Portada » Lengua y literatura » La novela social de los años 50
1º: LA NOVELA HASTA 1940. La novela americana se caracteriza hasta 1940-45 por una estética claramente arcaizante para el período. No hay en principio renovación formal: Sus técnicas son básicamente realistas, una herencia de la novela del siglo XIX, e incluso a veces con residuos del Romanticismo, muy floreciente allí. Sí hay en cambio una renovación temática, que adapta la novela a las realidades más acuciantes y mas originales de la realidad americana del momento. Así aparecen tres subgéneros básicos: – La novela de la naturaleza, o más propiamente novela de la selva. Se centra en la descripción de las fuerzas telúricas de una naturaleza aún indómita, que con frecuencia aparece como destructora para el hombre. La mejor, sin duda, La Vorágine de José Eustasio Rivera (colomb.) – La novela política representa los problemas políticos (y revolucionarios) de una zona en constante inquietud. Destaca la aparición de dos metagéneros: Uno, la novela de la revolución mexicana, que producirá lo mejor de este apartado, muchas veces a cargo de escritores no profesionales que narran solo su experiencia propia durante la inacabable y conflictiva revolución de México. – La novela social muestra la estructura social basada en una oligarquía terrateniente que a su vez se apoya en las fuerzas extranjeras para proceder a una explotación intensiva de la tierra y de los grupos sociales inferiores, en muchos casos indios, que son alternativamente explotados o despojados y expulsados de su tierra natal o a veces simplemente sometidos al genocidio. Aparece así el subgénero característico del período, la novela indigenista en la que la mezcla de preocupaciones sociales se mezcla a la búsqueda de las raíces indígenas y a la denuncia de sus problemas. 2º: PRIMERA RENOVACIÓN NOVELESCA: HACIA EL REALISMO MÁGICO. Desde 1940 comienzan los primeros intentos de renovación de la estética de la novela, a cargo de lo que podríamos llamar «primera generación». Hay una relativa renovación temática, basada en la aparición de temas urbanos y existenciales, aunque perviven los viejos temas, sobre todo el tema social. Pero lo más llamativo es cómo junto a la realidad irrumpe la imaginación, de modo que realidad y maravilla aparecerán íntimamente ligados en la novela, aunque a través de distintos procedimientos según los autores: uso del mito, de la leyenda, de la magia, de la poesía. Esto es lo que se ha dado en llamar «realismo mágico» y alternativamente «lo real maravilloso«. Parte de la renovación formal se debe a la lectura y a la incorporación de elementos tomados de alguno de los grandes renovadores europeos de la novela (Faulkner sobre todo, pero también Kafka y Joyce) o tomados del lenguaje surrealista, muchos de cuyos hallazgos lingüísticos se emplean para expresar lo maravilloso. 3º. LA NUEVA NOVELA HISPANOAMERICANA. NOVELÍSTICA DEL «BOOM». Desde 1962 se asiste tanto en España como en el resto de Europa al desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, hasta entonces marginada y desconocida, pese a su importancia y a su desarrollo. Se trataba en realidad -al menos en parte- de un conocimiento repentino de una novelística que se había desarrollado en su propio aislamiento americano durante años y que al aparecer repentinamente daba la sensación de un «boom», de un surgimiento repentino. Se trata también, en buena medida, de un fenómeno editorial en que tienen responsabilidad editores y editoriales como Barral y Seix-Barral en Barcelona; El «boom” no tiene carácter generacional. Lo llenan escritores de diversas edades y países, y frecuentemente con escasa relación entre ellos. Aunque también sus estilos y preocupaciones son diversos puede afirmarse que en general llenan el «boom» novelistas que siguen el proceso de renovación ya apuntado anteriormente. Sobre todo se consolida la integración de lo fantástico y lo real. Formalmente se confirma la inutilidad del realismo como vehículo para la expresión del peculiar mundo hispanoamericano, y en consecuencia se insiste en la renovación de técnicas novelescas a través de la incorporación de técnicas de la novela experimental. Muy en general (y no es aplicable a todos los autores) lo más destacable es: 1. Preocupación por el desarrollo de las estructuras narrativas, lo que exige un lector extraordinariamente activo, dispuesto a organizar una materia narrativa que se le entrega de forma muy compleja. 2. Experimentación lingüística, con diversas causas y efectos. P. ej. búsqueda de una identidad cultural en García Márquez,descripción extremadamente precisa en Carpentier…
3. Insistencia en el derecho del autor a crear ficciones, por lo que con frecuencia se plantea la propia creación literaria como tema. 4. Importancia de lo histórico-social. Por ello frecuente exploración de la realidad próxima y compleja. 5. Alternancia entre la novela épica de gran aliento y por el contrario obras extremadamente intimistas. 6. Rechazo de la moral burguesa y de ciertos comportamientos. Frecuentemente ligado a este tema aparecen novelas de maduración de jóvenes o adolescentes enfrentados a sus modelos dominantes. 7. Tendencia a unir diferentes géneros literarios bajo la forma de la novela.. 8. Gran variedad de fórmulas narrativas. Es frecuente la ruptura de la línea argumental y el descoyuntamiento de la narración lineal para constituir a veces verdaderos rompecabezas temporales; el uso de técnicas de contrapunto; la combinación o superposición de personas narrativas y puntos de vista; el empleo del monólogo interior… Lo verdaderamente original de la novela hispanoamericana es que todo este proceso de renovación, lejos de convertirse en un puro experimentalismo estetizante se pone al servicio de una literatura revolucionaria, muy comprometida con la realidad de una tierra sometida a violentos y traumáticos procesos históricos.
