8.4/ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI La economía del reinado de los Reyes Católicos es heredera de la bajomedieval, potenciándose en Castilla la supremacía de la ganadería lanar sobre la agricultura y en Aragón la expansión mercantil por el Mediterráneo y la agricultura intensiva. Desde la corona se impulsó el comercio y la artesanía y el resultado fue un sistema económico saneado, con una moneda fuerte, un comercio activo y un sistema artesanal basado en los gremios. Aunque este periodo puede considerarse como una época dorada por su expansión económica, lo cierto es que ya se perciben sus principales deficiencias del sistema, como la debilidad del sector agrícola y el excesivo peso de un comercio basado la exportación de materias primas (lana y mineral de hierro…) y la importación de productos elaborados, lo que impidió un pleno desarrollo artesanal. Este crecimiento económico que parte del reinado de los Reyes Católicos se extiende por buena parte del siglo XVI, viviendo entre 1.530 y 1.570 su momento de mayor esplendor, y se convierte en el soporte que nos permite explicar el papel jugado por España a nivel internacional. Elementos que favorecieron la expansión económica fueron la sucesión de buenas cosechas, pues no debemos olvidar que la agricultura seguía siendo la base del sistema económico, la paz interior del reino y el aumento poblacional El inicio de la colonización americana supuso una reactivación económica para España, pues dará pie a un activo comercio para abastecer a las nuevas colonias tanto de productos agrícolas como artesanales (textil, armas, cuero…). Como contrapartida la entrada de minerales preciosos procedentes de América ayudaban a sufragar los cuantiosos gastos militares y burocráticos del reino. Esta masiva entrada de oro y plata supuso un arma de doble filo que precipitó la crisis económica que empieza a percibirse a partir de 1.570 y se extenderá por el siglo XVII. El aumento de moneda en circulación produjo un efecto inflacionista, aumentando los precios hasta cuadruplicarse, pues nuestro anticuado sistema gremial fue incapaz de aumentar su producción en la misma medida que lo hacía la demanda. Como consecuencia los salarios subieron y los productos españoles dejaban de ser competitivos, momento en que aprovecharon ingleses y holandeses para empezar a exportar sus productos más baratos hacia España. Paralelamente el comercio y la producción artesanal en España empieza su declive. La presión de los gastos de la corona trajeron el aumento de los impuestos y el endeudamiento frente a los banqueros europeos que acabaron llevando a Felipe II a declararse en bancarrota en cuatro ocasiones. Desde mediados del siglo XV hasta finales del XVIII las bases estructurales de la sociedad española son inamovibles: es una sociedad estamental. A nivel legal la población se dividía en tres grupos sociales o estamentos: nobleza, clero y tercer estado o estado llano, donde incluimos a campesinos, burguesía y artesanado urbano. Cada uno de estos tenia sus propias reglas, así los dos primeros eran los estamentos privilegiados, que no pagaban impuestos y a nivel jurídico teman sus propias leyes y tribunales. Característica clave de esta organización social es la poca permeabilidad entre los grupos. En este periodo, aunque asistamos a un afianzamiento del mundo urbano, España seguirá siendo rural y la mayor parte de su población seguirán siendo campesinos. Cuando se inicia el periodo España cuenta con una sociedad dinámica, abierta al exterior, emprendedora y dispuesta a su crecimiento y expansión… pero las adversidades económicas y la decadencia política lleva a finalizarle con una sociedad debilitada, inmovilista, cada vez más alejada de su entorno europeo y con unas diferencias sociales cada vez más marcadas. La sociedad de los siglos XVI y XVII en España se va a caracterizar por el gran peso social, económico e ideológico que cobra la nobleza y el clero. Mientras que en otros países europeos la burguesía de los negocios aumentaban en importancia en España casi no existió, puesto que los importantes grupos de burguesía nacidos al amparo del crecimiento económico del siglo XVI no llegaron a consolidarse. Ante los problemas económicos de la siguiente centuria preferían invertir sus ganancias en actividades más seguras, como la compra de tierras y títulos nobiliarios, que les situaba socialmente en un escalón superior y les libraba del pago de impuestos. Otro importante factor que ayuda a comprender este periodo es su mentalidad, muy bien reflejada en la literatura del momento, en la que el honor, la hidalguía, una religiosidad supersticiosa e intolerante y el desprecio de los trabajos manuales era la tónica dominante. No debe extrañar que el número de nobles aumentase durante estos siglos, pues aquellos que podían compraban o falsificaban los documentos que acreditaban su hidalguía. Lo mismo ocurría con el número de clérigos, que llegó a alcanzar los 90.000, al convertirse la iglesia en un sector seguro que servía de refugio ante las adversidades económicas y como una salida digna para los hijos segundones (que no heredaban tierras) de las familias nobles. La intensa religiosidad de la sociedad del momento completa la explicación del fenómeno. En conclusión: a partir del inicio de la crisis económica hay un crecimiento de las clases no productivas frente a las productivas (burguesía, campesinos, artesanos). Otra consecuencia de la crisis económica es el enorme crecimiento de mendigos provenientes de las filas de campesinos y artesanos que se veían privados del trabajo que les permitía sus sustento. Surge la figura del picaro que vive en las ciudades a base de agudizar su ingenio y aumenta el bandolerismo en los caminos.