Portada » Geografía » Las tetas de doña
Estuve largo rato chupando sus pezones y mientras lo hacía metí mi mano entre sus piernas acariciando su coño de arriba a bajo lo cual agradecía soltando más jugos, quité del todo su vestido y bajé sus bragas, quería tenerla completamente desnuda, ella también quitó mi camisa y bajó mi pantalón quedándome solo con mis slips, que también estaban manchados por mi excitación».
Alguna vez había pensado en eso pero nunca me había atraído demasiado aunque es la típica rubia y con un cuerpo bastante aceptable, pero un día cuando entré en casa estaba ella allí hablando con mi madre y me quedé mirándola, sería por su ropa pero pude percibir que tenía unas tetas perfectas y que bueno, no estaba nada mal en general, y estaba quejándose de que su marido pasara tanto tiempo fuera.
Cruzamos un par de miradas y no sé pero empecé a mirarla de otra forma.
Esa misma tarde bajó a pedir una cosa que necesitaba, le abrí la puerta y me dijo que si podía subir un momento para verle un enchufe que tenía estropeado y lo necesitaba por lo que no podía esperar a que viniese su marido, le dije que sí, que en ese momento no podía pero que cuando pudiese subiría.
Al otro día estaba en casa solo y recordé lo del enchufe y subí para ver si estaba y que le pasaba eran como las once de la mañana, llamé al timbre y me abrió vestida con una bata muy sugestiva de estar por casa y tal como llegué me fijé en ella volviendo a cruzar aquellas miradas del día anterior, deteniéndome en sus hermosos pechos. Me enseñó el enchufe y se lo arreglé sin problemas, digo bueno esto ya está y comenzamos a hablar, me decía que con estar su marido siempre fuera había cosas que no podía hacer hasta el fin de semana y se quejaba por que los niños no veían al padre, bla, bla, bla…
No se como se me ocurrió pues tampoco tenía confianza con ella como para hacer esa pregunta pero le dije, -Oye lo que estaba pensando ahora mismo es que duermes sola muchas noches ¿no?, y respondió rápidamente: -Si pero eso lo arregla mi marido cuando viene el fin de semana.
Me dejó un poco cortadillo y dije, -Perdona pero era una pregunta un poco tonta, -No te preocupes no me ha molestado, pero oye, ¿porque la hacías? mejor te venías tu alguna noche a solucionar ese problema, -Pues mira no se si estaba pensando eso cuando la hice pero no me importaría en absoluto.
Hacía un rato que me miraba fijamente y a mí eso me excita muchísimo así que dije, -Mira mejor me voy porque si no voy a meter la pata, -¿Tú crees que vas a meterla, mira yo me he fijado en ti muchas veces pero soy una mujer casada y nunca he pensado en ser infiel, lo que pasa es que ahora me he enterado que mi marido tiene un lío y quiero pagarle con la misma moneda, pero claro para eso también tienes que querer tú porque yo quiero hacerlo y disfrutarlo no solo por despecho.
Me acerqué a ella y le di un beso muy suave en los labios, al cual ella respondió con otro pero no tan suave, en un momento nuestras lenguas estaban jugando entre sí.
Seguimos besándonos en la cocina y mis manos comenzaron a acariciar su cuerpo por encima de su vestido que era muy suave y suelto, ella no hacía nada solo besarme y temblar, me separé y le dije que si estaba nerviosa, respondiendo ella que si, que no sabía si eso está bien, entonces le dije que si no estaba segura era mejor dejarlo antes de que estuviésemos más avanzados y ella me respondió que no que siguiera acariciándola.
Eso hice y mis manos apretaron sus nalgas pegando su cuerpo contra el mío donde pudo sentir que mi bulto estaba ya muy duro, me excitaba mucho la situación, seguimos besándonos y yo pasé a acariciar sus tetas por encima del vestido, estaban duras y se notaban su pezones, bajé de nuevo mis manos y comencé a entrarlas por debajo del vestido acariciando sus piernas hasta llegar a sus nalgas donde metí las manos por los lados de sus braguitas.
