Portada » Otras materias » 9. Diferencias entre las teorías de: TAYLOR y FAYOL
Evolución de la producción:
Las primeras manifestaciones de producción que presenta alguna analogía con la industria actual está constituida por los artesanos de la edad media. Las instituciones principales de la edad medieval fueron los gremios o corporaciones, ya entrado el siglo XI su organización se transformó en mercados que inicialmente incluían las actividades de elaboración de bienes.
En esta etapa la producción era manual, se elaboraba en la propia casa para consumo familiar, venta o trueque en el mercado local.
Los transportes y el capital prácticamente no influían en este tipo de actividad.
Los gremios de tejedores, sastres, zapateros, etc. eran verdaderos monopolios. En el orden interno los gremios establecían una jerarquía de tres niveles:
Cada uno de ellos con diferentes derechos y obligaciones. Inicialmente tanto los maestros como los jornaleros tenían voz y voto en las cuestiones de la corporación, pero a fines de la edad media, los jornaleros habían perdido casi todos sus privilegios.
Los maestros artesanos eran los aristócratas medievales y principales beneficiarios de la estructura corporativa, eran los dueños de los establecimientos y empleadores de quienes trabajaban con el.
El caso de los jornaleros: percibía un salario por su trabajo, si eran capaces y acumulaban suficiente dinero podía acceder al rango de maestros. En el caso de los aprendices no percibían salario, vivían en la casa del maestro y eran mantenidos por este. Luego de un período que solía ser de hasta siete años pasaban a la categoría de jornaleros.
Este tipo de estructura corporativa permitía el ascenso de los más dedicados y capaces a la categoría de maestro, este ascenso se refería no sólo a la tarea sino también a la escala social.
El contexto que rodeaba al hombre en la edad media hacia que este valorara la protección que pudiera recibir, el jornalero y el aprendiz podían dedicarse a sus tareas confiando en el manejo de la unidad de producción en la que se desempeñaban, por parte del maestro, para esto la corporaciones cuidaban de mantener la uniformidad de los precios de venta y salarios, el equilibrio económico, el nivel de calidad, etc.
Las reglas inherentes a la calidad solían ser particularmente estrictas, los bienes eran inspeccionados y a la vez sellados por el gremio.
Cuando se exportaba a otras ciudades los controles a su vez eran más rigurosos, dado que la reputación de los miembros de dicha corporación estaba en juego.
Este esquema artesanal evolucionó a partir del siglo XV avanzando hacia una producción doméstica especializada.
Las materias primas las adquiría un empresario que efectuaba la elaboración en la primera fase del proceso que mas luego pasaba por los domicilios de operarios que realizaban diferentes tareas al mismo bien hasta llegar al que vendía el producto.
Este sistema prevaleció hasta fines del siglo XVIII en que como consecuencia de la revolución industrial fue perdiendo terreno a medida que se desarrollaba la producción fabril.
Claves de la revolución industrial:
La revolución industrial no fue un acontecimiento histórico que se produjo en un momento determinado sino que en realidad se considera como un proceso ininterrumpido que se fue desarrollando de forma más o menos desacelerada durante dos siglos, gestando el industrialismo, generando avances en la técnica, así como transformaciones en la estructura y funcionamiento del sistema de producción.
Durante su primer siglo de vida se localizó fundamentalmente en Inglaterra cuyo rol principal es la revolución comercial que fue el factor determinante para el desarrollo de una clase capitalista que a su vez originó afluencia de fondos para actividades industriales como la minería y los astilleros.
Esta revolución comercial fue consecuencia de la gran cantidad de viajes, de descubrimientos, exploración y colonización de nuevas tierras que se llevaron a cabo entre los siglos XV y XVII permitiendo el desarrollo de la navegación y el comercio dando lugar a la apertura de la cerrada economía medieval, debido a esto se produjo la llegada de un capitalismo dinámico donde predominan los banqueros, navieros y comerciantes en lugar de los artesanos.
Otro de los factores al proceso revolucionario fue el aumento de la población debido principalmente al descenso de la mortalidad ocasionado por mejores condiciones sanitarias y el desarrollo de la medicina.
También podemos agregar la importancia que tuvo la baja tasa de interés durante las primeras décadas del siglo XVIII previas al inicio de la revolución industrial que permitió la construcción de fábricas, minas, canales, etc. con dinero barato.
