Portada » Historia » Sexenio absolutista de fernando vii
Durante todo el reinado de Fernando Vil «El deseado» (1814-1833) se produjo un importante conflicto entre el absolutismo y el liberalismo, su reinado se divide en tres fases.
Recibido con entusiasmo, sobre todo por los diputados absolutistas (nobleza y clero) que, en el documento conocido como “Manifiesto de los Persas”, expresan sus deseos de implantar de nuevo el Antiguo Régimen y su convicción sobre el poder ilimitado del rey y la alianza trono y altar, al tiempo que rechazan las intenciones de liberales y afrancesados de controlar la monarquía.
Al igual que ocurre en el resto de Europa al ser derrotado Napoleón, las potencias deciden en el Congreso de Viena, imponer de nuevo los principios del Antiguo Régimen, incluso se crea la Santa Alianza, con la misión de proteger a los Estado europeos del avance liberal.
Las intenciones de Fernando VII quedan pronto claras:
• Real Decreto que anula las Cortes y con ellas la Constitución, se restituyen los derechos del claro y la nobleza.
• Se restablecen la Inquisición y la Mesta.
Sus siguientes medidas se dirigen a reprimir el movimiento liberal: detenciones y juicios a liberales y afrancesados, destierros y confiscaciones, obligando así a pasar a la clandestinidad y a formar las sociedades secretas.
El resultado fue un gobierno caótico, agravado además por un panorama económico desfavorable, en concreto, caída de precios agrícolas y colapso comercial e industrial. La paralización de las medidas sociales dictadas por las Cortes, elevan la tensión social.
Malestar entre los militares que no sienten recompensados por su esfuerzo en la Guerra de Independencia, los guerrilleros no son integrados y la vida en los cuarteles es mísera. Pero lo peor estaba por llegar, la crisis de Hacienda, con un déficit de 12.000 millones reales, se ve aún más agravada por los gastos de reconstrucción de la guerra y los gastos militares de las colonias, todo ello a pesar de que los sectores más absolutistas eran conscientes de que, la mayor parte de las tierras eran improductivas y no pagaban impuestos.
Durante el sexenio absolutista, se independizaron la mayoría de territorios de América de España. El proceso de independencia (1810-1824), tras la derrota de Trafalgar América quedó desprotegida y poco a poco se fue emancipando, finalizando esta emancipación en 1824 en la Batalla de Ayacucho.
Las repercusiones de la emancipación fue la perdida de territorios, solo quedó Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Inglaterra y Estados Unidos suplantaron a España en el control del mercado americano, el comercio con América se redujo y se perdieron los ingresos fiscales procedentes de aquellas tierras, necesarios por la grave situación que se estaba atravesando. En definitiva conllevó la perdida de la influencia internacional.
Mientras tanto, los liberales se organizaban en círculos revolucionarios y sociedades masónicas. Por otro lado, se suceden pronunciamientos y sublevaciones: Espoz y Mina, los generales Lara y Milans del Bosch, la Conjuración del Palmar y el general Vidal.
Finalmente, tendría éxito el golpe militar del general Riego que, valiéndose de las tropas destinadas a sofocar la sublevación americana, restauró la Constitución de 1812. Fernando VII, resignado, acepta la nueva situación y, el 7 de junio de 1820 entra en vigor la Constitución.
En enero de 1820 el Teniente Coronel Riego se pronuncia en Cabezas de San Juan, extendiéndose por La Coruña, Barcelona, Pamplona y Madrid. Unos meses después en marzo obliga a Fernando VII a jurar la constitución de 1812 convirtiéndose así en un monarca constitucional, proclamando «Marchemos todos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Tratándose este nuevo movimiento liberal, del segundo intento de revolución liberal burguesa.
La inestabilidad gubernamental va a caracterizar este periodo. Las causas fueron evidentes:
• La división entre liberales, por un lado los moderados o doceañistas, representantes de la burguesía urbana y de negocios, defensora de la existencia de un gobierno fuerte, el orden social y sufragio censitario y, por otro exaltados o veinteañistas, apoyados por las clases medias y populares, apostaban por el control parlamentario del gobierno, el sufragio universal, la libertad de prensa y el anticlericalismo
La hostilidad del rey y sus partidarios que constantemente obstaculizaban las intenciones reformistas y apoyaban movimientos contrarrevolucionarios.
• La oposición frontal de la Iglesia que se vio agravada por medidas como la desamortización yla reducción del diezmo, desvinculaciones y Ley de supresión de conventos monacales (fue de las más polémicas del Trienio, disolvía todos los conventos regulares, excepto ocho de gran valor histórico).