Ella ya se había relajado bastante y acariciaba mi espalda y besaba mi cuello y mis orejas despacito, cuando notó que intentaba acercarme desde atrás con mi dedo hasta su raja, se paró en mi oreja y me dijo: -Me da vergüenza de una cosa, es que cuando me toques vas a notar que estoy mojada como si fuera la primera vez que me meten mano.
Yo le di un beso en la boca y le respondí, -Pues eso es lo que más me gusta del mundo y diciendo eso posé mi mano en su coño por encima de las bragas pudiendo notar que era verdad lo que decía, su tela estaba empapada, ella soltó un gemido y buscó con su mano mi paquete acariciándolo sobre el pantalón e intentando liberarlo.
Yo quité mi mano de allí y comencé a bajarle el vestido y la fui desnudando hasta poder ver sus tetas que me volvían loco, cuando lo hice comencé a pasar mi lengua desde su base hasta llegar a su pezón y cuando tocaba este notaba como se retorcía, estaba realmente muy caliente y a mí me estaba poniendo igual.
Estuve largo rato chupando sus pezones y mientras lo hacía metí mi mano entre sus piernas acariciando su coño de arriba a bajo lo cual agradecía soltando más jugos, quité del todo su vestido y bajé sus bragas, quería tenerla completamente desnuda, ella también quitó mi camisa y bajó mi pantalón quedándome solo con mis slips, que también estaban manchados por mi excitación…
Ya habíamos pasado de la cocina a su habitación donde la tumbé en la cama y me puse encima de ella comenzando a besar todo su cuerpo desde su boca hasta sus pechos, su vientre, sus piernas, subía con mi lengua por sus piernas lamiendo el interior de sus muslos y cuando llegué hasta su rajita cerró las piernas y me llamó, subí hasta su boca y dice: -Ibas a hacer lo que yo creo, -Pues si, quiero comerme todo tu cuerpo, -Te voy a decir algo, nunca me han hecho eso a mi marido le da asco y nunca lo hemos ni siquiera intentando…
Volví a bajar hasta sus pezones y dije, -Alguna vez tiene que ser la primera. Llegué de nuevo hasta su coño, abrí un poquito sus piernas y comencé a comérmelo despacito, cuando llegué hasta su clítoris puse mi lengua sobre el, lo apreté con la punta de mi lengua y ella tuvo su primer orgasmo.
Noté como se retorció y dio un grito ahogado que hizo que casi me corriese yo también, subí hasta su boca besando de nuevo todo su cuerpo en mi recorrido y me besó con pasión diciéndome, -Es la mejor corrida que he tenido en mi vida, -Pues esto solo acaba de comenzar, diciendo eso sonó el teléfono, lo cogió y era del colegio de sus hijos diciéndole que fuese que uno de ellos se había puesto enfermo.
Terminamos allí y yo tuve que ir a hacerme una paja porque si no iba a reventar pero bueno hubo otras ocasiones que ya os contaré…
La madre de mi novia siempre me ha atraído y ella misma se ha encargado de que entre nosotros dos existiera una relación más intensa que la de suegra-yerno. De hecho, no podemos parar de hacerlo. Ella es viuda y vive sola. Yo me pasaba por su casa con la excusa de hacerle algunas reparaciones y ella me abría la puerta ligera de ropa. Un día ya no pudimos más y lo hicimos encima de la mesa. ¿Quiéres que te cuente cómo lo hicimos la última vez?
Tenía que ir a Barcelona a realizar unas gestiones y ella me invitó a comer en su casa. A las dos de la tarde estaba allí, me recibió con un beso tan intenso que nuestras lenguas no podían distinguirse, se convirtieron en una sola, enlazándose como dos víboras jugueteando, mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos.
