obras: Contra académicos, De la vida feliz, De la inmortalidad
del alma, Sobre el Génesis contra los maniqueos, Del libre
albedrío.Contexto histórico y culturalEl imperio romano inicia la decadencia bajo las invasiones de los
bárbaros: suevos, vándalos y alanos en Hispania (308), francos en
la Galia (352), , toma de Roma por Alarico (410).Vivió el orden social y político romano y el espíritu del
cristianismo. Asentó el cristianismo como pilar de la sociedad,
realizándose en la época medieval un orden social y político
basado en la religión. El poder temporal político debe estar
supeditado al poder espiritual religioso, pues el hombre no debe
buscar el poder temporal de la ciudad terrenal por sí mismo, sino
que debe someterlo al poder espiritual de la ciudad de Dios.Contexto filosóficoLa patrísticaA partir del s. I d. C., el cristianismo, para superar las
críticas y ataques de la cultura pagana romana y griega, se apoya
en la filosofía griega para explicar sus dogmas (son los escritos
apologéticos, defendiéndose de los no creyentes). Es la época de
la filosofía y teología patrística: los maestros del
cristianismo, padres del cristianismo, adaptaron la filosofía al
cristianismo. Agustín, tras su conversión al cristianismo, se
convertiría en uno de los padres latinos del cristianismo.
Además, y es lo que nos importa a nosotros, desarrolló el primer
sistema de filosofía cristiana.Las fuentes de las influencias patrísticas y, por tanto, de
Agustín, fueron las siguientes:• De Platón, se admitieron las ideas y su ética• De Aristóteles, el hilemorfismo (hasta Tomás de Aquino, en el
siglo XIII, no se produce la integración casi total de
Aristóteles)• Del estoicismo, la ley eterna, las razones seminales, la ciudad
de Dios.• De neoplatónicos y neopitagóricos, ética, purificación,
concepción de la materia -cuerpo- y alma.• El cristianismo desarrolló un contenido teórico de carácter
racional (contenido filosófico-teológico, de explicación de los
dogmas de la fe), contra las críticas neoplatónicas de que era
una religión mistérica y, por tanto, no racional.• Al mismo tiempo, el cristianismo establecía los dogmas de la
fe, la doctrina ortodoxa, evitando la heterodoxia de las
herejías (como el pelagianismo).El pensamiento de S. Agustín se desarrolló en el contexto otras
corrientes filosóficas:ManiqueísmoAgustín perteneció en su juventud al maniqueísmo. Era una
doctrina mitad religiosa, mitad filosófica, sincrética, con
elementos cristianos, zoroástricos y búdicos; afirmaba que había
dos sustancias eternas, la luz -el bien-, y la oscuridad -el
mal-. El mal puede ser relegado a la oscuridad (aunque no
destruido) mediante la purificación: abandonar la materia -el
cuerpo- para hacer posible la salvación del alma.El neoplatonismoMás tarde, Agustín se adhirió al neoplatonismo, que es un sistema
filosófico helenístico caracterizado por su eclecticismo
(influenciado por diversas filosofías y religiones): tesis
platónicas, estoicas, neopitagóricas, gnósticas, cristianas y
mistéricas. En el neoplatonismo, como en el maniqueísmo, lo
material y corpóreo significa degradación y miseria.El neoplatonismo, en su búsqueda de la verdadera realidad, afirma
que existen tres hipóstasis divinas, que son realidades
verdaderas, la primera, el uno absoluto, que engendra la segunda,
la inteligencia (nous, en griego, y que engloba a la
inteligencia, a las ideas y al demiurgo), que engendra la
tercera, el alma (una superior y otra inferior, ésta última
engendra las cosas sensibles). Este proceso descendente de
generación de la primera hipóstasis en las siguientes se explica
mediante el concepto de emanación, concepto que inevitablemente
conduce al panteísmo. Finalmente, Agustín tampoco encontró la
verdad que buscaba entre los neoplatónicos.La filosofía de Agustín de HiponaLas relaciones entre la razón y la feDesde el fin de la Antigüedad (fin del imperio romano de
occidente, época que vivió Agustín) y durante toda la Edad Media,
una de las cuestiones más importantes será la relación entre la
fe y la razón. ¿Cuál de estas dos fuentes de conocimiento es la
primera? ¿Cuál, o ambas, nos conduce a la verdad? ¿Cuál de ellas
es el tribunal supremo donde se dirime la verdad? Esta cuestión
dará lugar a conflictos filosófico-religiosos que no se
considerarán superados hasta el siglo XX (y sólo en el mundo
occidental).Agustín identificaba razón y fe, como fuentes de conocimiento
