Portada » Psicología y Sociología » 7 Virtudes para una Vida Plena Inspiradas en ‘El Monje que Vendió su Ferrari’
Inspirado en las enseñanzas de El Monje que Vendió su Ferrari, este documento explora siete virtudes esenciales para mejorar tu vida y alcanzar la plenitud.
Entrena tu mente para enfocarte en lo positivo. Desterra pensamientos negativos como la nostalgia del pasado, la ansiedad y los miedos infundados sobre el futuro. Encuentra el lado bueno en cada situación. Controlar tus pensamientos y reacciones te permite tomar las riendas de tu destino.
La concentración es fundamental para dominar la mente. Enfócate en la tarea que tienes entre manos. No te preocupes por las opiniones de los demás si estás seguro de que estás haciendo lo correcto.
Persigue tus objetivos con determinación. La felicidad duradera se encuentra trabajando constantemente para alcanzar tus metas y avanzar en la dirección que has elegido.
Sé más eficaz en tu trabajo, no solo trabajes todo el día. Imprime pasión a todo lo que haces. Recuerda: el hombre feliz no es el que hace todo lo que le gusta, sino al que le gusta todo lo que hace.
Disfruta del proceso diario y de las cosas cotidianas. No hay alegría verdadera en la inactividad. El secreto del éxito es la constancia en tus propósitos.
Mejora constantemente en todos los aspectos de tu vida: salud, nutrición, deporte, desarrollo personal y espiritualidad. Practica el «kaizen» japonés, esforzándote cada día por ser mejor.
Las personas realizadas hacen cosas cada día que a otros no les gusta hacer. El miedo es un «monstruo mental». Enfréntalo haciendo lo que temes (por ejemplo, si tienes miedo de hablar en público, da 20 conferencias).
La falta de fuerza de voluntad es una enfermedad. Entrena tu fuerza de voluntad y disciplina realizando pequeños actos de coraje (haz cosas que no te gusten). La fuerza de voluntad transformará tus pensamientos negativos y débiles.
El tiempo es finito. Aprovecha cada momento. Planifica y dedica tiempo a las cosas importantes de tu vida: tu familia, tu desarrollo personal, etc.
Sé una buena persona, bondadoso y trabaja para mejorar la vida de los demás. Sirve desinteresadamente.
Saborea las pequeñas cosas y los placeres de la vida, disfrutando de cada momento. La felicidad está en el camino, no en el destino.
Aprende más, ríe más y haz lo que siempre has querido hacer. Comparte tiempo con los demás (familia, amigos, etc.). Practica «el arte de la gratitud», dando gracias todos los días por lo que tienes. Esto te ayudará a vivir en el presente.
Dominique Loreau descubrió durante sus años de estudio en Japón que la simplicidad enriquece la vida, liberando de prejuicios, restricciones y cargas. Practica la austeridad en las posesiones, la sencillez en el atuendo, la claridad en los pensamientos y la frugalidad en la comida. La simplicidad consiste en poseer poco para encontrar la libertad de llegar a lo esencial, lo que se traduce en elegancia, bienestar, serenidad y belleza. Se trasladan las enseñanzas del zen a la vida cotidiana.
Al principio, Edward le preguntó a su maestro (Suzuki Roshi) si tenía algún consejo para él. La respuesta fue: «Cuando laves el arroz, lava el arroz, cuando cortes las zanahorias, corta las zanahorias y cuando remuevas la sopa, remueve la sopa».
En una entrevista, Edward comentó:
«Tenía 19 o 20 años cuando empecé a cocinar. Hoy en día, estamos demasiado ocupados ganando dinero en trabajos que no nos interesan. Todo lo que sea manual no tiene mucho éxito: la cocina, la carpintería, la mecánica, la fontanería, la jardinería, etc. Si la gente se dedicara a trabajos más sencillos como coser, cocinar o cuidar el jardín, se sentiría más satisfecha. De actividades como ver la televisión no se obtienen las mismas satisfacciones. Trabajar con nuestras propias manos es más enriquecedor, no importa la actividad. Cualquiera de estas actividades te dará la sensación de estar en conexión con el resto del mundo, de estar trabajando con las cosas de este mundo. Si hoy eres una persona de éxito, lo que haces es contratar a un cocinero o a una chica de la limpieza para que te hagan estos trabajos. Nadie coge una escoba para barrer el suelo, entonces ¿para qué disponemos de nuestras manos? Para llevarnos las patatas fritas a la boca y para manejar el mando a distancia».
«Nuestras vidas están ocupadísimas, tenemos muchos miedos pero muy poca felicidad, así que la gente busca sentirse llena a través de la diversión (viendo 6 horas la televisión sin comunicarse con otras personas). En el año 1283, Dogen (Fundador del Zen en Japón) escribió un libro de cocina en el que animaba a los lectores a descubrir a Buda lavando arroz o amasando».