Portada » Historia » 2º gobierno de Adolfo Suárez 1977-1979
Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey.
Se entiende por Transición al cambio gradual y pacífico desde la dictadura a la democracia que se llevó a cabo desde la muerte del general
Franco en 1975, hasta el triunfo del PSOE en las elecciones de 1982. Esta transición fue impulsada por el rey y el Presidente del gobierno, Adolfo Suárez y contó con el apoyo del pueblo español, los partidos políticos, los sindicatos y organizaciones sociales.
Don Juan Carlos asumía ante las cortes franquistas la Jefatura del Estado y juraba fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y a las Leyes Fundamentales.
En esta etapa inicial se muestra la figura del monarca como el más importante motor del cambio político; tuvo enorme importancia el papel de Torcuato Fernández Miranda, nombrado presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, lo que permitíó el control de estas dos instituciones para su posterior reforma. En 1975 las fuerzas políticas más significativas eran:
• Los Franquistas, entre los que hay que diferenciar el llamado búnker, con Blas Piñar, y los aperturistas, convencidos de la necesidad del cambio, como Fraga, Areilza, y Adolfo Suárez.
• Las fuerzas de oposición, entre las que hay que diferenciar a la derecha liberal, los nacionalistas y las diferentes fuerzas de izquierda PCE y PSOE que junto al PNV y UGT formaron la Plataforma de Convergencia Democrática.
Los primeros momentos de la monarquía de Juan Carlos I estuvieron caracterizados por la indefinición, atrapado entre las presiones de los inmovilistas y la agitación social por parte de la oposición democrática. El Rey, finalmente, no encontró otra alternativa que forzar la dimisión de Arias, tras unas declaraciones en la prensa norteamericana (revista Newsweek) en las que calificaba al presidente “como un desastre sin paliativos”.
Es elegido entonces Adolfo Suárez González como presidente del gobierno, su labor se caracterizó por la rapidez en la elaboración de un proyecto de reforma y su agilidad en neutralizar a la oposición. El primer paso, en Septiembre de 1976, fue la elaboración de la Ley para la Reforma Política, que establecía un procedimiento para la creación de unas nuevas Cortes, elegidas por sufragio universal directo cuyo cometido era realizar las reformas que se consideraran pertinentes. Fue aprobada por las Cortes franquistas en Noviembre de 1976, y después aceptada por la nacíón en un referéndum. Tras la aprobación de la ley, se convocaron las primeras elecciones para el 15 de Junio de 1977.
Los sectores más inmovilistas del franquismo, debido principalmente por los atentados terroristas de ETA y el GRAPO, empezaron a conspirar para organizar un golpe militar, por lo que Adolfo Suárez nombró al teniente general Gutiérrez Mellado, figura clave para controlar el peligro golpista en el Ejército. El clima previo a las elecciones fue de mucha tensión en España a raíz del asesinato de un estudiante en una manifestación pro-amnistía por parte de los Guerrilleros de Cristo Rey, el secuestro del general Villaescusa, por parte del GRAPO y la matanza de Atocha de cinco abogados laboralistas del PCE en Atocha por grupos de pistoleros de extrema derecha.
A continuación Adolfo Suárez, en 1977 legalizó el PSOE y otros partidos de izquierda, como el PCE; los sindicatos y una amnistía de presos políticos. También se llevó a cabo la formación de nuevos partidos, como la UCD de Suárez o Alianza Popular, y por último se produjo la renuncia dinástica de Don Juan.
Tras las elecciones del 15 de Junio de 1977, Suárez formó su segundo gobierno (Julio 1977-Abril 1979) para elaborar una Constitución y hacer frente al terrorismo de ETA y al peligro golpista.
Para estabilizar la situación económica, se firmaron en Octubre de 1977 los Pactos de la Moncloa que eran unas medidas frente a las dificultades económicas. Su objetivo era establecer un consenso con medidas para equilibrar la balanza de pagos y aumentar las exportaciones.
Las Cortes elegidas en 1977 se convirtieron inmediatamente en Cortes Constituyentes.
Se eligió una Comisión Constitucional y esta eligió a siete diputados, los padres de la Constitución, para elaborar un proyecto constitucional aprobado en referéndum el 6 de Diciembre de 1978. La Constitución de 1978, es una de las más breves de la historia.
En su parte dogmática cabe destacar: España como un Estado social y democrático de Derecho; la soberanía nacional en el pueblo y la forma del Estado es una monarquía parlamentaria; castellano como lengua oficial; compatibilidad de la unidad de la Nacíón con el derecho a la autonomía; se recogen derechos individuales, la libertad ideológica, religiosa y de culto, y algunos derechos sociales. En su parte orgánica: Separación de poderes; Cortes bicamerales con poder legislativo elegidas por sufragio universal; El Gobierno con poder ejecutivo, el presidente del Gobierno es investido por el poder legislativo, y el Rey es el Jefe del Estado; Los Jueces y magistrados ejercen el poder judicial; y es difícil de reformar.
Tras unas nuevas elecciones, Suárez formó su último gobierno (Abril 1979-Febrero de 1981), y aumentó la violencia terrorista de ETA y GRAPO que ocasionaban drama en las víctimas y una excusa perfecta para fomentar el golpismo. Hubo tensiones autonómicas, divisiones en el seno de la UCD y ruptura del consenso entre las fuerzas políticas, que acabaron con la dimisión del presidente del gobierno en Enero de 1981. También ocurríó la puesta en marcha de la España de las autonomías. Suárez optó por el restablecimiento formal de la Generalitat en Septiembre de 1977, se creó el Consejo General Vasco, y se crearon por decreto-ley, organismos preautonómicos.
El gobierno de UCD optó por impulsar la generalización del principio de autonomía regional. Había requisitos para que los territorios pudieran constituirse en Comunidades Autónomas usando dos vías: la rápida (en comunidades históricas, referéndum en Andalucía, y la lenta (resto). Las Comunidades Autónomas que se constituyeran tendrían un Estatuto de Autonomía en el que se recogerían las competencias que asumían y que deben ser aprobados por las Cortes Generales. La Constitución también establece el principio de solidaridad y el equilibrio económico entre las distintas regiones del territorio español.