Portada » Lengua y literatura » 10 poemas del modernismo
La poesía de la segunda mitad del siglo XIX, exceptuando las obras de Bécquer y de Rosalía de Castro, era una poesía prosaica y vacía. Los poemas de Campoamor o Núñez de Arce se caracterizaban por tratar temas banales en un tono ligero y una retórica desprovista de lirismo, todo ello en consonancia con el espíritu burgués, acomodado y práctico de la época.
En medio de una crisis espiritual como la que sobreviene por toda Europa a finales del siglo XIX, los nuevos artistas se van a alzar contra la ramplonería, la vulgaridad y el mercantilismo de la obra de arte burguesa. En España, la poesía tendrá que aguardar al desembarco de Rubén Darío, el poeta nicaragüense iniciador del Modernismo, para encontrar de nuevo el rumbo perdido de la lírica.
Los autores españoles modernistas más destacados son Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.
Antonio Machado tiene unos inicios modernistas en la línea del simbolismo y la subjetividad (línea escapista), aunque luego evoluciona a una poesía en la línea temática de la Generación del 98, en la que el intimismo del poeta muestra existencialismo y preocupación por el entorno. En lo que respecta a Juan Ramón Jiménez también se produce una evolución desde el Modernismo hasta llegar a una poesía más bien antimodernista: sencilla, desnuda de artificios, a una poesía pura.
El escritor adopta un estilo de vida acorde con su concepción del arte: la bohemia. Su dedicación excluyente a la literatura como a una religión, lleva aparejada el desprecio del sentido comercial y burgués de la vida. Su mundo es el de los cafés, las tertulias, la noche. Pero su altivez de artista contrasta casi siempre con su miseria material. En este sentido, sus poemas se convierten en la riquísima compensación imaginativa de su extrema pobreza. Valle-Inclán inmortalizará para siempre este modo de vida en Luces de bohemia.
Antonio Machado
Antonio Machado, estudiará en Madrid en la Institución Libre de Enseñanza, y durante unos viajes que hizo a París (1899 y 1902), donde trabajó como traductor, se puso en contacto con las nuevas corrientes poéticas: el simbolismo y sobretodo el modernismo. A su vuelta a Madrid, publicará soledades (1903) y su primer libro de poemas en el que se reflejan estas influencias, aunque hay que aclarar que lo ensencial de su poesía fue la búsqueda de sí mismo y una reflexión permanente sobre el sentido de la vida, el tiempo y la muerte.
Este libro era la respuesta de Machado a las corrientes simbolistas en poesía que buscaban nuevos caminos para la expresión poética del yo íntimo que anida en el interior del hombre. El libro en ese momento tenía 60 poemas, y en 1970 añadirá 36 poemas más, y pasará a llamarse Soledades, Galerías y Otros poemas. Presenta una temática muy variada pero, se trata del libro de las emociones: el dolor, los recuerdos, la melancolia… Además tiende a eliminar los elementos narrativos de sus poemas para expresar su reflexión sobre las cuestiones existenciales, como la angustia por el paso del tiempo y la inevitabilidad de la muerte. Para ello, Machado utiliza ciertos simbolos, como pueden ser la fuente, el camino, el atardecer…
Es un libro que recoge un conjunto de poemas sobre temas muy variados como el paisaje castellano, la decadencia cultural y un romance sobre una leyenda soriana: La tierra de Alvargonzález
En este libro se observa la apasionada mirada del poeta ante la belleza del paisaje castellano pero también una crítica ante la indiferencia de sus gentrd, adormecidas aún opr las viejas historias de un pasado glorioso muy lejano. Esta toma de conciencia relaciona al autor con los de la “Generación del 98”Cuando Leonor fallece, el autor se traslada a Baeza donde encuentra una situación social y económica distinta, lo que hace surgir en sus versos nuevos motivos poéticos como la denuncia de la injusticia social. A partir de aquí, aparecen unos poemas en los que Machado toma partido por el hombre, por la justicia y por el compromiso de regenerar España mediante la cultura y el trabajo. Algunos versos, serán la expresión de dicho compromiso que irá aumentando. (Por ejemplo: El mañana efímero)
Antes de fallecer su esposa, el autor muestra la ilusión de que ocurra un milagro de la primavera en ella, como dice en uno de sus poemas. Pero cuando muere, vuelve a la linea intimista y dolorida d su poesía intentando consolarse de alguna forma a través de los sueños y pensando en el reencuentro con ella en la eternidad. Sin embargo, no es un creyente, sino un hombre que quiere creer.
