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“Crónica de una muerte anunciada”
El fragmento pertenece a la novela “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez, escritor, periodista y premio Nobel colombiano. Este autor fue uno de los impulsores del “boom” de la narrativa hispanoamericana de los años 60.
Es una novela corta que se publica en 1981 entre dos obras más extensas: “El otoño del patriarca” (1975) y “El amor en los tiempos del cólera” (1985).
Su producción literaria se encuadra dentro de la corriente narrativa nacida en los años 40 denominada realismo mágico, a la que pertenece “Crónica de una muerte anunciada”. Esta corriente se caracteriza por la preocupación por la estructura narrativa, el constante deseo de experimentación, la fusión de la realidad con la fantasía, el mito y la fabulación. A estas características que ya aparecen en relatos previos hay que añadir que se unen en sincretismo perfecto dos de sus temas recurrentes:
El amor y la muerte.
El texto seleccionado pertenece al capítulo cuatro de los cinco que constituyen la obra.
El tema que se plantea en este fragmento es uno fundamental dentro de la novela: la pasión amorosa.
Ángela Vicario es obligada a casarse por parte de su familia con un hombre rico al que no ama, Bayardo San Román. Este la devuelve a su casa el mismo día de la boda al descubrir que no es virgen. En esta parte de la novela que se nos ofrece para el comentario, se nos relata como con el tiempo, Ángela, que lleva vida de mujer soltera, que sufre la soledad, comienza a darse cuenta de que está enamorada de Bayardo y que llega a sentir por él una pasión desenfrenada. Por ello, le escribe multitud de cartas que no reciben respuestas hasta que, pasados los años, él se presenta ante ella.
Al ser un texto narrativo se ponen de manifiesto los elementos que lo caracterizan:
Conocemos lo que ocurre en esta novela no solo a través de lo que dice el narrador; sino también gracias a lo que cuentan otros personajes. Hay pues, un cierto perspectivismo. En este fragmento, alterna la primera(“me dijo”) y la tercera persona (“se le derramó el tintero sobre la carta terminada”) y se sirve del estilo directo («A veces no se me ocurría qué decir…”) e indirecto (“Se asustó, porque sabía que él la estaba viendo tan disminuida como ella lo estaba viendo a él”) para ahondar más en los personajes y ofrecernos una visión más completa de la realidad.
En la novela hay muchos personajes y es esa una de sus características. En este fragmento aparecen:
–
La madre, la cita para culparla de todos sus males.
–
Sus amigas, compañeras de su soltería con las que se reúne a bordar.
– Alude también a distintos carteros cómplices.
joven tímida con los hombres. Parece actuar de una manera un tanto deshonesta con respecto al asunto de Santiago. A partir de ser devuelta a su familia, sufre una gran transformación, que se refleja en el texto cuando se afirma que era por primera vez dueña de su destino y termina sintiendo una fuerte atracción por Bayardo.
Hombre de mediana edad, honesto y atractivo. Encandilaba a las mujeres, pero él elige a Ángela Vicario como esposa para luego devolvérsela a su familia por no ser virgen. Aparece en el texto como un hombre ya maduro, con una figura deteriorada y rendido, parece ser, ante Ángela Vicario.
El tiempo narrativo tiene un tratamiento especial, se advierte la ruptura de la linealidad temporal, rasgo presente en toda la novela con continuos saltos. Esta escena evoca hechos que se produjeron después de la muerte de Santiago Nasar, pero los cuenta el autor años después de que se han producido y él los investiga.
La acción se sitúa en un pueblo colombiano del Caribe (se citan Riohacha y Manaure), mitad real, mitad espacio mítico. Casi toda la acción transcurre en torno a una plaza donde se celebró la boda o junto a la casa de Santiago.
En este texto de carácter narrativo se mezclan rasgos propios de la crónica y de la novela policiaca.
Junto a un estilo cargado de recursos: “sin embargo, él parecía insensible a su delirio: era como escribirle a nadie”, “cuantas más cartas mandaba, más encendía las brasas de su fiebre” se observa también cierto coloquialismo: ”Pero era él, carajo..”, “muerta de risa“ …
Hay algún elemento del realismo mágico:
“Una madrugada de vientos, por el año décimo”
El gusto por lo hiperbólico constituye un rasgo singular de la prosa de García Márquez: las lacras eternas”,” siguió escribiendo sin cuartel durante diecisiete años”, “con casi dos mil cartas que ella le había escrito…”
Las descripciones nos dan detalles del sentir de los personajes o de su aspecto físico: “Se volvió lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío, y volvió a ser virgen sólo para él “,”Tenía la camisa empapada de sudor, como lo había visto la primera vez en la feria, y llevaba la misma correa”.
A veces se observa cierto tono irónico como cuando habla del “rencor feliz “que Ángela sentía por su madre, de su vida de “casada devuelta” o bien humorístico, como, por ejemplo, cuando Ángela describe la figura de Bayardo pasados los años: “estaba gordo”,”se le empezaba a caer el pelo”… Todo ello en contraste con el “drama” que se relata.
Por otro lado, muchas son las expresiones que nos sorprenden por su indiscutible lirismo, como ya hemos indicado, así destacamos metáforas: “las brasas de su fiebre”, “su agonía” … ,enumeraciones y paralelismos: “esquelas de compromiso, después fueron papelitos de amante furtiva, billetes perfumados de novia fugaz …” También hay antítesis: “el odio y el amor “ y polisíndeton: “y no creía que tuviera dentro tanto amor como ella para soportarlo. Tenía la camisa empapada de sudor … y llevaba la misma correa y las mismas al