Otro de los aspectos que caracterizó dicha revolución la constituyo una serie de innovaciones técnicas denominadas: inventos, que generaron una evolución de la producción manual a la producción mecánica.
Para mediados del siglo XVIII los requerimientos para una mayor producción hacían sentir cada vez más la necesidad de medios más eficientes para realizarla.
En una primera etapa dichas innovaciones técnicas fueron adjudicadas a las minas de carbón, el proceso del hierro, la energía de vapor y la mecanización de industria del tejido, por otra parte la generalización en la división del trabajo y la especialización contribuyó a potenciar el efecto de dichos adelantos técnicos.
Ya en el siglo XIX comienza a ponerse énfasis en los salarios diferenciales, o sea, con la aplicación de la división del trabajo es posible pagar a cada uno, en base a la habilidad que requiere la tarea específica que se efectúa.
A partir de la revolución industrial con el aumento de la eficiencia y la productividad, la generación de riqueza se logra con un mejor aprovechamiento de los factores de la producción.
Frederick Winslow Taylor (1856-1915):
Para fines del siglo XIX hizo su aparición Frederick Taylor, ingeniero de Filadelfia, que estaría llamado a revolucionar los conceptos y las prácticas de la producción. En los talleres de esa época, el esfuerzo personal de los operarios era un factor de suma importancia para la productividad. Lo habitual era permitir que los trabajadores decidieran por sí mismos la forma de llevar a cabo la producción, en base a su habilidad, experiencia y conocimientos.
Sus ideas principales pueden sintetizarse en:
Estudiar cada una de las operaciones del trabajo. Ello deriva en la fijación de métodos y tiempos estándares, y su especificación a través de órdenes de trabajo.
Seleccionar, entrenar, enseñar y formar al trabajador, en lugar de lo que ocurría anteriormente.
Colaborar con los trabajadores para asegurarse que el trabajo se realiza de acuerdo con los principios elaborados.
Dividir la responsabilidad y el trabajo entre la gerencia y los trabajadores. Esto implica la separación de la responsabilidad del planeamiento y control de la producción, de la de su ejecución.
Proporcionar a los trabajadores un incentivo monetario que los induzca a comportarse de acuerdo con las normas preestablecidas, mediante retribuciones ligadas a la productividad. Este pasa a constituir el medio de motivación para realizar el máximo esfuerzo físico.
Establecer una adecuada supervisión a través de capataces funcionales, especializados en cada tipo de tarea.
Separar el trabajo de los instrumentos y herramientas que se utilizan para realizarlo, estudiando éstos para poder seleccionarlos y perfeccionarlos.
Aplicar métodos científicos de investigación y experimentación.
Aplicar el principio de control por excepción.
La filosofía mecanicista consideraba al hombre como una máquina más, este pensamiento despertó críticas y rencores. Sin embargo, no debe olvidarse que este era el pensamiento de la época, especialmente en el medio en el que se desempeñaba Taylor, y que sus ideas fueron aceptadas y difundidas en todo el mundo.
Taylor, como ingeniero se ocupó del aspecto fabril, descuidó en parte la visión general de la empresa, dio en cambio solución muy efectiva al problema inmediato que lo preocupaba: aumentar la producción y su eficiencia. No obstante, omitió considerar los aspectos informales y actuó con un criterio a la vez empírico y dogmático.
Como discípulos de este podemos mencionar a los esposos Gilbreth y Henry Gantt. Los Gilbreth se dedicaron al estudio de los movimientos en que se descompone el trabajo, utilizando para ello la filmación de películas.
Henry Gantt:
A diferencia de Taylor, fue una persona con gran sentido humano, preocupado por que todos tuvieran iguales oportunidades. Fue el creador de un sistema de salarios de bonificación por tarea, en el que a diferencia del de incentivo puro, que no garantizaba un salario mínimo cuando lo ejecutado era inferior al estándar, establecía una tarea para el día, que, en caso de ser completada, el operario recibía una bonificación adicional y, si no, su paga normal. En 1908 presentó un trabajo, donde enfatizaba la necesidad de capacitar a los trabajadores atendiendo a su psicología, en lugar de forzarlos.