Machado sigue la corriente de su padre, que era folklorista y publicó varios libros sobre los cantares populares andaluces, con Proverbios y Cantares que son unos poemas muy breves que recogen sus meditaciones acerca del hombre y del mundo. Estos versos son una nueva forma de concebir la poesia: breve, densa y unida a la canción popular.
Se trata de una colección de cancioncillas de inspiración popular y un conjunto de proverbios y cantares en el que el poeta refleja sus pensamientos y preocupaciones y además se observa una orientación diferente ya que triunfa la reflexión sobre la emoción.
En este año, Machado toma partido por la República. Y aquí reune las poesías de esta etapa de su vida. Entre ellas destacan “El crimen fue en Granada”, dedicada a la muerte de Lorca y “La muerte del niño herido” en la que se refleja el dolor de las víctimas anónimas de la Guerra Civil.
Al principio se formó en ciertas direcciones del Simbolismo y del Modernismo, aunque el suyo fue un modernismo intimista. A la vez, comienza a buscar una sobriedad, una densidad y una sencillez extraodinarias, queriendo hablar de los sentimientos universales del hombre con “unas pocas palabras verdaderas” y por esto huye de la metáfora. Su poesía es densa y profunda porque se basa en la presencia de sustantivos y adjetivos. El adjetivo para el era mucho más valioso que la metafora porque era la matización del sustantivo en su temporalidad.
El simbolismo cala hondamente en la poesía de Machado, apoyado por el carácter del poeta. La implicitación y la profundidad que aportan los símbolos iban muy bien con su concepto de poesía. El poeta utilizará los símbolos como sustitutos de sus obsesiones. Además, de algunos simbolistas franceses tomará algunos simbolos, por ejemplo de Verlaine toma los paisajes sombrios, a melancolía otoñal y la puesta de sol como paisaje subjetivo.
-> La tarde: es un tema clave sobre el que gira el mundo lírico del primer Machado. De los 96 poemas de Soledades, 36 hacen referencia a la tarde y sus símbolos, totales o parciales, como el ocaso, el sol que muere o el crepúsculo. La tarde para él no es otro momento cronológico del día, sino que está dotada de una serie de cargas afectivas que aparecerán modificadas por los distintos adjetivos que utiliza. El adjetivo elegido por el poeta es el delimitador entre una serie de posibilidades de definicion que ayudan a que Machado proyecte su propio estado de ánimo sobre el medio circundante
-> El camino: se vincula no sólo a muchos versos sino que también da nombre a toda una serie de poemas dentro de “soledades” titulada “Del camino”. Machado expresa la relación tiempo-espacio con este símbolo. Caminar es vivir, pero el camino no está hecho, hay que hacerlo cada día y al final del camino aparece de nuevo la muerte. Entendido así, la vida la vida aparece como pura transitoriedad. El camino es también el enlace del poeta con un espacio determinado: Soria o Andalucía.
-> El agua y la fuente: en su poesía rara vez son elementos decorativos. Si aparecen en un entorno bello, agua y fuente serán intensificadores de la belleza pero si aparecen en un mundo hostil, serán así mismo motivo de pena. La fuente es a su vez símbolo de la melancolía y cantará las tristezas del tiempo perdido o el dolor de la existencia.
-> Las galerías: surge de la necesidad que tiene el poeta de dar nombre a su confuso mundo interior. A veces aparecen como los intrincados caminos que siguen los sueños para desvelar el interior oculto del poeta.