Aunque sólo duró algunos minutos pareció un momento infinito. Tomamos algo y nos sentamos. Ella llevaba una minifalda muy corta, que me permitía ver su braguita blanca, que translucía su vello púbico.
Su camisa blanca, casi transparente, y con algunos botones desprendidos, dejaba ver parte de sus pechos con sus pezones ya erectos por la excitación provocada por esos intensos besos de lengua que nos propinábamos sin descanso. Mi pene ya se estaba endureciendo y comencé a moverme tratando de acomodarme para que no se notara. Ella pareció notar mi, ya imposible de disimular, erección, como había pasado en otras ocasiones. Desabrochó algunos botones de mi camisa y comenzó a acariciar mi pecho deteniéndose en mis pezones, lo que me provocaba intensos escalofríos de placer y eso me excitaba cada vez más.
Mientras tanto yo acariciaba sus muslos delicadamente, disfrutando de su suave piel. Seguí lenta, pero decididamente, hasta sus firmes y tersas nalgas y coloqué mi mano bajo su braguita.
Ella seguía con su mano dentro de mi camisa acariciándome el abdomen con dulzura y acercándose cada vez más a mi vello púbico. Al sentir esto fui corriendo mi mano por dentro de su braga desde su culo hasta su coño, que estaba tan húmedo que parecía un río. Esto la estremeció y me desabrochó el pantalón. Me tomó de la mano y me llevó hasta su habitación. Una vez allí nos enlazamos en un beso de lengua que volvió a subir la temperatura de nuestros cuerpos, que se enfriaron levemente al pasar de la sala a la habitación. En ese momento me tiró sobre la cama y terminó de quitarme el pantalón mientras yo me desabrochaba los últimos botones de la camisa.
Me senté en el borde de la cama para quitarme la camisa mientras ella hacía lo propio con la suya, parada frente a mí. Intenté ponerme de pie y en ese instante me volvió a tirar sobre la cama, me quitó el slip y luego se quitó su braga y subió a la cama acomodándose sobre mis piernas. Tomó mi pene con su mano y comenzó a masturbarme. En ese momento volví a sentarme, le quité el sujetador y besé sus tetas, chupando sus pezones.Me tomó por los hombros y me tiró otra vez en la cama, volvió a tomar mi pene, se acomodó y lo colocó en su vagina. Puso sus manos sobre mi pecho y comenzó a acariciarme al tiempo que empezó a cabalgar sobre mí. Puse mis manos en sus caderas y la apreté con fuerza, como transmitiendo la excitación que me desbordaba.
En un momento me dijo suavemente que no me corriera dentro de ella y yo, en un estado de éxtasis total, le dije que no se preocupara, que le avisaría cuando estuviera por acabar. Seguía cabalgando a toda velocidad, gimiendo y retorciéndose de placer. Creo que se corrió una o dos veces, con la excitación no podía contarlas. De pronto sentí un fuego que corría dentro de mi cuerpo y se acercaba a mi pene y sin pensarlo le dije que iba a correrme.Ella retiró mi pene de su vagina y en ese momento descargué tomo mi torrente de semen sobre sus pechos y su abdomen brillantes por el sudor de aquella cabalgata infernal. ¡Sí!, aunque parezca mentira, mi semen voló como si mi polla fuera un pozo petrolero y se dirigió hacia ella como si supiera donde debía llegar. Su mano seguía sosteniendo mi polla que aún estaba eyaculando el poco semen que quedaba dentro de mí. Al sentir el líquido tibio sobre su cuerpo, soltó mi pene y pasó sus manos sobre todo su cuerpo, esparciendo mi semen por todas partes.