cuyo fin es el mismo: Dios. La fe nos da la verdad que no es
posible alcanzar sólo con la razón: credo ut intelligan, creo
para saber (para entender). La fe nos abre a la sabiduría, es
previa a entender. Pero el entendimiento también es necesario,
aunque venga después; porque entender lo que creemos nos permite
contemplar, aprehender, la verdad (Dios). Creer, saber y
aprehender son las tres etapas que hacen al hombre feliz. Agustín
escribió: crede ut intelligas, intellige ut credas (cree para
entender, entiende para creer). Pero siempre, la razón se
supedita a la fe.Creer para entender¿Cuál es el orden natural del conocimiento? ¿Qué se conoce
primero? Lo primero que se conoce es la verdad revelada en las
Sagradas Escrituras, porque lo primero es la autoridad divina.
Las Sagradas Escrituras nos proporcionan los contenidos de
nuestro conocimiento racional. Sin este conocimiento la razón
permanecería ciega, no podría contemplar la verdad.Entender para creerLa razón o entendimiento es la facultad superior de conocimiento
en el ser humano, por ello entender lo que creemos es necesario
para aprehender la verdad. De esta manera, Agustín hizo posible,
junto con algunos otros padres cristianos. que se valorara
positivamente el pensamiento filosófico, supeditado siempre a la
fe, porque la razón sin la fe no nos conduce a la sabiduría.El conocimiento de Dios y del alma como objetivosLo primero es la verdad revelada, pero en el orden natural
humano, lo primero que conoce el ser humano es el conocimiento
contenido en su alma (observar influencia platónica), por lo que
es a través de ella como llegamos a Dios.Conocer al hombre. Relación entre la antropología y la
gnoseología1. El hombre como imago Dei (“imagen de Dios��)Agustín consideró el auto conocimiento como el conocimiento más
importante; mediante la introspección nos adentramos en el
alma, donde hallaremos el conocimiento de Dios. Porque las
Sagradas Escrituras nos dicen que hemos sido creados a imagen
de Dios, y porque (influencia griega), en nuestra naturaleza
hay un orden racional como lo hay también en el cosmos
(influencia estoica).Continuando con la concepción antropológica, tras la creación
de Dios, los primeros padres cometen el pecado original,
entrando entonces el mal moral en la vida humana. El mal no
tiene entidad (el maniqueísmo afirmaba que sí), no es una
sustancia, sino que es la ausencia de bien, causada por la
voluntad débil del ser humano. Con el pecado original, el alma
es afectada por los dos mayores males, la ignorancia y la
concupiscencia, males que alejan al ser humano de Dios.A pesar del pecado original, el ser humano está orientado
naturalmente a la búsqueda de Dios gracias a su naturaleza
racional, que es la esencia de su alma. Por ello, es en el
interior de nuestra alma donde encontraremos a Dios.2. El origen del almaEn la época de Agustín, existían varias explicaciones del
origen del alma: la transmigración de las almas
(neopitagorismo), la preexistencia del alma según Platón y el
emanacionismo neoplatónico. Ninguna de ellas es aceptable en la
ortodoxia cristiana. Y además, había que explicar la cuestión
de la transmisión del pecado original desde nuestros primeros
padres creados por Dios. Esta cuestión era importante por la
existencia de una herejía que negaba dicha transmisión, la
herejía de los pelagianos.La explicación de Agustín fue ésta: Dios crea el alma
individual de cada uno de los seres humanos, pero este acto de
creación no parte de la nada (si así fuera no se habría
transmisión del pecado original) sino que parte del alma de
Adán, con lo que se nos transmite el pecado de éste. En cuanto
al cuerpo, son nuestros propios padres los que engendran el
cuerpo. Esta explicación se denomina creacionismo
traducionista. No es un creacionismo puro, porque Dios no crea
el alma de la nada sino del alma de Adán, y es un traducionismo
porque nuestros padres engendran nuestro cuerpo.3. La teoría del conocimiento: la iluminaciónPor su naturaleza racional, el fin del alma es el conocimiento
de la verdad, Dios. Contra los escépticos, que niegan que la
verdad exista y que se pueda conocer, Agustín argumenta que la
verdad se halla en nuestra alma. Esta es su argumentación:Agustín parte de los datos evidentes de nuestra conciencia: si
dudo, si yerro, existo. Es evidente que existe mi conciencia.