Gantt puso también de manifiesto la necesidad de utilizar métodos cuantitativos en la medición y control de resultados. Su nombre alcanzó fama mundial debido a la creación de la técnica de programación conocida como gráfico de Gantt, que no es más que un diagrama de barras, sencillo que en aquel entonces fue revolucionario y que aún hoy en día constituye una de las herramientas de programación más utilizadas.
Henry Ford:
A principios del siglo XX predominaba el llamado enfoque de producción. Este se caracterizaba por la existencia de un mercado dominado por los vendedores, con demanda superior a la oferta. El desarrollo de la producción en serie modificó, dicho panorama. El impulsor fue Henry Ford, empresario que trasladó el procedimiento utilizado en los mataderos (donde un transportador aéreo llevaba las reses muertas a través de los distintos puestos de trabajo, para que fueran gradualmente descuartizadas) a su fábrica de automóviles (aunque instrumentándolo en sentido inverso, para el armado en lugar del desarmado), descartando así la vieja modalidad artesanal consistente en fabricar cada producto en un sitio.
En agosto de 1912 se necesitaban 12 horas de trabajo para ensamblar un Ford T. Al año siguiente, con la línea de montaje, sólo se requería una hora y media, reduciéndose sustancialmente el tiempo y la inmovilización financiera (en capital de trabajo) que la actividad productiva demandaba.
La generalización de la línea de montaje dio lugar a la producción masiva, permitió elaborar a bajo costo, grandes cantidades de artículos, muchos de ellos inaccesibles hasta ese entonces para la mayoría.
Esto generó la aparición del enfoque de ventas, con el que siguió vigente el mismo mecanicismo taylorista, pero orientado hacia las ventas, se trasladaron a las ventas, principios antes aplicados sólo a la producción, pero sin preocuparse mayormente por el interés del consumidor por el producto. «-Que me pidan el coche del color que deseen, siempre que sea negro», clamaba Ford.
Henri Fayol:
Atribuía sus logros al sistema administrativo que él aplicaba y que luego expusiera en su obra Administración industrial y general. Se ocupó de las funciones propias de la dirección de la organización: técnica, comercial, financiera, de seguridad, de contabilidad y administrativa.
Generalizando el carácter de la administración, señaló que esta función se integra por cinco elementos: previsión, organización, mando, coordinación y control, estructura conceptual que, con pocas variantes, ha perdurado hasta hoy.
El modelo de Fayol fue sintetizado en 14 principios:
La división del trabajo.
La autoridad y la responsabilidad (la segunda como corolario de la primera).
La disciplina.
La unidad de mando.
La unidad de dirección.
La subordinación de los intereses particulares al interés general.
La remuneración (justa, razonable recompensa al esfuerzo).
La centralización.
La jerarquía.
El orden (un lugar para cada uno y cada uno en su lugar).
La equidad.
La estabilidad del personal.
La iniciativa (como gran fuente de fuerza en los negocios).
El espíritu de equipo (la unión hace la fuerza).
Si Taylor fue el gran impulsor de la ingeniería industrial de principios de siglo, Fayol puede ser identificado como el padre de la administración científica.
George Elton Mayo (1880-1949):
Mayo estaba influenciado por las ideas mecanicistas de la época pero a raíz de las evidencias obtenidas en los experimentos que condujera entre 1927 y 1932 en los talleres de General Electric, en Chicago, que replanteó substancialmente sus ideas.
En el primero de estos estudios se trataba de analizar el efecto de la iluminación en el trabajo, habiéndose asumido la premisa fisiológica de que, al mejorarla, se aumentaría la productividad. Se operó a tal fin con dos grupos de trabajadores: uno piloto y otro de control. Al grupo piloto se le aumentó gradualmente la iluminación en sucesivos días, mientras que a la del grupo testigo se la mantuvo inalterada. Tal como se esperaba, el primero aumentó su producción. Pero he aquí que, para sorpresa de los investigadores, el segundo también la aumentó. Entonces se decidió reducir la iluminación del grupo testigo. Aún así, la producción de éste volvió a subir. Se probó que la autoestima, la motivación y la satisfacción de la persona que trabaja son más importantes que cualquier sistema de iluminación.
Mayo y sus colaboradores realizaron otros experimentos e investigaciones, que fueron cambiando el foco de atención de la necesidad del buey robusto de Taylor, hacia los factores sociales del trabajo, dando origen así a las relaciones humanas.