Tomó la sábana de la cama y se secó. Luego secó mi pene dándome unos segundos más de placer para culminar con aquel encuentro de pasión desenfrenada.Mi suegra me da mucho morbo, no lo puedo remediar. Practicamos un sexo salvaje y buenísimo. Es una mujer que todavía es joven y yo soy un calentorro… No sé cómo acabará esta historia, lo único que sé es que no puedo para de pensar en ella. Me masturbo cada día imaginándome su cuerpo. Lo hago con mi mujer pensando en mi suegra.¿Quiéres que te cuente la próxima vez que lo hagamos?…
De vez en cuando uno se ha de quedar para hacer cosas en el trabajo, pero fuera de horas… Eso siempre pasa cuando hay algun problema con los ordenadores, o bien cuando se ha de actualizar alguna base de datos, y es indispensable que esté la puerta cerrada, de lo contrario no se podría. Pero no sabía que sucedería lo que todavía recuerdo con un morbo brutal…
Yo trabajo en una oficina de farmacia, y estoy digamos de mando intermedio, es decir soy el “jefe” de mis compañeras, organizo las tareas, distribuyo los turnos, etc..
El mes pasado -agosto- tuvimos que hacer una actualización de una base de datos (esto lo hago siempre yo), y una de mis compañeras tenía que quedarse para hacer las fórmulas que se tenían que entregar el dia siguiente; la mejor hora es la del mediodía, comes un bocata rápido y te pones a la faena.
Lo malo es que en pleno mes de agosto se nos había estropeado el aire acondicionado, y en la rebotica y en el laboratorio hacía un calor infernal, por lo que llevabamos la menor cantidad de ropa exigida, es decir, yo llevaba la bata y un pantalon blanco de lino y mi compañera llevaba la bata y bajo la ropa interior…
Mi compañera es muy voluptuosa, y el ciñe de la bata hace que siempre se le vea el nacimiento de sus generosos pechos, cosa que me lleva de cabeza.
Yo estaba en el ordenador central, en la rebotica, haciendo mi trabajo y sudando como un pollo, por lo que me había quitado la bata quedandome solo con el pantalón, ademas la conexión a internet nos traía fritos desde hacía unos dias y eva ( mi compañera), estaba con una fórmula que se tenía que calentar, la pobre estaba peor que yo; de pronto oí una pequeña explosión y acudí corriendo al laboratorio.
Eva había calentado un recipiente y al ponerlo sobre el banco de trabajo el contraste lo había hecho estallar, cuando llegué allí ella estaba temblando, era la primera vez que le ocurría y no sabía que hacer; para tranquilizarla la abracé un poco mientras le decía: tranquila, no pasa nada, no ha sido culpa tuya…
Al hacerlo noté la presión de sus pechos en el mio y la dureza de sus pezones que se habian erguido por la impresión; estaba sudada, las gotas resbalaban por sus mejillas, cayendo al cuello y deslizandose por el canal de sus pechos, el espectáculo era algo febril.
Nos agachamos para recoger los restos del recipiente, con tan mala suerte que nos dimos un pequeño cabezazo y caimos al suelo quedando ella sobre mí, sus piernas a horcajadas sobre una de mis piernas apretandola por la caida, su blusa medio abierta enseñando sus pechos escondidos tras un sujetador malva que no le hacia falta ninguna, los dos en silencio mirandonos y sonriendo, su pelo rizado cayendo sobre mi cara…
Yo no soy ningún santo, y no creo que nadie con una chica así y en una situación como aquella lo fuese, así que bajo el riesgo del acoso sexual me lancé.
Levanté la cabeza para besar aquellos labios gruesos y pequeños al tiempo que con una de mis manos cogía uno de sus pechos e intentaba librarlo de la prisión del sujetador.
Ella se quedó quieta, asustada, indecisa, pero al mismo tiempo yo notaba como sus caderas empezaban a moverse para restregarse sobre mi pierna.
El suelo del laboratorio no es el mejor sitio para estos menesteres, y tras unos minutos pasamos a la rebotica donde hay un sofá cama para hacer más agradables las noches de guardia.