Por otro lado, en la experiencia sensible no hallo verdades
inmutables y eternas -verdades permanentes- (razona igual que
Platón). Y, sin embargo, en mi conciencia hallo verdades
eternas y necesarias, como las matemáticas. Además de las
verdades matemáticas, hallo en mi conciencia reglas universales
para organizar la experiencia sensible, por ejemplo la idea de
unidad. También hallo en mi conciencia ideas metafísicas (ser,
sustancia, etc), éticas (bien, justicia) y estéticas (belleza,
armonía). Luego estas verdades no proceden de la experiencia
sensible, sino de un mundo de realidades necesarias, inmutables
y eternas (notar la influencia de Platón). Este mundo de ideas
eternas, inmutables y absolutas existen en la mente de Dios.Agustín dice que la verdad habita en el espíritu -alma- humano,
iluminado de forma natural por Dios. El concepto de iluminación
estaba en la Biblia, en Platón, en Aristóteles y en los
neoplatónicos. En Platón, la Idea de bien, representada por el
sol del mito de la caverna, es la luz que permite al filósofo
conocer la realidad; en Aristóteles, el entendimiento agente o
activo hace posible la captación del concepto universal por el
entendimiento posible; y en los neoplatónicos las ideas están
en la inteligencia o nous, que ilumina a las almas haciendo
posible su conocimiento.Según Agustín, Dios ilumina nuestra alma haciendo posible
conocer las ideas o razones eternas que existen en la mente de
Dios. La relación entre las cosas creadas y las razones eternas
es de participación (como en Platón).4. La libertad y la gracia (contra los pelagianos)Aparte de las facultades racionales, el ser humano tiene otra
facultad, la voluntad, libre de elegir entre el bien y el mal.
Nuestra voluntad tiende a la búsqueda de la felicidad
(influencia de Aristóteles), pero a causa del pecado original
(los pelagianos negaban la transmisión del pecado original y la
necesidad de la gracia) nuestra voluntad es débil y nuestra
razón está sumida en la ignorancia. Por esta razón necesitamos
la gracia de Dios, dada a través de la fe, para impulsarnos
hacia el bien y la verdad, en suma, hacia Dios.Conocer a Dios1. El principio de la interioridad como camino hacia DiosDice Agustín que en el interior del ser humano habita la
verdad. Un antecedente de la necesidad del auto conocimiento lo
encontramos en el oráculo de Delfos “conócete a ti mismo��. Pero
la versión religiosa de Agustín va más allá, porque en el
interior del alma encontramos a Dios.En el alma encontramos las evidencias, según Agustín, de la
existencia de Dios, de la inmortalidad y de la espiritualidad
del alma. En la interioridad, el ser humano, consciente de su
limitación ontológica, se transciende a sí mismo en su búsqueda
de Dios. Frente al hombre interior, el hombre exterior se
aparta de Dios, mediante la conversión y caída en sí mismo
(soberbia y esclavización por los deseos mundanos).2. La existencia y la naturaleza de DiosLa existencia de Dios no admite disputa. Es una idea evidente,
que pertenece a las ideas fundamentales de nuestra alma. Aunque
Agustín propuso la prueba noética: hay en nuestra alma ideas
eternas, ni el mundo físico ni nosotros podemos ser su causa,
luego ha de haber una causa eterna que sea su origen, Dios.