También se replanteo el aspecto económico del trabajo, dado que las condiciones no económicas y las sanciones afectan significativamente la motivación, la conducta y la felicidad del operario, por lo que limitan en gran medida el efecto de los planes de incentivo monetario.
Se aceptó que la especialización a ultranza no es la forma más eficiente de división del trabajo; que los obreros no reaccionan a la conducción como individuos, sino como miembros de grupos. Se reconoció la diferencia entre la jefatura formal y la informal.
Frederick Winslow Taylor (1856-1915):
Para fines del siglo XIX hizo su aparición Frederick Taylor, ingeniero de Filadelfia, que estaría llamado a revolucionar los conceptos y las prácticas de la producción. En los talleres de esa época, el esfuerzo personal de los operarios era un factor de suma importancia para la productividad. Lo habitual era permitir que los trabajadores decidieran por sí mismos la forma de llevar a cabo la producción, en base a su habilidad, experiencia y conocimientos.
Sus ideas principales pueden sintetizarse en:
Estudiar cada una de las operaciones del trabajo. Ello deriva en la fijación de métodos y tiempos estándares, y su especificación a través de órdenes de trabajo.
Seleccionar, entrenar, enseñar y formar al trabajador, en lugar de lo que ocurría anteriormente.
Colaborar con los trabajadores para asegurarse que el trabajo se realiza de acuerdo con los principios elaborados.
Dividir la responsabilidad y el trabajo entre la gerencia y los trabajadores. Esto implica la separación de la responsabilidad del planeamiento y control de la producción, de la de su ejecución.
Proporcionar a los trabajadores un incentivo monetario que los induzca a comportarse de acuerdo con las normas preestablecidas, mediante retribuciones ligadas a la productividad. Este pasa a constituir el medio de motivación para realizar el máximo esfuerzo físico.
Establecer una adecuada supervisión a través de capataces funcionales, especializados en cada tipo de tarea.
Separar el trabajo de los instrumentos y herramientas que se utilizan para realizarlo, estudiando éstos para poder seleccionarlos y perfeccionarlos.
Aplicar métodos científicos de investigación y experimentación.
Aplicar el principio de control por excepción.
La filosofía mecanicista consideraba al hombre como una máquina más, este pensamiento despertó críticas y rencores. Sin embargo, no debe olvidarse que este era el pensamiento de la época, especialmente en el medio en el que se desempeñaba Taylor, y que sus ideas fueron aceptadas y difundidas en todo el mundo.
Taylor, como ingeniero se ocupó del aspecto fabril, descuidó en parte la visión general de la empresa, dio en cambio solución muy efectiva al problema inmediato que lo preocupaba: aumentar la producción y su eficiencia. No obstante, omitió considerar los aspectos informales y actuó con un criterio a la vez empírico y dogmático.
Como discípulos de este podemos mencionar a los esposos Gilbreth y Henry Gantt. Los Gilbreth se dedicaron al estudio de los movimientos en que se descompone el trabajo, utilizando para ello la filmación de películas.
Henry Gantt:
A diferencia de Taylor, fue una persona con gran sentido humano, preocupado por que todos tuvieran iguales oportunidades. Fue el creador de un sistema de salarios de bonificación por tarea, en el que a diferencia del de incentivo puro, que no garantizaba un salario mínimo cuando lo ejecutado era inferior al estándar, establecía una tarea para el día, que, en caso de ser completada, el operario recibía una bonificación adicional y, si no, su paga normal. En 1908 presentó un trabajo, donde enfatizaba la necesidad de capacitar a los trabajadores atendiendo a su psicología, en lugar de forzarlos.
Gantt puso también de manifiesto la necesidad de utilizar métodos cuantitativos en la medición y control de resultados. Su nombre alcanzó fama mundial debido a la creación de la técnica de programación conocida como gráfico de Gantt, que no es más que un diagrama de barras, sencillo que en aquel entonces fue revolucionario y que aún hoy en día constituye una de las herramientas de programación más utilizadas.