Abrimos el sofá cama y me quité el pantalón, quedandome con el slip, que parecía una tienda de campaña canadiense, ridiculo pensé, así que al momento estaba fuera.
Ella se quitó la bata, tan sólo quedaba un botón abrochado, y me mostraba esa combinación malva tan bonita que yo otras veces solo habia imaginado.
La tendí boca arriba y le saqué los pechos por arriba besandolos mientras clavaba mi pierna entre las suyas; estaba preciosa, con la cabeza echada hacia atrás con los pechos apuntando al cielo y con su braguita apretando mi pierna.
Besé sus pechos con ansia, lamía sus pezones mordiendolos con cuidado, ella decía que no estaba bien, que era peligroso, pero no dejaba de moverse.
Al momento nos dimos cuenta que estabamos bajo las estanterias de los preservativos, de los lubricantes, de los aritos vibradores etc..
Cogí un lubricante de Durex, ese de efecto calor, dulce… y me puse a trabajar.
Le quité la minima expresión de braguitas y descubrí un pubis arregladito, rubito, que emanaba un olor suave pero a la vez penetrante, olía a deseo.
Lo besé mientras mis manos aprisionaban sus pechos, los estrujaba sin miramientos, parecía un panadero amasando la masa, una masa dura y tostadita por el sol, le gusta el top less y la verdad es que unos pechos sin marca de bikini son perfectos.
Su sexo parecía estar en una sauna, húmedo, cálido, aquello era una delicia, pero para probar y así saber de primera mano lo que vendíamos le puse una generosa ración de lubricante, me pasé porque del sexo le fue cayendo hasta su culito; me ví forzado a limpiar aquel desastre, chupé sus labios, su clitoris parecía un botón de disparar misiles, estaba rojo e hinchado, duro, a medida que lo iba chupando eva temblaba, eran como compulsiones, en una de ellas adiviné un orgasmo, supongo que así era porque sus manos apretaban mi cabeza y sus piernas empujaban mi espalda hacia arriba y se relajó.
Se relajó y le di la vuelta, empezé a comerle el culito, la verdad es que ese gel funciona, no he probado un culito tan dulce como ese, metía mi lengua por su agujerito y sonaba como cuando pisas un charco con cuidado, sonaba liquido.
Eva estaba enfadada, no me había hecho nada y a ella le gusta trabajar, así que decidió probar tambien el gel .
Me tumbó y puso en la cabeza de mi pene un chorro de lubricante, no sabía que estaba frio al principio, y empezó a deslizar sus labios sobre él; esa boquita que siempre me ha parecido pequeña de repente se hizo grande, me chupaba el glande como si fuese un chupa chups, parecia gustarle ya que al momento veía como desaparecía por entero mi pene.
Con una mano me cogía la base y la otra fue apretando mi culo, buscando, hasta que encontró un canal, como no avanzaba más me pidió que me levantase, y allí de rodillas ella y yo de pie introdujo un poco su dedito en mi culo; era una sensación rara, no desagradable.
Cada vez que se metía mi polla en su garganta me metía un poco el dedito en el culo y me excitaba, tanto que le dije que parase un poco, notaba que si seguía un poco más la iba a bañar en leche y no quería que eso acabase ahí.
Volvimos al sofá y, sentandome en el borde, la puse en cuclillas sobre mí; no nos hacía falta lubricante, entró de golpe, hasta la empuñadura, era como si su boca hubiese cambiado de sitio y me estuviese comiendo con su conejito.
Sus piernas empujaban, se impulsaban en el sofá para entrar y salir, parecía que estaba trabajando en un banco de gimnasia, cada vez que entaba dentro de ella me hundía en el placer y cuando salía de ella me invadía el miedo a correrme.
Le comía los labios, le chupaba los pechos, tenía uno de mis dedos en su culito- ojo por ojo … -, no sabía que más hacer, quería disfrutar del momento por si no volvia a repetirse.
