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ACTUALIDAD Y RELACIÓN DE CON OTRO AUTOR.
Conocida por algunos textos autobiográficos la profunda vocación política de Platón, solicitando en varias ocasiones para colaborar en tareas de gobierno, es lógico que esperemos encontrar en él un pensamiento consistente acerca de la sociedad y hasta un modelo propio de cómo esta ha de ser organizada. Así aparece, y de modo muy claro, en una de las obras más importantes de su período de madurez: La República. Partiendo de la conveniencia de una vida social armónica y justa. Platón entiende que son diversaslas necesidades de los hombres y las funciones que los ciudadanos tienen que desarrollar dentro dela polis, que vienen condicionadas por el mayor o menor desarrollo de las partes en que está dividida el alma humana.Artesanos, guerreros y gobernantes constituirán las tres clases sociales presentes en toda polis y que, en su modelo, han de articular sus funciones buscando siempre, y como aspecto prioritario, el bien de la colectividad. Cierto es, sin embargo, que otorga un papel relevante al gobernante, que ha de ser un filósofo.Congruente con su teoría de las ideas, el conocimiento de estas es una tarea fundamental. Solo aquel que ha tenido la oportunidad de acercarse al mundo de la verdad, la justicia y el bien estará capacitado para dirigir la vida de la polis en la dirección acertada. Bajo esta sabia dirección, losguerreros y los artesanos desempeñarán noblemente sus funciones, orientadas al bien común, haciendo posible así, una sociedad justa. Parece, entonces, claro que Platón se aleja bastante de la opinión marxiana acerca del papel fundamental que la economía tiene en la vida social, poniendo en su lugar el pensamiento. Podríamos decir, casi sin temor a equivocarnos, que en un hipotético encuentro personal entre Platón y Marx, el ateniense sostendría que es la conciencia de los seres humanos la que determina su ser social y no a la inversa.Una y otra vez a lo largo de su obra, Platón insiste en la importancia que las ideas, como modelos esenciales, tienen en la vida personal y social. Su conocimiento se hace imprescindible, y en él está la clave de cualquier aspiración humana. Es, entonces, explicable que dicho conocimiento se haya presente, hasta en pequeños detalles, en todo el pensamiento político de Platón. Veamos algunos de ellos, tratando de relacionarlos en alguna medida con lo que piensa Marx al respecto. La especial dedicación a la vida social de filósofos y militares exige su renuncia a una vida familiar, e incluso a propiedades privadas. Ello dio pie a que se hablara de un “comunismoplatónico”, que algunos han querido ver emparentado con la propuesta de Marx.Una sociedad organizada, donde todos y cada uno de los ciudadanos contribuyen al bienestar colectivo como algo irrenunciable, vendría a hacer innecesaria las leyes, cuyo poder perceptivo y punitivo dejaría de tener sentido. La polis se constituiría en esa ciudad ideal, que muchos han denominado la “utopía platónica”, y que se podría relacionar con el “paraíso marxista” alcanzando tras la superación del modo de producción capitalista.Cierto es, sin embargo, que en la última parte se su vida, Platón se vio obligado a moderar sus planteamientos anteriores, proponiendo que ya que los filósofos no son de hecho los gobernantes, al menos que estos sean un poco filósofos, y que ya que las leyes parecen inevitables, que al menos desarrollen más su función pedagógica que la perceptiva y punitiva. Se trata de algunos ajustes que el idealista Platón hace a la realidad concreta, pretensión también detectable en los planteamientos que que Marx hizo sobre el devenir social. Dicho todo lo anterior, cumple ahora expresar con modestia mi opinión personal sobre la temáticaen torno a la cual venimos discurriendo. En este sentido, me parece oportuno partir de estas afirmaciones:
1-Ambas aportaciones son intentos responsables de acercamiento reflexivo a la vida social, que de ninguna manera podemos soslayar en nuestra vida personal.
2-En su consideración de la estructura social, ambos autores disentirían acerca del factor que consideran fundamental: Platón pondría el acento en la importancia del pensamiento; Marx, en la infraestructura económica.
3-Estimo positivamente las sugerencias que el modelo platónico nos hace sobre el bien común como exigencia que articule las distintas funciones que se desarrollan en toda vida social, los valores éticos con que desea que se impregne la política y la notable aportación que de los intelectuales cabe esperar. El carácter utópico de su propuesta es, cuanto menos, alentador.
4-De la reflexión marxiana sobre la sociedad, y siempre desde mi punto de vista, es interesante considerar aspectos como el peso que el desarrollo económico tienen en la vida social, la necesidad de superar las desigualdades injustificadas y la esperanza de lograr una sociedad hecha a la medida de los que la componemos. Finalmente, cabe añadir unas palabras sobre la actualidad de la temática que ha venido siendo objeto de esta composición. Desde haced relativamente poco tiempo, se va haciendo más patente la consolidación de un espacio único mundial, una “aldea global”, que es referente inevitable en las actividades productivas, financieras, políticas, sociales y hasta culturales. Este fenómeno se conoce con los términos “globalización” o “mundialización”.
La tecnología actual, aplicada a la información y a las comunicaciones, ha pulverizado la diversidad de espacios y las distancias, haciendo real un espacio único global y la simultaneidad en el tiempo. Ello significa, ni más ni menos, que acontecimientos o decisiones que tienen su origen muy lejos de nuestras fronteras repercuten seriamente en nuestra vida sin que tengamos control directo sobre ellos. A nadie se le oculta el alcance y la relevancia del proceso de mundialización. Sus enormes virtualidades pueden convertirlo en un factor decisivo de progreso para la humanidad, pero también es un instrumento de deterioro y de destrucción. En cualquier caso, lo que queda claro es la necesidad de repensar el tema de la sociedad con esquemas distintos de los que nos han legado nuestros predecesores. El diálogo con ellos siempre nos resultará interesante, pero queda pendiente para el hombre del siglo XXI el reto que aquellos afrontaron en su momento histórico: hacer un diagnóstico de nuestra realidad social y esbozar algunas propuestas para un mejor tratamiento de ella, siempre con el horizonte que tanto Platón como Marx, jamás perdieron de vista; el deseo utópico de su transformación.