Observamos cómo a través de las ideas verdaderas y universales
que encontramos en nuestra alma orientamos nuestra razón y
voluntad hacia Dios.3. La creación y el tiempoLa idea de creación del mundo ex nihilo no es griega. El
pensamiento filosófico antiguo de raíz griega afirmaba la
eternidad del mundo y explicaba las existencia de las cosas
mediante el emanacionismo (neoplatonismo) y el generacionismo
(unas cosas generan otras, como los padres engendran los
hijos).Según Agustín, en la mente de Dios hallamos los modelos
arquetípicos, las ideas o razones eternas de todos los seres
creados por Dios. Estas ideas en la mente divina son increadas
y consustanciales a Dios. Todos los seres han sido producidos
desde el origen, en forma de gérmenes -semillas- (rationes
seminales), y han existido o llegarán a existir según el orden
del Universo establecido por Dios. Estos principios explican la
ordenación espiritual y social de la Edad Media, expresada en
la obra de Agustín La ciudad de Dios.La ciudad de DiosEn La ciudad de Dios, Agustín expone su visión de la historia y
su teoría política, marcadas por el contexto de la caída del
imperio romano y la acusación a los cristianos de ser los
responsables de dicha caída.Agustín, frente a la concepción circular griega de la historia,
expone de forma lineal el tiempo histórico desde la creación
hasta el juicio final (el fin de los tiempos).La vida moral y el amor a Dios y a la verdad que habita en el
interior del alma huma sólo es posible con la vida en comunidad,
con leyes orientadas a Dios.Según Agustín, el pueblo o comunidad política “es el conjunto de
seres racionales asociados por la concorde comunidad de objetos
amados; para saber qué es cada pueblo, es preciso examinar los
objetos de su amor��. Hay dos tipos de comunidad política, también
llamadas ciudades: la ciudad de Dios y la ciudad terrenal. En la
ciudad de Dios los hombres quieren vivir en virtud del espíritu
de la verdad y el amor a Dios. En la ciudad terrenal los hombres
quieren vivir en virtud de los bienes materiales y el amor
propio.No significa esta división que hay dos tipos de Estados, sino que
los hombres de ambas ciudades conviven en el seno de todas las
sociedades históricas. Los hombres justos viven según el ideal de
la ciudad de Dios, y los hombres materialistas viven regidos por
el egoísmo. Según Agustín, sólo en la ciudad de Dios reina la
justicia, el orden y la paz verdadera. Todo ser humano bueno ha
sido primero miembro de la ciudad terrenal, hasta que abraza la
verdad, que es Dios, y entonces entra a formar parte de la ciudad
de Dios.Como el fin ideal de la sociedad es Dios, el derecho civil de los
estados deben someterse a las leyes y mandatos de la iglesia,
para que los seres humanos, obedeciendo las leyes justas del
Estado, obedezcan al mismo tiempo las leyes de la religión.El mal moral en el individuo y en la sociedad (guerras, leyes
injustas) se originaron con el Pecado Original de los primeros
padres. Para que haya paz, debe haber orden, y éste sólo es
posible cuando las leyes están en armonía con la naturaleza de
cada cosas, y así debe regirse la vida humana mediante valores
éticos (orden según la naturaleza humana) y políticos (relación
de unos seres humanos con otros). La conclusión es que la paz
social y la justicia sólo es posible, no cuando unos hombres
dominan sobre otros, sino cuando todos los hombres se someten a
la ley eterna de Dios.