La obra legislativa creada por las nuevas Cortes liberales abolió los privilegios de clase, la Inquisición, los señoríos jurisdiccionales y los mayorazgos, prohibió a la Iglesia la adquisición de bienes inmuebles. Se aprobó la libertad de industria, y se continuó la desamortización de algunas órdenes religiosas. Pero apenas hubo tiempo para llevar a cabo estas leyes ya que la revolución liberal tuvo una vida de apenas tres años.
Las medidas tuvieron escaso éxito, pues más que beneficiar al pueblo, permitieron crecer más aún la gran propiedad (los grandes propietarios eran los únicos con capital para comprar las tierras desamortizadas), originado así el descontento de los campesinos, esperanzados en un principio, pero pronto desilusionados y de ahí, su inclinación hacia el absolutismo.
La reacción absolutista desde 1822 fue fraguando un poderoso grupo conocido como los realistas, que fue apreciable en algunos acontecimientos encaminados a restablecer el viejo absolutismo, la sublevación de la Guardia Real en 1822 en oposición al rey, la organización de las fuerzas guerrilleras y la creación de la Regencia de Urgel que conspiró contra el gobierno liberal. Esta regencia demandó la intervención de la Santa Alianza formada por las potencias absolutistas que habían vencido a Napoleón y aspiraban a impedir cualquier experiencia liberal y revolucionaria en Europa.
La extensión del ideal revolucionario por otros países de Europa (Portugal o Nápoles) anima la intervención de la Santa Alianza y al ejército francés (“Los Cien Mil Hijos de S. Luís”
) que, con el refuerzo de 35.000 realistas, entraron en España y, sin apenas sin oposición, se presentan con facilidad en Cádiz en octubre de 1823, liberando al rey y devolviéndole su poder absoluto.
3a Etapa. La década absolutista
En esta etapa se produce el retorno al Absolutismo.
Se cierran universidades y se suprime la legislación liberal, aunque la Inquisición no se restaura. Supone la vuelta de nuevo a las concepciones absolutistas, la represión de los liberales y la presión de los ultraabsolutistas. Las primeras medidas, tienen como objetivo acabar con la obra del Trienio: revocación de los nombramientos y ascensos ocurridos durante el Trienio, restauración del sistema fiscal tradicional, restablecimiento del diezmo, anulación de las desamortizaciones y restauración del régimen jurisdiccional; todo ello fue ratificado por el rey.
Pero además, en el ejército y en la Administración pública se depuraron y procesaron a aquellos funcionarios y militares que habían prestado servicios en el Trienio (ejecución de Riego
), la represión fue dura, afectó a casi 800.000 personas.
A finales de los años 20, el régimen se acercó a posturas más moderadas, personificadas en ministros como Cea Bermúdez y López Ballesteros, lo que acentuó el radicalismo de los más extremistas que, publicaron el “Manifiesto de los Realistas Puros” en 1826. Se produjeron insurrecciones como la Guerra de los Agraviados en Cataluña, finalmente sofocados y ejecutados sus líderes. La ruptura fue definitiva y sus cabecillas comenzaron a apoyar al hermano del rey Carlos, era el germen del carlismo.
En la última etapa de su reinado se encontró con una doble oposición, la de los liberales, opositores a un régimen absolutista, y la de los apostólicos, el grupo más exaltado de los realistas o absolutistas, que consideraban sospechosas las tímidas medidas de reforma y el moderantismo del monarca.
: estancamiento industrial, ausencia de capitales y por tanto de inversiones, hundimiento del comercio, pérdida de las colonias, deflación, descontento del campesinado. Otra vez la bancarrota de Hacienda era inevitable.
Hubo también medidas positivas, en concreto la aprobación del Código de Comercio y la creación de la Bolsa en 1931.
• Crisis Sucesoria.
El rey no había conseguido tener descendencia en sus tres primeros matrimonios, finalmente siendo ya anciano, lo consiguió en el cuarto con María Cristina. Intentó entonces asegurar el trono de su futuro hijo o hija y en 1830, publica la Pragmática Sanción que anulaba la Ley Sálica (impedía reinar a las mujeres), desatando el disgusto entre los carlistas.El infante Carlos María Isidro, consideró ilegal esta medida ya que le quitaba el derecho a heredar la Corona, por el otro lado Ma Cristina, la esposa de Femando buscó apoyo en los liberales. En 1832, en los llamados Sucesos de la Granja, personajes influyentes de la línea más absolutista, estando el rey Fernando ya agonizando, le convencen y suprime la Pragmática Sanción. Una repentina recuperación le hace volver a ponerla en vigor.