-> El espejo: devuelve al poeta su imagen externa por lo que le ayuda a reconocerse. También le ofrece, a veces reflejados en él, momentos del pasado con lo que Machado recupera el tiempo perdido en la lucha que mantiente contra el olvido y la muerte.
-> La doncella misteriosa: no es una amada real; este símbolo, aprendido de Becquer, representará el mundo espiritualdel poeta.
-> Simbolos religiosos: abundantes en poemas que tienden a la instrospección. Tanto para Machado como para J.R.J la poesía representa una especia de sustituto de la plegaria en un ambiente en el que la fe ya no rige, pero en el que se echa de menos alguna forma de exaltación espiritual.
-> Simbolos de la soledad: son pevuliares en el autor ciertos paisajes que describen, en medio del silencio, el sonido del viento o del agua. Del mismo modo que un arbol, solo en medio de un paisaje desolado, da más sensacion de soledad que un paisaje absolutamente desnudo, así se siente más acusado el silencio cuando es interrumpido por un sonido único. Y esto es lo que sucede en algunos poemas de Machado en los que utiliza del viento o del agua como simbolos del silencio y a la vez como simbolos de soledad.
Tuvo una infancia feliz y un carácter extremadamente sensible. A los 17 años escribe sus primeros versos bajo la influencia de Bécquer, Ruben Darío y los poetas simbolistas franceses. Fue muy importante su relación con la Residencia de Estudiantes, donde conoce a su esposa y viaje a EEUU donde entrará en contacto con la poesía en lengua ingleda. En 1956 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Es casi siempre muy subjetiva y gira en torno a las tres vocaciones del poeta a sus tres obsesiones vitales: la mujer, la poesía, y la muerte. Por otro lado, concebía la poesía en un proceso de permanente perfeccionamiento, de obra en marcha, en un ininterrupido proceso de depuración hasta el punto de que al morir dejó una nueva revisión de su poesía que modifica y reconstruye sus poemas anteriores: asi muchos de los que fueron escritos en verso libvre adquieren forms de prosa.Para él, el poeta es el que encuentra la palabra exacta para nombrar las cosas en toda su plenitud. Esta nueva forma de presentar la realidad hace que todo parezca nuevo ante nuestros ojos.
Juan Ramón comienza a escribir muy temprano (con 17 años, en 1898). Son poemas de un postromanticismo becqueriano y de un tono adolescente. Sin embargo, en esta época escribe también algunos poemas en los que acusa el influjo modernista (en 1900, Almas de violeta y Ninfeas). Gran parte de estos poemas responden a un Modernismo sensorial. La crítica no le fue favorable a este tipo de literatura, por lo que el mismo autor renegaría más tarde de estos poemas.Su primer gran libro y por lo tanto es más destacado de esta etapa es Arias tristes (1903). En este libro, sí que encontramos una poesía “vestida de inocencia”, es decir, sencilla de formas, contenida, transparente de emoción. El acento becqueriano es evidente. Los sentimientos de soledad, de melancolía, o los temas del paso del tiempo y de la muerte, son propios de ese neorromanticismo que penetra en el espíritu modernista o de un intimismo simbolista. La impronta del Simbolismo es en él, como en Machado, decisiva. Pero la versificación (predominio de octosílabos y rima asonante) la tenue musicalidad y el lenguaje sobrio sitúan a esta poesía al margen del Modernismo más ornamental y sonoro. También de 1903 es la obra Jardines lejanos.
En esta etapa, Juan Ramón compone poemas que recogerá, entre otros, en los siguientes títulos: Elejías (tres libros), La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, Sonetos espirituales…Estas son las obras en las que Juan Ramón adopta los “ropajes” del Modernismo. Sin embargo su poesía no llegará a ser tan “fastuosa de tesoros” como la de Rubén Darío. Típicamente modernistas son la utilización del color y de otros elementos sensoriales, la adjetivación brillante, ciertas imágenes, así como la aparición de ritmos amplios (el alejandrino es frecuente).Aun así, en esta época no faltan composiciones de estilo más sencillo que presagian la inminente depuración de su lenguaje poético. Nombremos como ejemplos El viaje definitivo o Primavera amarilla.A esta época (1914) corresponde Platero y yo, auténticos poemas en prosa. Junto a evidentes rasgos de estilo modernista, hay indicios de una voluntad de “pureza”.