Me dijo que tuviese cuidado al correrme, que aunque tomase anticonceptivos tenía miedo, la tranquilizé, hace dos años que me hice la vasectomía; al decirlo sonrió y asintió con la cabeza, al chuparme la polla había visto unas pequeñas cicatrices en los huevecillos.
–SP..
No tardamos mas de diez minutos hasta que nos vimos las caras mientras nos corriamos, ella no paraba de jadear y tembar como una hoja, yo empujaba tan fuerte que creía que iba a meterme yo dentro de ella enterito.
Al acabar nos tendimos los dos en el sofá, yo aún dentro de ella, mientras mi pene iba menguando notaba como salían nuestros jugos, calientes, espesos.
Estuvimos abrazados mirandonos cinco o diez minutos, tras los cuales nos levantamos y empezamos a limpiar todo aquel destrozo; mi leche caía de su conejito como si fuesen lágrimas, se limpió un poco y recogimos también lo del laboratorio.
Aún faltaba más de una hora para abrir, así que decidimos ducharnos; mala idea, porque la ducha es pequeña, y mientras nos enjabonabamos la cosa se volvió a alegrar..
Cada uno nos enjabonamos por delante, después ella me enjabonó a mí e insistió en el culo – me ha confesado que muchas veces me miraba el culo y se mojaba imaginando que me lo cogía mientras follabamos- , luego me tocó a mí y al enjabonarle el culo empezó a levantarlo, a ponerlo contra mí.
Me encanta su culito, le quité el jabón, y empecé a chuparselo, para entonces mi polla volvía a estar más dura que los leones del congreso de los diputados.
Con su culo en pompa no podía hacer otra cosa, así que puse la punta de mi polla en el, ahí sí que me ayudé del jabón, nos habiamos dejado el lubricante al lado del sofá y no era cuestión de mojar toda la farmacia…
Mi polla empezó a empujar, tenía vida propia; en un momento la puntita se había metido, lo otro costó más, empujaba y entraba un poquito, eva se quejaba pero no quería que lo dejase, ella estaba ocupada masturbandose, acariciandose el clitoris y metiendose los dedos dentro mientras se sujetaba con la ortra mano.
Cerramos el agua, tenemos conciencia cívica, y seguí empujando hasta que poco a poco le metí casi todo lo que tengo, no es demasiado larga, pero es bastante gruesa ( por si te interesa ), eva estaba con la cabeza hacia atrás, disfrutaba como una loca metiendose los dedos, le cogí los pechos por detrás y empecé a trabajarlos, la verdad es que me dolía un poco, aún nadie le había hecho lo que yo le estaba haciendo, su novio decía que eso eran guarrerías, ni siquiera hacian sexo oral entre ellos, el se lo perdía porque ella la chupaba de maravilla.
A lo que ibamos, el dolor no dejaba que me corriese, así que cuando ella terminó, y lo hizo sonoramente, so saqué mi aparato y después de limpiarlo un poco eva empezó a chuparlo como ella sabe.
Le cogí la cabeza con mis manos y acompañando sus chupadas iba embistiendola, un par de arcadas, pero ella seguía, me puse como una moto, aceleraba cada vez más, y cuando ya no podía más mi polla estalló y empezó a sacar unos chorros de leche impresonantes, los primeros se los tragó, pero al final se le salían de la boca y le caian sobre los pechos.
Cuando recuperé la fuerza-por poco me desmayo- la levanté y le dí un beso probando mi propio sabor, mi leche no está tan mala, se lo tendré que decir a mi mujer…
Seguimos duchandonos ya tranquilamente, no me quedaban fuerzas para más, y cuando acabamos de vestirnos y de arreglarlo todo solo faltaban 20 minutos para abrir…
Como corre el tiempo.
Por cierto, las formulas las hicimos por la noche, al acabar.
Y no sé porqué pero parece que a veces coincidan nuestros turnos a mediodia…
Pero eso es otra historia y la contaré en otro momento..