Características formales de la narración: Lógicamente, el tiempo verbal más utilizado en la narración es el pretérito perfecto simple pues el simple hecho de contar implica que lo sucedido se sitúa en el pasado. Sin embargo, podemos encontrarnos con el uso del presente de indicativo en tres circunstancias diferentes: • En las narraciones en primera persona que cuentan los hechos acontecidos en el momento de hablar, • En el presente histórico, es decir, cuando usamos el presente en lugar del pretérito perfecto simple para acercar los hechos al lector, • Cuando reproducimos literalmente lo que otro ha dicho (estilo directo). El pretérito imperfecto se usa, en cambio, en los fragmentos descriptivos de relato y para indicar acciones que suceden de forma repetida, habitual o en su puro devenir Estilos directo, indirecto e indirecto libre. Como ya hemos señalado, es frecuente que en la narración reproduzcamos las palabras de otros. Esa reconstrucción puede hacerse de varias formas distintas: • En el estilo directo se interrumpe el hilo narrativo para reproducir literalmente lo dicho. Juan estaba agotado. Suspiró y dijo: “Jamás vuelvo o subir corriendo”.• En el estilo indirecto, lo dicho por el personaje se convierte en parte de la narración. Juan estaba agotado. Suspiró y dijo que jamás volvería a subir corriendo.• En el estilo indirecto libre se combinan el estilo directo y el estilo indirecto. Se reproduce lo que dice el personaje, pero en la voz del narrador. Se caracteriza porque no aparece un verbo dicendi, lo que lo separa del estilo directo y del estilo indirecto: Juan estaba agotado y jadeaba; los pensamientos se agolpaban en su mente; no, ya jamás volvería a subir corriendo. En los diálogos de las narraciones, el resultado es parecido al que se observa en el teatro, pero la presencia del narrador se refleja en las acotaciones de quién habló, cómo lo dijo, en qué circunstancias, etc. Ejemplo: ¡Hola! —dijo Luis con la vista perdida. Principales subgéneros narrativos: Novela Narración extensa en prosa que presenta un mundo problemático y diverso y una historia que puede variar de espacio y tiempo. Trama compleja de sucesos o caracteres que se desarrollan generalmente en capítulos. Ejemplos: Lazarillo de Tormes; Don Quijote de la Mancha, de Cervantes, las novelas realistas de Galdós y Clarín. Cuento. Narración breve en prosa que presenta una situación de conflicto y cuyo final puede ser abierto o cerrado. Suele desarrollarse en un espacio y un tiempo únicos, y, si incluye diálogos, son, por lo general, de corta duración. Los cuentos pueden contener una enseñanza por vía del ejemplo (apólogo). Ejemplos: El conde Lucanor de don Juan Manuel; los cuentos realistas de Leopoldo Alas, Clarín, y de Emilia Pardo Bazán; Ficciones, de Jorge Luis Borges. Poema épico Narración extensa en verso que aborda la historia de un héroe unida al destino de su pueblo. Se caracteriza por el empleo del verso de arte mayor y de frases hechas para describir a los personajes llamadas epítetos épicos. Ejemplos: Cantar de Mio Cid; La Araucan, de Alonso de Ercilla. Fábula Narración breve, en prosa o en verso, que tiene un propósito moral o ideológico. Temáticamente ofrece un conflicto entre dos personajes (animales o seres inanimados) que pone de relieve la existencia de los vicios capitales. Si la moraleja aparece explícita, puede figurar al principio o al final, proferida por un narrador no personaje. Ejemplos: las del Libro de Buen Amor y las de Iriarte y Samaniego. Romance Narración breve en verso, generalmente en octosílabos, con rima asonante en los pares (los versos impares quedan sueltos). Ejemplos: los romances del Cid, de Roldán, fronterizos…