Juan Ramón se acerca al Novecentismo, corriente literaria que, alrededor de 1914, criticaba el excesivo subjetivismo modernista y reclamaba un arte puro alejado de retóricas y sentimentalismos innecesarios.Un libro escrito en 1915, Estío, representa el primer paso claro hacia una nueva sencillez: vuelta al octosílabo, a la asonancia, preferencia por el poema breve, supresión de lo ornamental…La ruptura definitiva con el Modernismo se produce en 1916 con motivo de la publicación de Diario de un poeta recién casado publicado tras su boda con Zenobia Camprubí. El autor lo consideraría siempre “su mejor libro”.
Su novedad es asombrosa: han desaparecido el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros. Es, en efecto, una “poesía desnuda”, en la que se elimina lo anecdótico para dejar paso a la concentración conceptual y emotiva. Por eso predominan los poemas breves, densos, en versos escuetos y preferentemente libres, sin rima o con leves asonancias. Esta obra es además la crónica de un viaje interior, en el que el mar, omnipresente, simboliza la vida, la eternidad… incluso le sugiere la forma del verso libre.
Siguen otros libros en la misma línea: Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1923), Belleza (1923)…
Es la etapa de la poesía pura que consiste en buscar la palabra exacta que defina la esencia de las cosas. El interés de esta poesía no reside en los recursos que la adornan sino en su capacidad de desvelar la esencia de lo humano, la esencia de las cosas.
Dentro del libro Eternidades se encuentra el poema que comienza Vino, primero, pura el que el mismo poeta asociando metafóricamente su creación poética a una bella mujer, hace un repaso (que comentaremos) de estas tres etapas anteriormente comentadas de su poesía (neorromántica, sensitiva e intelectual).
Durante su exilio en América, Juan Ramón prosigue invariablemente su indagación poética, por encima de las circunstancias, cada vez más encerrado en sí mismo (“en su torre de marfil”) y atento sólo a su Obra, cada día más exigente y ambiciosa. A estos años corresponden, sobre todo, dos grandes libros: En el otro costado (1936-1942) y Dios deseado y deseante (1948-1949). En el libro El otro costado figura un largo poema en prosa, Espacio, que es la cima de la producción juanramoniana, según la profesora Aurora de Albornoz. Surge un poema de una exquisita Belleza, ensartando vivencias y preocupaciones del poeta con un ritmo fluyente.En el libro Dios deseado y deseante nos encontramos con una especie de extraño misticismo, o al menos por un anhelo metafísico: la sed de eternidad le ha llevado al contacto o a la posesión de un dios que se identifica con la Naturaleza, con la Belleza o con la propia conciencia creadora. Al mundo creado por el poeta viene a habitar un dios creado también por él:
Juan Ramón es, en el siglo XX, la máxima encarnación de una de las maneras de concebir la poesía: búsqueda solitaria de Belleza y Absoluto. Por ello sirvió de faro los poetas puros y para los componentes del grupo poético del 27; rodos ellos, en su juventud, al menos, recibieron su influencia.Los poetas de la posguerra, acuciados por las preocupaciones sociales, se distanciarán de su estética. Pero con la aparición de los poetas “novísimos”, preocupados por la renovación del lenguaje poético, Juan Ramón vuelve a ser un punto de referencia fundamental.Juan Ramón Jiménez ocupa un lugar privilegiado junto a los grandes líricos de nuestra literatura como poeta de excepcional sensibilidad y modelo para los poetas posteriores.Muere en 1958, dos años después de haber recibido el Premio Nobel y de haber muerto su esposa Zenobia.