Henry Ford:
A principios del siglo XX predominaba el llamado enfoque de producción. Este se caracterizaba por la existencia de un mercado dominado por los vendedores, con demanda superior a la oferta. El desarrollo de la producción en serie modificó, dicho panorama. El impulsor fue Henry Ford, empresario que trasladó el procedimiento utilizado en los mataderos (donde un transportador aéreo llevaba las reses muertas a través de los distintos puestos de trabajo, para que fueran gradualmente descuartizadas) a su fábrica de automóviles (aunque instrumentándolo en sentido inverso, para el armado en lugar del desarmado), descartando así la vieja modalidad artesanal consistente en fabricar cada producto en un sitio.
En agosto de 1912 se necesitaban 12 horas de trabajo para ensamblar un Ford T. Al año siguiente, con la línea de montaje, sólo se requería una hora y media, reduciéndose sustancialmente el tiempo y la inmovilización financiera (en capital de trabajo) que la actividad productiva demandaba.
La generalización de la línea de montaje dio lugar a la producción masiva, permitió elaborar a bajo costo, grandes cantidades de artículos, muchos de ellos inaccesibles hasta ese entonces para la mayoría.
Esto generó la aparición del enfoque de ventas, con el que siguió vigente el mismo mecanicismo taylorista, pero orientado hacia las ventas, se trasladaron a las ventas, principios antes aplicados sólo a la producción, pero sin preocuparse mayormente por el interés del consumidor por el producto. «-Que me pidan el coche del color que deseen, siempre que sea negro», clamaba Ford.
Henri Fayol:
Atribuía sus logros al sistema administrativo que él aplicaba y que luego expusiera en su obra Administración industrial y general. Se ocupó de las funciones propias de la dirección de la organización: técnica, comercial, financiera, de seguridad, de contabilidad y administrativa.
Generalizando el carácter de la administración, señaló que esta función se integra por cinco elementos: previsión, organización, mando, coordinación y control, estructura conceptual que, con pocas variantes, ha perdurado hasta hoy.
El modelo de Fayol fue sintetizado en 14 principios:
La división del trabajo.
La autoridad y la responsabilidad (la segunda como corolario de la primera).
La disciplina.
La unidad de mando.
La unidad de dirección.
La subordinación de los intereses particulares al interés general.
La remuneración (justa, razonable recompensa al esfuerzo).
La centralización.
La jerarquía.
El orden (un lugar para cada uno y cada uno en su lugar).
La equidad.
La estabilidad del personal.
La iniciativa (como gran fuente de fuerza en los negocios).
El espíritu de equipo (la unión hace la fuerza).
Si Taylor fue el gran impulsor de la ingeniería industrial de principios de siglo, Fayol puede ser identificado como el padre de la administración científica.
George Elton Mayo (1880-1949):
Mayo estaba influenciado por las ideas mecanicistas de la época pero a raíz de las evidencias obtenidas en los experimentos que condujera entre 1927 y 1932 en los talleres de General Electric, en Chicago, que replanteó substancialmente sus ideas.
En el primero de estos estudios se trataba de analizar el efecto de la iluminación en el trabajo, habiéndose asumido la premisa fisiológica de que, al mejorarla, se aumentaría la productividad. Se operó a tal fin con dos grupos de trabajadores: uno piloto y otro de control. Al grupo piloto se le aumentó gradualmente la iluminación en sucesivos días, mientras que a la del grupo testigo se la mantuvo inalterada. Tal como se esperaba, el primero aumentó su producción. Pero he aquí que, para sorpresa de los investigadores, el segundo también la aumentó. Entonces se decidió reducir la iluminación del grupo testigo. Aún así, la producción de éste volvió a subir. Se probó que la autoestima, la motivación y la satisfacción de la persona que trabaja son más importantes que cualquier sistema de iluminación.
Mayo y sus colaboradores realizaron otros experimentos e investigaciones, que fueron cambiando el foco de atención de la necesidad del buey robusto de Taylor, hacia los factores sociales del trabajo, dando origen así a las relaciones humanas.
También se replanteo el aspecto económico del trabajo, dado que las condiciones no económicas y las sanciones afectan significativamente la motivación, la conducta y la felicidad del operario, por lo que limitan en gran medida el efecto de los planes de incentivo monetario.
Se aceptó que la especialización a ultranza no es la forma más eficiente de división del trabajo; que los obreros no reaccionan a la conducción como individuos, sino como miembros de grupos. Se reconoció la diferencia entre la jefatura formal y la informal.